I need you

919 119 169
                                    

— ¿Aló? ¿Francisco? 

Aquel día estaba ayudando a su madre a ordenar algunas cosas en su hogar.

Normalmente al estar en casa, siempre dejaba su celular en su habitación, no tenía la costumbre de llevarlo a todas partes, razón por la cual siempre le recriminaban por no contestar las llamadas.

Aquel día no era la excepción, al subir a su habitación - que se encontraba en el segundo piso de su casa - pensó en descansar un poco antes de que lo descubrieran -¡No era su culpa cansarse tan rápido!- pero cuando como de costumbre se fijó en su celular para ver la hora, se encontró con que tenía ya 5 llamadas perdidas de Francisco.

Se alteró un poco por su descuido, en definitiva era algo importante. Desbloqueó su pantalla y fue apenas al instante en que una nueva llamada entraba en su móvil, no dudó en contestar.

¿Miguel? ¡Hola! No quería molestarte. —  Francisco se oía un poco nervioso.

— ¡Para nada! ¿Sucedió algo?

Yo...uhm... ¿Podrías venir a mi departamento lo más rápido posible? —  Ya se le hacía raro su llamada, llegó a la conclusión de que su amigo ya había vuelto a Perú; sin embargo, le extrañaba la actitud con la que le estaba hablando... se suponía que venía de arreglar las cosas con su familia.

— Francisco, ¿Pasó algo? — La duda lo carcomía, estaba preocupado por él.

Solo... solo ven, por favor... — Francisco recurrió a la súplica, aquello era grave. — Te necesito. — Por un momento no supo cómo interpretar aquellas palabras que revolvieron su mente; sin embargo, se despejó de las dudas debido a la preocupación que sentía.

Después de unos segundos le contestó.

— Iré inmediatamente, espérame.

Colgó la llamada.

Demoró un poco en llegar por el excesivo tráfico que había por casi toda la carretera hasta llegar a San Miguel, felizmente recordaba cómo llegar al departamento de su amigo después de todas las veces que lo visitó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Demoró un poco en llegar por el excesivo tráfico que había por casi toda la carretera hasta llegar a San Miguel, felizmente recordaba cómo llegar al departamento de su amigo después de todas las veces que lo visitó.

Tocó el timbre para avisarle de su llegada, solo pasaron unos instantes para que la puerta sea abierta y una mano se colara por su brazo a fin de jalarlo para adentrarlo en el departamento.

— ¿Fran?

No dijo más, los brazos de su amigo lo envolvieron, estrechándolo fuertemente contra Francisco.

¡¿Qué rayos sucedía?!

Francisco lo abrazaba tan fuerte mientras su rostro se escondía en el hueco del cuello de Miguel.

Estaba llorando, sentía las lágrimas contra su polo así como los leves sollozos que se ahogaban en los labios de su amigo.

Se quedó estático durante varios minutos, no sabía cuántos de ellos habían pasado, aún así su amigo no lo soltaba y seguía aferrándose a él.

De alguna forma su corazón le empezó a doler, ver a su amigo de aquella forma era realmente doloroso. También lo rodeó con sus brazos, correspondiendo a su abrazo para luego darle suaves caricias por su espalda.

 También lo rodeó con sus brazos, correspondiendo a su abrazo para luego darle suaves caricias por su espalda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pasaron algunos minutos más para que su amigo dejara de llorar, incluso así, aún lo tenía entre sus brazos.

Poco a poco y suavemente se separó de su amigo para mirarlo a los ojos, a aquellos turbulentos y cristalizados orbes chocolate. Nuevamente su corazón se encogió.

— ¿Necesitas hablarlo? — Dijo con voz suave a su amigo, tratando de calmarlo.

Éste negó la cabeza.

Se desilusionó un poco, parecía que todavía le costaba abrirse a él.

— ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? — Sabía que por algo lo contactó con tanta urgencia, sea lo que fuese, él lo haría para poder ayudarlo.

— Solo... solo quédate conmigo... — Orbes dorados contra los marrones de su amigo se encontraron. — Por hoy, quédate conmigo y sé tú mismo, eso me reconfortaría cómo no tienes idea. — Su voz era casi imperceptible por el llanto.

— Está bien, Francisco, estoy aquí, a tu lado, sabes que siempre puedes contar conmigo.

Sus miradas no se alejaban la una de la otra, aquellas palabras dichas por ambos, de alguna manera penetraron en lo más profundo de ellos.

No se iban a poner a pensar en ello, por lo menos aún no.

No se iban a poner a pensar en ello, por lo menos aún no

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Y

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Y

o al traerles los capítulos 🥺✨

Yo del futuro: ajshshshss extraño actualizar tan rápido como antes ajdjdhdh 🤭

Just Friends || EcuPer || MexPer ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora