🌲 T R E I N T A Y S I E T E | D E S P E R T A R 🌲

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"Y estaba en una jodida nube"

Axel.

El primero en despertar aquella mañana de domingo fue él. No había pegado casi ojo en toda la noche y era porque fue la primera vez que una mujer se había quedado en su propia cama, también porque fue la primera vez que durmió junto a esa joven.

Pero por alguna extraña razón no podía dejar de observarla con una jodida sonrisa que deslumbraba a muchos kilómetros.

Y allí estaba ella, descansando con la ropa de Axel puesta sobre Ariel. Él no dejaba de mirarla y descansaba tranquilo saber que en toda la noche ella se había despertado. Y es que Ariel estaba tan cansada que ni siquiera con un hombre tan guapo y medio desnudo como lo estaba Axel, la hizo despertarse.

Cuando el reloj dio las seis de la mañana, Axel quería levantarse de la cama para hacer sus tareas diarias que consistían en salir a correr, estudiar y quizás estar todo el día fuera de casa. Pero aquella mañana de domingo fue distinto para Axel. Se quedó allí acostado de lado y mirándola como si estuviese embobado por ella. Y es que en realidad lo estaba.

Hasta que ella abrió los ojos y lo primero que encontró fueron los ojos de Axel. Aquello fue como un desayuno mañanero para esa joven, que nada más verlo observó todo su cuarto y luego lo volvió a mirar.

—Hola —murmuró él con una sonrisa y luego ella le respondió con otra igual.

—¿Qué hora es?

—Creo que las seis de la mañana —dijo y se colocó un poco para verla mejor—. ¿Cómo estás?

—Extrañamente bien... Pero con pocas ganas de volver mañana a clase —murmuró, agarrando fuertemente el edredón de Axel.

Ariel observaba nerviosa todo el cuarto de aquel joven. Sin duda tenía un problema con el orden, pero no le importó. Mientras que ella era muy desordenada, él era demasiado ordenado. Ella comenzó a recordar los sucesos de anoche e intentó quitárselo de la cabeza rápidamente cuando Axel comenzó a moverse un poco hacia ella.

—¿Segura que estás bien? —Volvió a preguntar él, preocupado por ella.

—Si... Pero no es fácil olvidarlo.

Axel asintió en respuesta y colocó su mano sobre la almohada.

—Sé a lo que te refieres. Pero algo así no se olvida, la vida te enseña a sobrellevarlo.

Ariel, por extraño que le pareciera, se sentía muy cómoda con ese hombre. Y era tal las cosas que empezaba a sentir por él que quería seguir haciendo cosas con Axel como aquella noche en el callejón, como la primera vez que le dio aquel orgasmo tan intenso. Ella quería hacer algo, pero su timidez la superaba y lo cierto es que después de lo que le había dicho en la piscina, sería completamente contrario y extraño que cambiase de opinión al respecto.

Pero Axel se percató de ello.

—¿En que piensas?

Ariel no sabía que decir, tenía las mejillas rojas como tomates y luego observaba el sitio donde descansaba la mano de Axel, sintiendo unas ganas tremendas de ser esa almohada por una vez en toda su vida.

—Quiero... devolverte el favor.

Axel levantó las cejas, sabiendo a lo que se refería. De todas las cosas que ella podría haberle dicho, eso fue lo único que no pensó. Levantó un poco la cabeza para mirarla mejor y, sin importarle una mierda su forma de ser, le preguntó de una forma delicada.

—¿Quieres darme un orgasmo? —preguntó y ella tan solo lo miró, evaluando su reacción y deseando que la tierra la tragase—. ¿Estás segura?

—Si...

Axel sonrió suavemente, poniéndose demasiado contento y notándolo directamente en su pantalón. Él se colocó un poco en la cama y se hizo el pelo hacia atrás, para observarla con claridad.

—Eso si que es una sorpresa, nena. —Le respondió y ahí estaba ese Axel que ella conoció—. Ariel, ¿crees que es buena idea después de lo que sufriste ayer?

—Tú no eres Matt, Axel. Y no quiero pensar en lo de ayer, pero quiero hacer algo... por ti —susurró nerviosa y él notó ese nerviosismo, por lo que intentó hacerla sentir más cómoda sin que ella se percatase de ello—. Pero, tendrás que enseñarme.

—No esperaba menos de eso. Pero hoy no... Necesitas descansar después de lo de anoche —dijo con una sonrisa deslumbrante y luego se recostó más cerca de ella, volviendo a cerrar sus ojos para decirle. —Duerme un poco más, sirenita.

La joven, sonriendo mientras lo miraba, asintió, acomodándose más cerca de él, notando el calor que él desprendía al estar cerca.

Malquerencia: Parte I [+18] ✔️ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora