veintiuno☆

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Luke desapareció después de que el culto dio su fin, no lo volví a ver, intenté buscarlo en el estacionamiento una vez terminé de hablar con Michael, pero me llevé la sorpresa de que el auto de los Hemmings ya no estaba.

Me había ido con mis padres luego de que ellos terminaran de despedirse y mi madre recibiera más felicitaciones por su cumpleaños. Quise ponerle un mensaje a Luke, pero me aguanté, tampoco quería lucir desesperada, si fuese una emergencia la que había sucedido para que se fuese tan deprisa, él hubiese avisado.

Y ahora mientras me escondo en mi habitación porque para nuestra sorpresa, Karen, la madre de Michael, había organizado una mini reunión en nuestra casa, trajeron globos y un gran pastel para mi madre. Así que la casa estaba llena de sus “hermanos”, llegaron poco a poco y al ver que los Hemmings no aparecían, decidí venir a mi cuarto.

Todo esto me hace soltar largos suspiros de cansancio, quisiera poder estar en silencio, sin oír las voces y risas de los demás. Además, los zapatos me están estorbando, pero no puedo quitármelos aun.

Veo con recelo mi celular que está sobre mi cama, dudo sobre si debería marcarle al rubio, me digo que no debo, sin embargo lo tomo, sentándome en el borde, me dejo caer en la superficie cómoda, alzo mi celular y lo desbloqueo.

Luke ha subido una historia a Instagram, toco su foto de perfil y frunzo el ceño al notar que solo es una foto en blanco y negro de un cuadro extraño. ¿Dónde diablos está? Fue posteado hace una hora, justo después de que terminó el culto.

Me quedo analizando el cuadro, es un paisaje de una playa animada y hay dos niños en el centro corriendo al agua.

A los segundos tocan a mi puerta, pero no dicen nada, gruño por la molestia de levantarme y voy a ver quién es.

— ¿Qué haces aquí? —suelto anonadada. Luke me observa con una sonrisa ligera, su postura es tranquila, se ha cambiado de ropa porque no lleva la misma que usó en la iglesia, va más casual, hasta su cabello está menos perfecto.

—Pues resulta que los Clifford avisaron a mis padres sobre la celebración del cumpleaños de tu madre.

—Eso me lo supuse, me refiero aquí, en mi habitación, ¿Cómo supiste qué puerta era?

— ¿Me vas a dejar entrar sí o no? —cuestiona divertido, pongo los ojos en blanco, pero le doy acceso, haciéndome a un lado. Cuando Luke entra se queda viendo las paredes y estantes de mi habitación, luce entretenido mientras observa mis repisas con fotos—. Contestando a tu pregunta, tu madre me dijo que podía hallarte en la segunda puerta a la derecha.

Se me hace increíble que mi madre haya dejado subir a Luke a mi habitación, pero lo dejo estar. Me dirijo a mi cama y me siento en una esquina.

—Te busqué luego en la iglesia, pero ya se habían ido.

Luke gira para encararme, se acerca a mí y se sienta a mi lado, trato de no hacer ningún movimiento brusco para no tocarle, aun me pone nerviosa su cercanía.

—Mi padre recibió una notificación de las alarmas de seguridad de la casa, tuvimos que ir a revisar.

—Oh, Dios, ¿Está todo bien? ¿Se metieron a robar? —le interrumpo, ignorando mi postura regida, para acomodarme hacia su dirección.

—No, fue solo una falsa alarma, se activó sola —contesta tranquilo, frunzo el ceño y relajo mis hombros, encorvándome. Luke se inclina hacia atrás apoyándose con sus manos en mi cama—. Tuvimos que desactivarla manualmente porque no dejaba de sonar.

—Qué raro.

—Sí, demasiado.

— ¿Fuiste a otro lugar después? —no puedo evitar preguntar, Luke entrecierra sus ojos azules y reprime una sonrisa. Trepo más en la cama y me inclino hacia él—. Cuéntame.

dear god | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora