¿Cuál es la regla a seguir cuando te enamoras de tu mejor amigo?¿Arriesgarse a realizarlo? o ¿Amarlo en silencio para no romper aquel lazo inquebrantable de hermandad?
Esta es la historia del surgimiento del enamoramiento que Pedro tiene con Miguel...
Los segundos pasaron después de aquella llamada, mientras el pobre corazón de Miguel se iba desmoronando pedazo a pedazo.
Francisco se olvidó, se olvidó de aquel importante día, de aquel día en que se conocieron gracias al destino, e inclusive disfrutaba de ese día con Itzel, lo había olvidado por ella.
Él recordaba con tanta alegría, con tanto amor, con tanto sentimiento aquel día; sin embargo, no era nada para el ecuatoriano.
Poco a poco sentía que aquellos temores de su ser que se encontraban en lo más profundo de él, salían a relucir, realmente era desplazado por Itzel.
Su corazón se encogió.
El dolor se acrecentó.
En un instante sintió como sus mejillas se humedecían y su vista se nublaba, eran las lágrimas acumuladas.
Su mano diestra tocó una de sus mejillas, así pudo comprobar las incontables lágrimas que salían de él.
Puso aquella mano en su corazón, le dolía, de hecho tenía un nudo en la garganta, el dolor era tan intenso, tan doloroso, que lo postró al suelo.
No podía contenerse más, derramó tantas lágrimas, apretó tanto su corazón, se aferró con sus rodillas al suelo mientras el dolor seguía viniendo en grandes cantidades, nada se comparaba con lo que estaba sintiendo en ese momento, dolía como el infierno.
- ¡Miguel! ¡Hemos traído algo de vino!
- Mínimamente toma una copa con nosotros antes de irte. - Se quedó perplejo durante el instante en que entraron sus amigos a su habitación.
No podían verlo así, no ellos.
No quería que vieran su dolor, que vieran lo miserable que era, no ahí, no así.
El dolor vino con más fuerza.
- ¿Mi-Miguel, pero que ha pasado? - Julio inmediatamente vino y se agachó para estar a su altura, le tocó los hombros tratando de ver qué le sucedía.
Su triste mirada chocó con la de Julio, éste se veía consternado, preocupado, no podía verlo, no quería hacerlo.
Al desviar su mirada a Pedro, éste aún seguía de pie en la puerta, con la botella y los vasos en mano; sin embargo, en el instante en que sus miradas se cruzaron, también vio la consternación, preocupación y dolor; de alguna manera no podía despegar su vista, podía ver su dolor reflejado en la mirada de su mejor amigo.
La mirada de Pedro cambió en un instante, pasó al enojo y molestia, incluso él se asustó por un momento.
- ¡¿Qué te hizo ahora ese hijo de perra?! - Vociferó molesto, después de haber dejado los vasos y la botella de vino a un lado.
No podía responderle, las oleadas de dolor volvieron con fuerza, no hacía más que llorar por recordar todo, su corazón le dolía mucho.
- ¿Miguel, que ha pasado? - Podía escuchar a Julio, éste le hablaba lo más suave que podía mientras acariciaba su cabellera.
¿Tan patético se veía?
¿Por qué el amor dolía tanto?
- ¡¿Ese mierda, se ha olvidado de su aniversario, no?! - Sabía que Pedro estaba molesto, lo conocía tan bien, no sabía como podía tener a los mejores amigos del mundo.
Nuevamente se sumergió en puro dolor, no sabía si podría soportarlo.
- ¡Lo voy a matar! - Continuó.
Su dolor fue desplazado inmediatamente por el miedo, no podía dejar que Pedro agreda a Francisco.
- No...- Su voz era tan quebradiza, ni el mismo podía reconocerse. - Por favor, no. - Miró suplicante a Pedro.
- ¡Mierda, Miguel! ¡¿Aún en estas condiciones lo defiendes?!
Su dolor se combinaba con el miedo, no quería que Francisco salga lastimado.
- Yo...aún no termina el día, prefiero darle el beneficio de la duda.
Su explicación era paupérrima, aún así esperaba que su amigo comprendiera.
- ¡Beneficio de la duda mis huevos! ¡Francisco es un hijo de perra, Miguel!
Ambas miradas nuevamente se cruzaron, quería explicarle, necesitaba que él entendiera.
Sólo fue un instante, no obstante Pedro pareció entender, esperaba que lo hiciera.
- Si es que aún así las cosas siguen tal como están, yo mismo iré a encarar a Francisco, él ahora está disfrutando su día con Itzel en el parque de las leyendas, solo dejemos pasar este día, es lo único que te pido, por favor.
- ¡¿Con mi hermana?!
Se habían empeorado las cosas.
- Pedro...
- ¡Mierda, Miguel! ¿me estás diciendo que ese mierda te engaña con mi hermana?
- Yo no he dicho eso, Pedro...tú sabes que yo estimo a Itzel...
- ¡Ese malnacido, hijo de puta!
Como pudo se paró, sus piernas, en general todo su cuerpo se sentía débil. Fue hasta donde estaba Pedro para suplicarle mientras le tocaba los hombros.
- Por favor, lo arreglaré, lo hablaré con él, pero por ahora no hagas nada, por favor, Pedro.
El mayor bufó mientras asentía, Julio sin saber qué hacer también se puso de pie.
- Ahora quiero estar solo, por favor. - Volvió a suplicarle a ambos.
El ambiente estaba tenso, aún así ambos le dieron su espacio, se los agradecía a sobremanera.
Necesitaba pensar bien las cosas, absolutamente todo, o quizás sólo necesitaba desahogarse todavía más.
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Sólo quiero decirles que aquí no hay ningún villano/a ni tan solo algún antagonista, simplemente son personas comunes que toman quizás no muy buenas decisiones ;; y si van a culpar a alguien entonces culpenme a mí¿?
Cierto, recuerdan las preguntas con alternativas que en algunos caps les hago¿? Pues no lo hago por nada, lo hago para que se preparen para lo que viene, normalmente ahora son fáciles de hallar su respuesta, pero también les he puesto una pregunta de esas por el cap 45 y pues está un poquis difícil al punto de hacerles volar la cabeza jajajaja
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A
sí Pedro cada vez que ve a Francisco, jajajajaja no disimula nada.
