🌲 T R E I N T A Y C I N C O | D I F E R E N T E 🌲

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"Estaba cabreado con ella y no sabía porque me sentía así. Parecía que, por primera vez en mi vida, todo era diferente"

Axel.

Los días siguientes a lo ocurrido en clase, ninguno de los dos se hablaron. Axel se sentía celoso y ya no lo reprimía como antes, pero tampoco se fiaba de ese tal Matt. Bien era cierto que él mismo quería acostarse con Ariel, pero iba por delante y se lo ofrecía, a pesar de que luego ella lo rechazara. Pero Axel sabía que Matt iba con malas intenciones.

Estaba cabreado y quería que ella no fuese allí, pero en el fondo no podía hacer nada para impedirlo. Era cierto lo que le había dicho Ariel, era su vida y él no exigía nada en ella.

Por eso mismo, cuando llegó el sábado, Ariel se preguntó si realmente debería ir. Al menos no estaría sola porque sus amigas iban a asistir, pero en el fondo sentía que no era buena idea. Y ahora que empezaba a sentir cosas por Axel, no quería saber nada de Matt.

Aquellos días que estuvieron sin hablarse, Ariel se sentía culpable y no quería que eso siguiera durante mucho tiempo. Pero empezaba a conocer a ese joven con piercings y sabía que lo mejor que podía hacer ella era no cabrearlo más todavía.

Y allí estaba, en aquella fiesta con sus dos amigas. Sin duda, lo mejor que podía haber echo era no asistir, solo habían universitarios borrachos, idiotas, demasiada gente y mucha angustia por su parte. Necesitaba irse de aquel sitio nada más pisarlo, volver a su cueva a leer libros y disfrutar de la soledad, pero sus amigas le habían dicho que disfrutase, que le diese una oportunidad a su primera fiesta y que socializase.

Y eso hizo, pero no del todo bien.

Mientras sus amigas disfrutaban realmente de aquella fiesta, Ariel estaba sentada en aquel sofá sola. ¿Saben ese momento que estás rodeado de gente pero te sientes solo? Así se sentía ella. No era muy sociable y le costaba dirigirle la palabra a un desconocido, quizás por eso ella no había experimentado nunca con un hombre a pesar de tener 18 años.

Observó su móvil y estuvo observando los mensajes. Axel le había dado su número anteriormente, hacía varias semanas, pero poco hablaban. Ella no le gustaba mucho hablar por mensajes y Axel tampoco, eran tal para cual. Pero ella quiso fingir que estaba distraída, y quizás quería ver un mensaje de él en su pantalla. Pero no fue así.

De esa forma, cuando pasó una hora en aquella fiesta interminable, se levantó de aquel sofá y subió las escaleras de aquella casa para poder descubrir donde demonios se encontraba el baño. El refresco le había bajado demasiado rápido y lo último que quería era seguir sentada allí, mientras que sus amigas hacían cualquier cosa que ella desconocía.

Pero una mano la sacó de su mundo y, tomando su antebrazo, la metió dentro de una habitación.

Su corazón no paraba de palpitar con fuerza mientras que la oscuridad se apoderaba en ese momento. La mano de alguien la descolocó, no sabía de quien era y desechó rápidamente la de Axel, ya que empezaba a conocer como la tocaba y esa mano no la tocaba como ella le gustaba. Alguien encendió la luz y por fin encontró el dueño de aquella mano que rozaba su brazo y abrió los ojos.

—Matt...

—Hola, Ariel —susurró con una voz extraña y ella observó el lugar rápidamente.

Era una habitación y quería salir rápidamente de aquel lugar. Se sentía encerrada y él empezaba a tener un rostro completamente extraño. Sus ojos parecían que tenían demasiada hambre, mientras que su sonrisa era demasiado burlesca. Estaban allí, solos y eso no lo quería Ariel.

Buscó el picaporte con rapidez, pero él no la dejó y la tomó por el brazo para tirarla a su cama.

—No sabes la de días que llevo soñando contigo —dijo claramente, poniéndose encima de ella y paralizándola por completo.

La obligó a abrirse para luego colocarse y, las fuerzas que hizo ella para salir de aquel sitio fueron inútiles. Las lágrimas comenzaban a caerse por sus mejillas y gritaba y gritaba. Quería marcharse de allí, empezó a pensar en que tenía que haber echo caso a Axel, pero en ese momento solo le importaba salir del fuerte agarre de Matt.

Sus piernas temblaban y aquel hombre empezaba a toquetearla por todos los sitios que él deseaba. Ariel intentaba zafarse de él, empujándolo, pegándole, pero fue inútil de nuevo. Matt era mucho más fuerte que ella, cualquiera era mucho más fuerte que ella y su desesperación comenzaba a ser más visible a medida que pasaban los minutos.

—Vamos a disfrutarlo, nena. —Le dijo con una gran diferencia de como la llamaba Axel a ella, a como lo hacía Matt.

Escuchó aquella palabra que solo Axel le había dicho y solo quería verlo a él. No era lo mismo, no quería eso, quería largarse, llorar, gritar... Pero solo consiguió hacer las dos últimas cosas.

—¡Déjame! —gritó desesperada y Matt sonreía.

—No te resistas, Ariel.

Pero el ruido de su puerta lo hizo parar al instante.

Malquerencia: Parte I [+18] ✔️ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora