CAPITULO 18

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NARRADOR

El malestar en el estómago a Ana se le había pasado y por todo el día se la pasó haciendo todo lo que quería sin un pensamiento en su cabeza, se sentía libre, libre cómo el viento, tanto que se había olvidado que Christian le había dicho que pasaba a recogerla a la cinco de la tarde a su casa.

En eso de la nueve de la noche, se encontró con José que la invitó al un bar y sin pensarlo dos veces se fue con él. El bar era un bar gay y era un lindo puesto y las personas eran estupenda. No había pasado ni diez minutos que habían llegado que ya Ana había hecho amistades con todos los que estaban en el bar.

Unieron algunas mesas formando una grande mesa, dejaron un grande espacio libre para usarla con pista de baile, iniciaron a correr las bebidas, pero Ana no bebió a causa del malestar que sufrió en la mañana.

-José, tu dique no era hay?- Le preguntó Ana con mucha malicia a José que estaba llevándose la botella de la cerveza a la boca y se quedó inmóvil y aclaró los ojos como dos platos, parecía asustado. -calmate- Le dijo Ana. -no pienso decírselo a nadie- Ana río y enseguida José se enojó.

-yo no soy gay- José habló demasiado fuerte y el grupo que estaba sentado en la misma mesa de ellos lo escucharon.

-Ahyy, querido tu eres tan gay como lo soy yo- Quien había hablado era un chico con los cabellos teñido de rubio, vestido con un vestido corto hasta los muslo, tacos alto y un maquillaje bien marcado. El chico no tenía nada de femenino, la voz era bien gruesa, pero hacía un gran  efuerzo para que fuera femenil con muy poco resultados, pero era bien simpático como los demás, se llamaba Andrés, pero lo llamaban Andrea, cosa que de seguro el prefería.

José no dijo más nada dándose cuenta que era inutil negar lo que era evidente para ese grupo de persona igual a él.

-Muchos de nosotros vivimos negando lo que somos, lo negamos a nosotros mismo, pero sólo porque tenemos miedo de ser rifiutado, marginado de nuestra familia y de la misma sociedad, aquí en éste lugar todos podemos ser lo que somos, podemos ser libre.- José se conmovió de las palabras de Carol, una chica lesbiana.

A Ana de verdad que no le interesaban. Esos discursos tan dulce que le estaban iniciando a venir mal de diente y pensó que antes de que se metieran a llorar, abrazándose y consolándose todos uno con el otro, era mejor marcharse, pero antes de que ella se levantara de la silla uno de los chicos que se vestía de mujer grito al escuchar inicio de la canción I WILL SURVIVE de Gloria Gaynor.

El chico que se hacía llamar Winnie, con largos cabello rojo, vestido-a con un vestido rojo hasta la rodilla y bota que tocaban el ruedo del vestido de color roja también y maquillaje bastante exagerado, jaló a Ana por una mano para que lo acompañara a bailar.

-Ven cariño a bailar conmigo. Amo esta canción-. Como es de imagirselo, Ana fue sin ni siquira un desdén ya que como dijo Mia, Ana era negada en todo lo que tiene que ver con la música.

En poco tiempo la zona que servía de pista de baile estaba llena de personas que bailaban, Ana y Winnie, pero no duraron tanto en la pista de baile. Winnie volvió  cogiando, púes Ana en cuestión de un minuto la había pisoteado tanta de ésas veces que la pobre apenas podía caminar.

-Hija, podía decirme que no sabía bailar- le dijo Winnie mientras se quitaba la bota para masajear los píes.

-Yo se bailar, eres tu que tienes los píes demasiado grande-. Dijo Ana haciendo un adorable puchero, cuando Winnie estaba por decirle lo mentirosa que era vio ese adorable puchero y le causó hacer una tierna sonrisa. A Winnie le gustaba ésa chiquilla caprichosa, era una tierna pequeña.

ANASTASIA; MI PEQUEÑA TRAVIESA (THE GREY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora