— ¿Querida, estás bien?
Aparto la mirada de la ventana para encontrarme con la mirada de mi padre a través del espejo retrovisor, presiono mis labios en una fina línea y asiento.
—La comida me cayó pesada, creo —respondo y eso le complace porque sigue manejando tranquilo. Y la verdad es que la comida no fue lo único que me cayó pesado.
Al despedirnos de los Hemmings, jamás me había sentido tan mal en mi vida, el ver a los ojos a aquel hombre sabiendo lo que le hacía a su mujer e hijo... repulsión. ¿Por qué alguien haría algo como eso? ¿Por qué tiene que esconder su violencia detrás de Dios?
Al llegar a casa voy directo a mi habitación, me cambio por mis pijamas y voy a encerrarme al baño, mojo mi rostro y cepillo mis dientes. Me quedo unos minutos ahí, viéndome al espejo mientras trenzo mi cabello para luego ir a la cama.
La mirada de Luke llena de vulnerabilidad sigue marcada en mi mente, hasta sueño con ella cuando me voy a dormir.
***
Mamá me pregunta dónde voy cuando me ve arreglada, frunzo el ceño y veo a mi vestimenta... no estoy arreglada, no es como si me tomé más tiempo del necesario alistándome solo porque voy hacia la casa de Luke, no, claro que no.
—Te lo comenté más temprano —le recuerdo y ella solo alza sus cejas.
—Oh, pensé que no era algo seguro, en ese caso, no tardes tanto, ¿Sí? —hay una sonrisa llena de encanto, por supuesto que le fascina la idea de una posible relación seria entre Luke y yo. Si fuese otro muchacho pusiese peros.
—Vale, adiós —me despido a la vez que le doy un beso en la mejilla. Tomo mi bolso pequeño y me lo cruzo por el hombro al salir de casa.
Peino con mis manos mi largo cabello colocándolo hacia un lado. Traté de vestirme lo más cómoda posible, pero también que se viese bonito. Unos jeans de tiro alto y una camisa lila de abotonar con bordes de flores y mis zapatillas negras.
— ¡Juliette!
Mi nombre es gritado desde la otra calle, quisiera hacer como si no he escuchado, pero es imposible teniendo en cuenta que Michael ya está en la acera de mi casa. Bajo los escalones del porche, yendo a su encuentro.
—Hey, Michael —saludo, veo la hora en muñeca y suspiro.
— ¿Vas a algún lado? —me pregunta y yo asiento.
—Sí, iba saliendo.
—Oh, entiendo, solo quería hablar contigo, ya sabes, como antes, cuando solíamos ser amigos.
Frunzo el ceño y suelto una risa ante la bobería que ha dicho.
— ¿De qué hablas? Seguimos siendo amigos, Michael.
—Pues no pareciera, con eso de que ahora te la pasas más pegada a Luke, pensé que no te agradaba —argumenta, me cruzo de brazos, viéndole directo a sus ojos verdes.
—Luke no es un mal chico, deberías de dejar tu prejuicio.
—Ya veo, te ha lavado el cerebro.
—Michael, ¿Es en serio? —espeto, ya cansándome con su actitud. Michael niega y copia mi postura.
—Juliette, solo extraño a mi amiga, a la vieja Juliette.
— ¿A la vieja Juliette? —interrogo con confusión.
—Luke te ha cambiado.
—Bueno, pues qué bien —contesto, tomándole por sorpresa, alzo mis brazos en señal de exasperación y retrocedo unos pasos—. Nos vemos, Michael.
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dear god | lrh
FanfictionJuliet Sheldon ya no le temía a las prédicas sobre el Apocalipsis o cómo era el infierno y satanás porque con Luke Hemmings llegó a temer mucho más. // ashtonxiety 2019 // Gráficos por @sheisbea Portada por @d-dumb