Siempre estaré para ti

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Ya eran cuatro días alejado de Miguel, su celular estuvo apagado hasta el tercer día; cuando lo prendió, las notificaciones le llegaron por montones, tanto de Miguel como de Julio.

Ni siquiera se molestó en leer lo que le escribía el peruano, tampoco quería ver lo que le decía Julio, sin embargo sí lo leyó, Julio se preocupaba por él; no le mencionó nada de Miguel -Pedro agradecía aquello - es más, solo le mandaba mensajes para saber dónde se encontraba, cómo se sentía, y para darle ánimos.

Cuando Pedro vio aquellos mensajes que tocaron sus sentimientos, solo quiso llorar en silencio, más no pudo, porque quería mostrarse fuerte ante su amigo.

Más eso no duró mucho tiempo, apenas tuvo la fuerza suficiente para contarle todo, éste lo escuchó atentamente para luego emitir su opinión.

Le aconsejó, le había hecho ver la situación desde otro punto de vista, al punto de que Pedro rompió en lágrimas. Odiaba a su mejor amigo, lo odiaba porque tenía tanta razón.

Pedro suspiró.

Ahora caminaba en las calles con una maleta en mano mientras meditaba todo lo ocurrido en esos días, Pedro debía pedirle disculpas a Miguel, y estaba nervioso por eso.

«¿Relamente podí culparlo, weón? ¿Podí culparlo por amar?»

Pedro en un principio se sentía realmente resentido con Miguel, no era para nada justo que Miguel siempre perdone a Francisco a costa de lastimar a sus mejores amigos, Miguel era un tonto y con ello había llevado a que la amistad que tenían de más de una década se quebrara, lo había llevado a lo tóxico.

Pedro creía fervientemente que no debía aguantar eso, nadie tenía el derecho de lastimarlo, y si lo hicieran pues por el bien de sí mismo debía alejarse, eso era lo correcto, eso era lo que creía correcto.

Pero una vez escuchadas esas palabras de su mejor amigo, la duda venía con más ahínco... ¿Realmente podía culpar a Miguel de su enamoramiento?

Ahora era cuando recordaba las lecciones de su preparación académica, recordaba la historia del «Elogio de Helena» en la cual la cuarta justificación para la inocencia de Helena de Troya era el amor, ¿Qué persona podría resistirse a eso? ¿Sea un dios o una enfermedad?

Ciertamente el amor, en muchos casos te hacía perder la razón sin si quiera tener la plena voluntad de eso, ¿Realmente Miguel era culpable de eso? ¿Considerando que él no eligió amar a Francisco? Considerando que eso solo pasa, que nadie es culpable por albergar esos sentimientos.

«Según lo que me contaí, pues sí, es muy aweonao ese weon... pero acaso... ¿No todos cometemos errores? ¿No todos tenemos un tiempo que podemos hacer muchas estupideces?»

Miguel siempre fue su mejor amigo al igual que Julio y Manuel, y ante todo siempre estuvo para él en todo momento, incluso cuando Pedro terminaba sus relaciones, el peruano iba a animarle; aún más en esos momentos, y eso considerando que a Pedro no le dolía aquellos rompimientos, aún así siempre agradecía su compañía.

Miguel ahora sufría por las mismas estupideces que él hacía. Errar es humano, ¿Pedro podía culparlo por su humanidad?

Es más, aún con todo lo ocurrido, aún con todas esas explicaciones razonables, ¿Debería soportar que lo dañen? ¿Debería soportar lo tóxico de esa amistad solo para cuidar de Miguel?

Pedro también siempre estuvo allí para Miguel, ¿Pero qué conseguía con eso? Solo conseguía que lo lastimen más, solo conseguía que su propio corazón se siga desmoronando con el paso del tiempo.

Pedro sufría, realmente sufría por Miguel; si él no lo hacía, ¿Quién velaba por él? ¿Quién se preocuparía por Pedro cuando éste sufría tanto?

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