Es lo mejor

631 91 535
                                    

Se iba alejando poco a poco del sollozante Miguel, cada paso que daba era una puñalada en su corazón.

Salió de aquel parque para caminar de frente hacia su departamento con el corazón estrujándose en sus manos.

Durante todo el camino estuvo cabizbajo mientras las lágrimas continuas e ininterrumpidamente salían.

Era tanto el pesar, tanto el dolor, más aún así todo ese tiempo tuvo que tragárselo, tuvo que guardárselo por Miguel.

Miguel... de solo pensar en él, su corazón latía desbocado por el anhelo, por la tristeza.

Lo amaba tanto que lo único que podía hacer era dejarlo ir.

Su corazón se oprimió con aquel pensamiento. Tan solo de ver un poco del sufrimiento de su amado, ya era suficiente para quebrarlo a él también.

Después de enviarle aquel mensaje, nuevamente sufrió un fuerte bajón, la depresión hizo mella en él.

No quiso estar en su casa, no quiso ir a la universidad, lo único que quería hacer era desaparecer, siempre pensó que sería doloroso que Miguel lo dejara, pero ahí estaba él haciéndolo por su cuenta y aún así dolía a sobremanera.

Sabía que el parque de la Av. Colonial era tranquilo, normalmente no había mucha gente por los alrededores, fue por ello que decidió ir allí para lamentarse por lo sucedido, nunca pensó que Miguel iría por él, que lo buscaría y lo encontraría.

Recordaba que apenas escuchó aquella dulce voz, su traicionero corazón se alegró, su pulso se aceleró mientras la respiración entrecortada se pausó por la sorpresa.

Miguel estaba allí, buscándolo como ningún otro. Trató de armarse de valor para decir las palabras suficientes que harían que el peruano lo deje de una vez, sin embargo no fue así.

Miguel solo se preocupaba por él, había venido porque sabía que algo pasaba, por ese momento sus defensas se quebraron y quiso llorar como nunca, quiso derrumbarse, pero no lo hizo, lo soportó por Miguel.

Francisco tuvo que decirle palabras aún más hirientes, las cuales no eran todas falsas, más aún él mismo sabía que no las sentía por Miguel, quizás nunca amó a sus anteriores parejas, no les tomó la importancia debida y era muy certero que ya se había acostumbrado a esa vida monótona, más aún era mentira que sentía lo mismo por Miguel.

Miguel nunca fue igual que ellos, él realmente era especial, siempre lo sería.

Fingió, fingió su expresión, su molestia, su frialdad y sarcasmo, todo fue una mentira, una máscara. Ya estaba acostumbrado a hacerlo.

Las cosas que había pasado solo le habían enseñado para que se defendiera, para que contraatacara, para que formara barreras alrededor de su corazón; no obstante, con Miguel no podía utilizarlas del todo, en toda esa conversación estuvo a punto de romperse, a punto de decirle todo a Miguel, a punto de seguir dañándolo de por vida.

Él era fuerte exteriormente, más aún en su interior era débil, tan débil.

Escuchó un poco del llanto de su amado y en ese mismo instante quiso voltear e ir a consolarlo, pero eso solo sería perjudicial para él.

Francisco no era bueno para Miguel, nunca lo fue, siempre lo supo; sin embargo, tuvo tanto miedo de perderlo que se convenció a sí mismo de que así era, que podía cambiar por Miguel, que podría ser mejor persona por él.

No resultó.

Ahora ya no podía hacer más, ya había dado el paso más difícil con Miguel, ya lo dejó dejado ir, aquel ya era libre.

Just Friends || EcuPer || MexPer ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora