Malquerencia: Parte I [+18] ✔️ (COMPLETA)

🌲 T R E I N T A Y C U A T R O | A T R A C C I Ó N 🌲

"Nunca me había sentido atraída por nadie y, ahora que lo sentía, no sabía como actuar con él"

Ariel.

Después de oír aquello, Axel estuvo un poco raro durante la primera clase del día. Se había sentado junto a ella después de mucho tiempo, pero no hablaba ni miraba para ella. Ariel supuso que era por lo que le había dicho su amiga y no se imaginaba que ese joven de alma oscura que estaba empezando a sentir cosas por él, fuese algo celoso. Quizás porque ese hombre si estaba sintiendo cosas por primera vez y no estaba acostumbrado, pero eso no se lo imaginó Ariel.

Cuando la clase acabó, ambos se quedaron quietos para la siguiente clase que tenían y el perfecto tupé de Matt apareció por la puerta de clase. Fue ahí que, para sorpresa de Ariel y de Axel, aquel jugador de fútbol entró recto hacia aquella pelirroja y Axel aguantó las ganas de estamparle un puñetazo en aquella cara de modelo que tenía.

—Hola, Ariel. —La saludó, pegando sus manos sobre la mesa de ella y Axel apretó tanto la mandíbula que se podía escuchar el crujir de sus dientes—. Eh... —susurró mirando a Axel con la misma cara de pocos amigos que tenía él.

Pero Axel no dijo nada, solo se quedó mirándolo con ese mismo rostro que Matt y la única que notaba en clase el mal rollo que habían entre ellos dos, era Ariel.

—Se llama Axel —contestó Ariel por él y Matt asintió en respuesta.

—Bueno, voy a hacer una fiesta por mi cumpleaños este sábado en mi casa universitaria, por si te apetecía venir. —Se acomodó, esperando una respuesta de aquella mujer y Axel apretó su puño con demasiada fuerza, tanto que podía sentir sus uñas clavarse sobre su piel.

Ariel nunca había ido a una fiesta. Tampoco es que le gustase, se sentía agobiada cuando habían muchas personas dentro de un sitio, por no hablar de la música tan alta que la hacía sentirse encerrada en un sitio. Prefería salir con sus amigas, ir al cine o pasear y escuchar música de fondo suavemente.

Si Matt se lo hubiese pedido a Ariel un mes antes, ella hubiese dicho que sí claramente, sin pensárselo dos veces. Pero ese día, en ese momento y sabiendo lo que empezaba a sentir por Axel, estaba preparada para darle una negación a aquella invitación.

Pero Axel habló antes de tiempo.

—Ella no va a ir.

Ariel abrió los ojos con rapidez y la rabia se apoderó dentro de ella. ¿Cómo era posible que él hiciera eso? ¿Qué él hablase por ella?

Matt rió suavemente y se acercó un poco a Ariel.

—Que corra el aire, mini Matt... —susurró Axel con los dientes apretados.

—Venga anda. ¿Vas a esperar a que tu novio te de permiso? —preguntó Matt a Ariel y ella observó a Axel por unos segundos.

Ambos se miraron, parecían que se leían la mente y hablaban por los ojos. Él no quería que fuese a esa fiesta, mientras que ella no quería que él hiciera eso con ella.

Por lo que, simplemente para demostrarle a Axel que él no era quien para obligarla a no hacer algo, dijo; —Allí estaré.

Matt sonrió con suficiencia clavando la mirada hacia Axel con cara de pocos amigos y él quería estamparle el puñetazo de una vez por todas, pero solo esperó a que Matt se largara de la clase para luego mirarla.

—¿En serio vas a ir a esa mierda de fiesta? ¿Por qué? ¿Para tirarte a ese Matt? —preguntó con rabia contenida. Como si realmente no quisiera que ella fuese, pero lo cierto es que no se fiaba de ese hombre y no quería verla sufrir. Aunque también jugó un papel fundamental los celos de Axel—. ¿No oyes cuando te digo que lo único que quiere es aprovecharse de ti?

—Axel... —Le advirtió.— Tú no mandas en mi vida. Además, tú también querías hacer lo mismo.

Era cierto lo que ella decía, se dijo a sí mismo. Pero también era cierto que no quería verla sufrir, simplemente ignoró ese último comentario y dejó de mirarla a los ojos para observar su libreta.

—Allá tú, Ariel —dijo él cortantemente y notando Ariel ese enfado en su voz grave.

Ambos se quedaron callados un buen rato mientras el profesor entraba en la clase, hasta que ella rompió la ley de hielo.

—¿Estás enfadado conmigo porque me han invitado por primera vez a una fiesta?

—He dicho que allá tú. Luego no vengas llorando —susurró y no se dijeron nada más durante el resto del día.