¿Hasta Año Nuevo?

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Ya habían acabado sus clases hace unos cuantos días, aún así sus prácticas laborales seguían en pie; sin embargo, mínimamente le dieron un poco más de una semana para vacacionar a fin de que finalmente - cuando terminaran aquellos días felices- pueda volver a «trabajar como burro», esa era su vida.

Iría a visitar a su familia en México, alrededor de 5 meses que no los veía a pesar de seguir manteniendo contacto con ellos. Añoraba a sus padres, abuelos, tíos, primos e incluso a su hermana quién lo molestaba a cada oportunidad.

No sabía por qué siempre lo molestaba si él era un pan de Dios.

Su familia era numerosa tanto en la cantidad de miembros así como en el amor y la alegría, nunca nada se podía igualar al hogar - aunque él no lo admitiría - lo único que le podría incomodar sería aquel «gringito» que merodeaba en su casa, no le agradaba del todo, quizás por los chismes de Francis de que aquel estadounidense aún no podía olvidar a su anglosajón, aunque tampoco era «su anglosajón» para ambos era su amor no correspondido.

¡Puaj!

Odiaba esos conflictos amorosos, son muchos pedos emocionales.

En ese instante se encontraba alistando algunas de sus cosas que llevaría consigo a México, dentro de algunas horas tendría que ir al aeropuerto a tomar su vuelo, lo bueno es que estaba cerca de 15 minutos de donde se encontraba.

— ¿Aún no entiendo por qué no nos vas a despedir en el aeropuerto? — Julio ya había terminado de alistar sus cosas porque él partiría mucho antes.

— Julito, ya les expliqué. —El ojidorado tenía consigo una sola maleta que llevaría hasta la casa de sus padres, quienes se encontraban a un par de horas de allí, era la suerte de que aquel lugar fuera su país de origen.

— ¡Pero me voy por dos meses!

— Déjalo. —Pedro intervino mientras dejaba a un lado el arreglo de sus maletas. — Al parecer no somos tan importantes como ese tal Francisco a quién por cierto sí lo acompañó a tomar su vuelo. —Soltó con desdén.

Alrededor de hace un mes tuvo una rencilla con su mejor amigo, nunca se había peleado con él, felizmente lo arreglaron entre ellos, aunque eso no quería decir no que le tenía cierta antipatía a su amigo ecuatoriano.
De hecho lo detestaba incluso aún más que a Alfred y eso era mucho que decir.

Sin embargo, aquel día que vio llorar por primera vez a su amigo, era recordado por las emociones y/o sentimientos que surgieron y lo hicieron más consciente de Miguel.

Los latidos desvocados cuando le abrazó, cuando aquella sonrisa le iluminó la noche, el leve sonrojo que sintió por unos instantes.

Tenía miedo, mucho miedo por esas reacciones.

Trató de disimularlo hablando de cosas superficiales, de alguna manera los días después de aquel, su enojo y resentimiento le ayudaron a sobrellevarlo, aunque en algunos momentos sentía que intensificaban más sus emociones recién descubiertas.

Odiaba tanto a ese ecuatoriano, recién llegaba a la vida de Miguel y ya pasaba a primer plano para ese peruano pendejo.

¡A él le tomó más de 10 años!

No tenía el derecho de ser más importante que él o que Julio, ni siquiera ellos se atrevieron a lastimar de alguna manera a Miguel y aquél de buenas a primeras con unas cuantas palabras le hacía llorar y con otras cuantas palabras lo arreglaba como si nada hubiera pasado.

¡Era detestable!

En el tiempo de resentimiento que tuvo con Miguel, se sintió hasta casi culpable, le molestaba ver la expresión de tristeza de su amigo, los intentos que hacía para arreglarlo y la decepción al no conseguirlo, por primera vez sentía pena por él y molestia consigo mismo.

Just Friends || EcuPer || MexPer ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora