Capítulo XXV

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HOLA A TODOS!!!

SIENTO MUCHO NO HABER PODIDO SUBIR EL DOMINGO, PERO HE ESTADO MUY LIADA TODA LA SEMANA, ASÍ QUE PARA QUE NO SE OS HAGA LA ESPERA TAN LARGA ESTOS DÍAS HE IDO SACANDO TIEMPO DE AQUÍ Y DE ALLÁ PARA SUBIROS UNAS POCAS PÁGINAS :)

ESPERO QUE OS GUSTEN!!!

QUIERO AGRADECER A TODO EL MUNDO QUE SE HA PREOCUPADO AL VER QUE NO HABÍA SUBIDO COMO ES HABITUAL EN MI, SEÑAL QUE OS TENGO BIEN ACOSTUMBRADAS Y CUMPLO CADA DOMINGO JAJAJA. LOS MENSAJES QUE HE RECIBIDO EN EL CAPÍTULO ANTERIOR, EN MI PERFIL Y POR EL INBOX DE WATTPAD HAN SIDO CASI 2OO Y LA VERDAD NO TENÍA MUCHO SENTIDO CONTESTAR A TODOS LO MISMO, AUNQUE A ALGUNOS SI QUE LO HE HECHO. DEJO AQUÍ MI EXPLICACIÓN Y MI AGRADECIMIENTO :)

¡¡¡BESOTES ENORMES Y HASTA EL DOMINGO!!!!

***

Ron Douglas maldijo mil veces al frío, a la niebla y al mal tiempo. Con un movimiento brusco se cerró aún más la gruesa chaqueta pero dejó escapar una sarta de palabras mal sonantes cuando el costado se resintió enviándole un latigazo de dolor que le hizo ver las estrellas.

Los puños de Mike eran como enormes mazos de hierro y aunque sólo lo había golpeado dos veces, había recibido el mensaje alto y claro. Hasta ahora simplemente se había dedicado a comunicarle con palabras amenazantes que la fecha límite se acercaba y Blazey quería recibir de vuelta lo que era suyo más los intereses, pero la noche anterior había pasado al siguiente nivel, golpeándolo y haciéndole saber de primera mano porqué había ganado tantos combates y seguía invicto.

Si era sincero, en cuanto le metieron en aquel despacho y vio que se encontraba allí el maldito de Adam Blazey, le tuvo más miedo a él que a los golpes que sabía que recibiría en esa ocasión.

Blazey se sentó sobre el escritorio dejando que una de sus piernas se balanceara y, manteniendo la otra plantada firmemente en el suelo, lo miró fijamente mientras le recordaba con una voz falta de inflexiones que el tiempo se acababa. Sus ojos estaban tan faltos de sentimientos que creyó, en ese mismo instante, que realmente no tenía alma. No había ira, rabia, desprecio o simplemente disgusto por tenerlo delante. El cabello le caía ocultando el rostro desfigurado y Ron, agradeció porque fuera así pero parecía que el engendro de satanás le había leído la mente porque con movimientos lentos, se lo retiró para atárselo en una coleta baja, dejando que pudiera ver los pliegues retorcidos de la carne y la deformidad que lo caracterizaba.

Ron cerró los ojos ante la visión y lo escuchó reír de una manera que le heló la sangre por lo que los volvió a abrir con rapidez temiendo enfadarlo con su actitud. Por el rabillo del ojo percibía a otro hombre, sentado en un esquina, que se mantenía en silencio acomodado sobre una silla. Era enorme y fumaba con deleite. Sus ropas elegantes no conseguían engañarlo, no señor, era peligroso y lo sabía. Había nacido y conseguido sobrevivir en los suburbios de Londres y sabía reconocer al instante cuando debía de cuidarse las espaldas ante otro.

El desconocido le sonrió apenas con despreocupación y Ron gritó cuando por primera vez, Mike, le golpeó con fuerza.

Volvió a encogerse para protegerse del frío, y ésta vez tuvo cuidado de no moverse demasiado. Estaba deseando que Dick llegara para relevarlo de su vigilancia y así poder descansar con una buena botella de ginebra que se le deslizara por el gaznate y le hiciera entrar en calor.

***

Madame Chloe, siguió al estirado mayordomo, a través de los pasillos de Arlington House. Fingía no sorprenderse demasiado por la opulencia de la mansión, pero tenía que reconocer que lo estaba, y mucho. Las molduras estaban recubiertas de pan de oro y allá donde mirara su ojos le decían que allí había más dinero del que uno podía imaginarse y no era simplemente por lo que veía, sino que todo estaba perfectamente conservado y cuidado. Ella había acudido a muchas mansiones elegantes, de personas encumbradas, que hacían gala de poseer cuanto deseaban pero que si una era lo suficientemente observadora podía apreciar los deterioros y la dejadez, las manchas de humedad y la pintura descascarillada disimuladas tras un enorme cuadro. No era oro todo lo que relucía.

Saga Londres 3 " Atrapado en ti "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora