dieciséis☆

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Podría llorar justo ahora, puedo sentir mis ojos arder, un nudo en mi garganta y sin mencionar las miles de dudas que rondan por mi cabeza. Luke aparta la mirada de la mía y se baja la camisa, cubriendo el gran golpe en su pálida piel, internamente agradezco porque no hubiese podido seguir viéndole. Me he mareado.

—Dios, ¿Qué te ha pasado? —es lo que logro decir, me llevo una mano a mi boca con preocupación, pero Luke sigue sin querer decirme algo—. Luke, ¿Quién te hizo eso?

—Juliette, déjalo estar —me pide, ni siquiera me sobresalto cuando agarra mi otra mano entre las suyas, deja una suave caricia, para tranquilizarme… pero es que no pienso dejarlo estar, quiero decir, si le sucedió algo malo y corre riesgo debemos reportarlo.

— ¿Fue Ashton?

— ¿Qué?

— ¿Fue él?

— ¡No!

Ambos nos quedamos viendo, la expresión de Luke ahora es de fastidio, me ha soltado la mano.

— ¿Entonces quién? Luke, luce fatal, no es un simple rasguño —empiezo, él solo me ve serio—. Si no fue Ashton, entonces, ¿Fue uno de esa gente del barrio donde viven ellos o…?

—Para, Juliette —demanda ya cansado de mi parloteo, le veo suspirar despacio. Quisiera poder saber para ayudarle en algo.

—Luke, confía en mí…

Sus ojos azules parecen confusos, puedo leer cierto conflicto.

—Fue mi padre.

Es como si el aire hubiese abandonado mis pulmones, me he quedado estática al escucharle decir eso, lo ha dicho tan bajo, pero casi espetándolo con amargura. Comienzo a negar lento, sin poder crearlo. Luke pone los ojos en blanco al ver mi reacción.

—Es una broma, ¿no? —cuestiono.

—Maldición, no, querías que te dijera la verdad, ahí está tu verdad, Juliette.

Me quedo mirándole, aun sin procesar lo que me dice. El pastor Hemmings no sería capaz de hacer algo como eso, ¿No? Dios, qué lio.

— ¿Por eso faltaste? —decido preguntar, bajo la mirada a su abdomen ya cubierto y luego a sus ojos, que me observan con recelo.

— ¿Tú qué crees? —espeta—. Me levanté sintiéndome horrible, apenas podía moverme, mamá le convenció para que me quedara, el muy imbécil quería que fuese a como me dejó, qué pedazo de basura.

— ¿Tú mamá es consciente? —mi voz sale baja, con repelo ante la idea de lo que debe de vivir Luke. Puedo sentir cómo una gota tibia resbala por mi mejilla, estoy abrumada con toda esta situación.

Luke frunce el ceño al darse cuenta que estoy llorando en silencio a su lado y no tarda en cambiar su semblante por uno de simpatía, lleva una mano hacia mi rostro, pasa su pulgar por mis cachetes húmedos, retirando los restos de lágrimas.

— ¿Por qué lloras? —susurra, cerca de mí. Me encojo de hombros.

—Por ti —confieso. Y la mirada que me da no sabría clasificarla.

Luke se levanta de la cama, me toma de la mano y nos saca de su habitación, estando en el pasillo, se gira hacia mí para volver a limpiar mi rostro, nos quedamos unos segundos en silencio, quisiera poder decir algo, pero sé que volvería a llorar.

Bajamos las escaleras, Luke pisa con fuerza los últimos escalones, creo para llamar la atención de nuestros padres, que ahora están sentados en los muebles claros de la sala. Todos nos quedan viendo y no puedo evitar esconderme detrás de él.

dear god | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora