catorce☆

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Es domingo, no quiero afrontar el día de hoy, pero simplemente no puedo faltar a la iglesia, mucho menos por un drama con un chico ¿Qué excusa les daría a mis padres? Jamás les contaría lo que ha estado pasando, ellos están bien en la ignorancia, así que básicamente he estado lidiando esto sola, estos días han sido demasiado raros para mí, luego de salir con Luke y sus amigos, me vino a dejar a casa, ni siquiera quise hablar en el camino, bastó con una despedida. Tengo que admitir que las palabras que dijo Ashton siguen repitiéndose en mi cabeza, como atormentándome, tiene razón. No debería seguir cayendo en el juego de Luke si no voy a tener algo con él, ¿Acaso quiero tener algo? Dios, qué lío.

Le lanzo una mirada rápida a mi celular que está reposando en una esquina de mi cama y me muerdo el labio inferior al recordar los mensajes que me mandó el viernes, todos preguntando si pensaba hablarle.

No quiero afrontarlo. Pero hoy es el día que probablemente eso suceda, no puedo huir de él ahí, sería sospechoso, digo, ¿Por qué evitaría a Luke, el buen hijo del Pastor Hemmings?

— ¡Juliette! —escucho el grito de mi madre desde afuera, avisando que es hora de irnos. Tomo mis cosas y salgo.

En el camino finjo que todo está bien, les sonrío a ambos y trato de prestarle atención a la música que ha puesto papá, pero mi cabeza está hecha un desastre.

Los Clifford llegaron más temprano que nosotros, por lo que Michael ya está sentado en una de las sillas de en medio, él al verme me saluda, le devuelvo el saludo a la distancia con cierta pena porque, sí, a Michael también lo he estado evitando. Quizás porque sé que él diría cosas sobre Luke sin saber y eso me haría molestar, evito eso.

Así que tomo lugar lejos, evitando su mirada confundida. Mis padres se fueron a hablar con los Hemmings, y por primera vez desde que entré, me enfoco en buscar al rubio engreído, pero no lo encuentro sentado en la primera fila, mucho menos cerca de sus padres ni hablando con algunos del círculo de los miércoles. Mi mirada se dirige a sus padres, la Sra. Hemmings sonríe a algo que le dice mi padre, el pastor Hemmings escucha atento en silencio, su postura un tanto rígida.

Tal vez esté afuera y no lo vi al entrar.

—Juliette, hola —la voz aguda de Mónica me hace sacudir mis pensamientos para ponerle atención a ella, su rostro me muestra una sonrisa, señala a mi lado y asiento, invitándola a sentar—. ¿Cómo estás?

Ah, Mónica, siempre preocupándose por todos, siempre dulce, siempre caritativa.

—Bien —respondo evasivamente, por las puertas de cristal entran ya varias personas, veo la hora, el culto no tarda por comenzar y Luke sigue sin aparecer—. ¿Y tú?

—Bien, gracias a Dios.

Hago un mohín parecido a una sonrisa. Me cruzo de brazos, sin saber qué decir, pero por supuesto que es ella quien sigue la conversación, y con un tema que era obvio que traería a colisión en algún momento.

— ¿Dónde está Luke? ¿No vino? —cuestiona, su mirada va hacia adelante, pero para mi decepción, él sigue sin aparecer.

—Creo que no, qué raro, siempre viene con sus padres —me encuentro diciendo, lo último más para mí que para Mónica.

—Ya sé, bueno, hablando de Luke…

Aquí viene.

Le veo expectante, no de mala manera, solo sabiendo que tendré que aparentar y ocultar lo que sé, lo cual me hace sentir mal, por eso evito el tema si puedo, pero sé que Mónica no lo dejará y ya es mejor salir de esto.

— ¿Son algo serio? Las demás y yo nos sorprendimos bastantes cuando él le pidió a tu padre permiso para llevarte a una cita.

Reprimo una risa al término “Algo serio” por alguna razón me causa risa pensar en una idea futura donde Luke y yo seamos una pareja, es descabellado de siquiera pensarlo, jamás sucedería.

dear god | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora