🌲 T R E I N T A | S U S T O S 🌲

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"Era en estos momentos donde realmente me sentía cómoda con ese chico"

Ariel.

Axel estaba desesperado observando desde el otro extremo de la enfermería, como Ariel sujetaba un paño con hielo mientras que la enfermera le explicaba lo que debía hacer. Ariel estaba adolorida, sentada en aquella camilla y pendiente de la mujer que le hablaba. Ella podía notar desde su sitio como aquel hombre, que había rechazado en la piscina, la miraba con preocupación.

Ariel jamás lo había visto de aquella manera y al principio le costó averiguar que cara era la que estaba poniendo, hasta que pudo notar como la vena del cuello de Axel se hinchaba y su mandíbula estaba demasiado tensa.

—No tienes nada más grave. Lo que sí te aconsejo no dormir durante las próximas ocho horas después del golpe en la cabeza. —Le decía la enfermera y, mientras que ella casi no le hacía mucho caso observando a Axel y con un dolor horrible en la parte de atrás de su cuerpo, Axel si la estaba escuchando.

Él quería saberlo todo para tomar esos cuidados con ella y vigilarla para que hiciera caso de lo que le decía la mujer.

—Déjate un rato el paño con hielo. Te ayudará a que no se te hinche demasiado dicha zona.

—Vale... —murmuró ella y luego la mujer se marchó, quedándose solos ellos dos.

Axel se acercó para ayudarla a bajar de la camilla sin que se mareara. Después de un golpe como esos lo extraño es que ella pudiese caminar sin más.

—Me he asustado cuando te vi caer... —susurró Axel angustiado, cerca, muy cerca de ella y agarrando las mochilas para acompañarla en la salida.

—No pude controlarlo. Aquel vino tan rápido desesperado para ver la pelea que me empujó y terminé cayendo sobre el banco. —Le respondió Ariel y él asintió con la mandíbula apretada por la preocupación y las imágenes volvían a él en repeticiones—. La gravedad hizo lo siguiente. —Intentó sonar divertida, pero no lo consiguió.

Mientras ella sujetaba aquel paño, Axel no pudo evitar posar su mano bajo la parte baja de la cintura de Ariel cuando pasaron por la puerta, dejando que ella pasara primero que él. Ni siquiera él mismo se había percatado del gesto caballeroso que había echo, pero ella si se percató y mucho.

Cuando estuvieron solos por los pasillos, Axel se paró haciendo que ella también lo hiciera. Observó a aquel joven que no dejaba de mirarla de arriba abajo, pero esta vez era distinto.

Axel no la miraba con deseo, la miraba con preocupación.

—¿Qué ocurre? —preguntó ella sin entender bien que es lo que estaba pasando en la mente de aquel hombre.

Y Axel la miró de una forma muy distinta a como la miraba anteriormente y analizó los ojos de aquella mujer.

—¿Estás bien? —Le preguntó él a ella, sorprendiéndola por completo.

—Si... —murmuró sin saber que más decir.

Claro que él no se preocupaba por los demás, que se pusiera angustiado por ella era un paso bastante grande. Y por eso Ariel sintió como su corazón palpitaba demasiado rápido en ese mismo instante.

Axel en cambio, quería ver bien a esa mujer. Bien era cierto que después de lo ocurrido en la piscina él se había quedado extraño, pero la cosa fue que él ya se había olvidado por lo ocurrido allí y tan solo quería estar al lado de Ariel.

Ni siquiera él se había comprendido porque ese cambio de aptitud con ella.

—Quedan todavía cuatro horas. ¿Qué te parece si nos vamos? —Le ofreció Axel a Ariel, que abrió los ojos rápidamente al escucharlo.

—¿Ahora? —preguntó y él asintió con una sonrisa en los labios, pero no en sus ojos—. Vale —aseguró, sin dejar de mirarlo.

—Sirenita... Vamos, así descansas y vigilo que no te quedes dormida. —Le dijo Axel, tomándola de la mano que ella tenía libre y Ariel lo siguió como podía

—¿A dónde vamos?

—Ya lo verás... —dijo él, más relajado que hacía un rato.

Malquerencia: Parte I [+18] ✔️ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora