🌲 D I E C I S I E T E | D E C E P C I O N E S 🌲

37.5K 3.1K 1.6K
                                    

"Me sentía rabioso y quería hacer daño emocionalmente, pero no sabía porqué me sentí tan mal después"

Axel.

Había llegado de nuevo el viernes y con ello Axel estaba en aquel restaurante que tanto le gustaba ir. Como siempre se sentó solo, observando la ventana que tenía al lado de aquella mesa que siempre escogía.

Como era viernes, era normal ver a algunos universitarios cenando acompañados, pero nadie le decía nada. Muchos le temían, otros lo ignoraban y la mitad de ellos ni sabían de su existencia.

Comió un poco de su comida cuando su vista se fue directamente a la ventana, al ver un movimiento de caderas bastante similar a la de cierta mujer. Ariel entró en el lugar para pedir la cena y volver de nuevo a su casa para cuidar a su abuela, pero en ningún momento se percató de que cierto hombre estaba allí, observándola con atención como su trasero de movía cada vez que caminaba. Pidió la cena a la camarera y luego miró el lugar antes de clavar su mirada sobre la de aquel joven que la observaba a tan solo cinco metros de ella.

Una pequeña sonrisa apareció en sus labios, pero luego la borró al saber lo que escucharía de la boca de Axel si la veía de esa manera. Axel en cambio, hizo un gesto con la mirada para que se sentase frente a él y Ariel hizo lo que él le había ofrecido.

—Cierta sirenita le gusta venir aquí... —Levantó las cejas mientras tomaba otro bocado de su cena.

—Me gusta la comida de aquí.

—Al final no fuiste al partido del mini Matt —dijo Axel divertido mientras intentaba concentrarse en lo que le iría a decir a esa joven.

Axel deseaba colar ese tema en algún momento, quizás se portaría como un gilipollas... ¿Pero que esperaban? Él era así y seguiría siéndolo. No iba a cambiar su manera de ser por una mujer, pero necesitaba sacarla de su mente.

Y lo haría de una forma u de otra.

—Cierto "novio" me dijo que íbamos a salir... —respondió ella con el mismo tono que había empleado él para llamar así a Matt.

Axel tomó otro bocado de su comida y luego dejó el tenedor sobre su plato, clavó su mirada sobre aquella chica pelirroja que hoy había decidido ponerse una trenza lateral, dejando al descubierto su cuello blanco y tragó saliva, deseando que ella no se enfadase por lo que haría.

—Llevo unos días queriendo ofrecerte algo... —dijo, poniendo sus manos sobre la mesa.

Ariel se extraño por el tono que uso, no era de broma como la de antes, era otra muy distinta y se aclaró la garganta mientras observaba los ojos de aquel joven. Se colocó en el asiento rojo y esperó a escuchar lo que le iba a decir.

—Posiblemente te enfades, pero quiero que sepas que es lo único que me interesa...

Ariel arrugó la frente sin querer y sintió que sus manos sudaban. Observó a la camarera unos segundos, deseando que su comida ya acabase para poder llevársela a su casa, pero lo cierto es que no ocurrió así.

—Quiero acostarme contigo.

Ella abrió los ojos completamente cuando escuchó esas tres palabras que la sacaron de su vida cotidiana. No supo que decir, pero lo cierto es que lo último que pensaba que le iba a decir fuese aquello. Se quedó quieta mientras aquel hombre esperaba una respuesta de ella.

Fue directo, pero era lo importante, ser sincero. No podía ofrecerle una amistad, pero necesitaba quitarse de la mente a esa mujer y pensó que la mejor forma sería acostándose con ella. Fue una idea que desechó por unos días, hasta que volvió a pensarlo y se volvió a masturbar en su cuarto pensando en aquella joven.

—¿Qué me dices?

—No... No creo que sea una buena idea —murmuró avergonzada y apretó sus muslos entre sí, deseando marcharse de allí por si las cosas se salían demasiado del plato.

—¿Por qué no? Pasaríamos un buen rato y te daría mucho placer, al igual que tú a mi... No le veo lo malo. Somos mayores de edad —dijo sin más y analizó su mirada, deseando que su respuesta fuese positiva —. A no ser que seas de esas que quieran solo acostarse con sus novios.

Pensó en eso y sin duda Ariel era ese tipo de mujer que seguramente tendría sexo con la persona que saldría, pero lo cierto es que Axel no sabía nada de ella y es que Ariel ni siquiera había tenido novio en toda su vida.

Pero claro, él no lo sabía, hasta que cayó en la cuenta en la forma de actuar de ella ante esas palabras.

—Espera... No lo has hecho con nadie. Ariel, tienes dieciocho malditos años... —susurró con burla mientras que ella lo observaba tras sus pestañas, queriendo que se la tragase la tierra. No supo porque Axel se comportó de aquella manera y por eso ella quería marcharse, hasta que empezó a hablar —. Eres tan inocente que seguramente no le has hecho un oral a nadie. —Le contestó, observando sus labios y pensando en esas asquerosidades, imaginándose a Ariel haciendo algo de eso. Pero al ver que ella no respondía, supo que su frase era cierta, era virgen y demasiado inocente —. Y yo pensando cuantas habías probado y resulta ser que eres virgen hasta por tu boca. —Se río asquerosamente sin importarle los sentimientos de aquella mujer, que tanto había sufrido, pero no contento con ello, siguió—. Deberías probar con el primero que veas por ahí.

Fue demasiado.

Axel seguía riéndose, tocándose el estómago como si le doliese al reírse y Ariel nunca supo como pudo aguantar las lágrimas. Para cualquiera hubiese sido una tontería, pero para Ariel no era así. Que se burlase de ella por eso... Dolía y mucho.

Suficiente con ello, Ariel tomó el vaso de él para luego derramarle el líquido por todo el rostro de Axel, sorprendiéndolo al instante. Ella se levantó, tomando todas sus cosas y, sin decir nada, se largó de aquel restaurante, aguantando las lágrimas para que él no la viese llorar y se burlase más de ella, deseando no volverlo a ver jamás.

Malquerencia: Parte I [+18] ✔️ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora