CAPITULO 3

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NARRADOR

Cuando Ana cumplió seis años la inscribieron a la escuela y no paso ni siquiera un par de días que Ana iba a la escuela que el director mandó a llamar a Ray y Frank, diciéndole que tenía urgencia de verle a los dos en su oficina.

Como era de esperar Ray y Frank pensaron que la pequeña Ana había hecho una de la sus travesuras pero cuando el director le habló se llevaron una grande sorpresa.

Resulta que la pequeña Ana era lo que se podía decir una pequeña genia y esa escuela no era la indicada para ella porque la niña era tan inteligete que los maestro de la escuela primaria no tenían nada que enseñarle.

Eso fue de verdad una gran sorpresa porque ellos nunca notaron que la pequeña poseía tal inteligencia, aunque si sabían que era inteligente pero con sus malicias no en otras cosas.

Después de varios test Ana fue trasladada a una escuela de pequeños genios, lástima que ella era la más pequeña porque todos los demás no tenían meno de doce años.

La genialidad de Ana consistía en que era un pozo sin fondo y memorizaba todo en manera increíble, pero a pesar de todo era solo una niña de solo seis años y su capacidad llegaban solo ahí, aun ella no tenía el cerebro bastante maduro para asimilar lo que su cerebro almacenaba.

Ella podia resolver los cálculos matemáticos más difícil que existían una vez que le indicaban la base pero no sabía ni entendía para que servían, podía memorizar los tres canto de la divina comedía pero no sabía el significado o entenderla. Ana era solo una niña de seis años y se comportaba de ese modo a pesar de todo.

Ya Ana llevaba un par de meses en la escula e inició hacer proyectos que le eran indicado de los profesores. Eran proyectos que para ella no tenían ningún valor ni importancia pero como sus compañeros de la escuela hablaban siempre de ir a estudiar para los proyectos en la biblioteca ella pensó que ella también debía ir a la biblioteca. Pero hacer cosa? Ella no lo sabía, solo sabía que ir a la biblioteca lo hacían los chicos más grande y ella ya era grande.

-No, tu no puede venir conmigo.- Le dijo la niña a Ray cuando inició a entrar en la biblioteca con ella.

-No puedo dejarte sola, eres solo una niña.- se quejo Ray.

-Yo zoy grande.- Pronuciando la Z en lugar de la S a causa porque le faltaban dos dientes insicibo superior y sin decir más se dio la vuelta y subió los cincos escalones que guiaban a la puerta de la biblioteca dejando a Ray detrás parado como un palo.

Ana se encontró delante una grande puerta de madera marrón y decidida movio la perilla y la empujó para la puerta que ni siquiera se movio, entonces mientras movia la perilla uso su pequeño cuerpo para empujarla pero tampoco se movió, la pequeña se sintió frustrada y con los ojos lucidos por las lágrimas no derramada, le dio una patada con fuerza a la puerta haciendose daño e inicio a llorar pero era tan testaruda que a pesar que se hizo daño a un pie le dio con un puno a la puerta y multiplicando su frustración y dolor, todo eso Ray lo vio y corrió para ayudar a la pequeña que lloraba un mar de lagrimas.

-Que sucede pequeña?- Le preguntó Ray metiendose a la altura de la pequeña.

La pequeña se seco con enojo la parte derecha de sus mejillas. -Eza eztupida puerta que no ze quiere abrir.- Apunto un dedo acusador a la puerta incriminada.

-Te puedo ayudar?- La voz de Ray era baja porque sabía que a su pequeña Anny no le gustaba ser ayudada.

-Nop, yo puedo.- Ray suspiró y solo esperaba que no le tocara otro viaje al hospital. Por fortuna lo único de grave que sucedió fue que la pequeña sudo y se canso de tratar de abrir la puerta que al final abandonó su intento de ir a la biblioteca y se acurrucó en los brazos de su padre y antes de llegar a la casa ya estaba dormida.

ANASTASIA; MI PEQUEÑA TRAVIESA (THE GREY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora