Malquerencia: Parte I [+18] ✔️ (COMPLETA)

🌲 V E I N T I S E I S | D I S T I N T O 🌲

"Algo pasaba con él, me miraba de forma distinta... Pero no terminaba de comprenderlo"

Ariel.

Y allí estaban.

Después de clase, ella y él caminaron juntos por las calles de aquel pueblo. El día, como de costumbre, estaba nublado con pronóstico de lluvia. A ninguno le importó y siguieron caminando cerca de las casas de donde vivía Axel.

Ariel no sabía exactamente que era lo que quería hacer Axel. Pero se preparaba mentalmente por si quería hacer otra sección como la del viernes y en el fondo pensó si sería buena idea. Pero él tenía otros planes, no quería eso... No al menos en ese momento.

La agarró de la mano y la adentró dentro del bosque, con cuidado de que no se hiciera daño. Al ser un pueblo, la mitad de todo eso eran árboles y casi todo lo que les rodeaban eran bosques, pero no todo. Por eso, cuando ella vio que él la adentraba allí se asustó un poco y frenó.

—Axel, ¿a dónde quieres ir?

Él la miró, vio en sus ojos miedo y pensó que quizás tenía miedo de los bosques. Sonrió al pensarlo y negó con la cabeza.

—Cerca de aquí hay una casa bastante grande. Son un matrimonio viejo, pero todos los meses de noviembre se marchan a pasar el otoño fuera de aquí —murmuró. —He pensado que a lo mejor te gustaría hacer una visita turística.

—¿Qué? —preguntó asustada—. Eso es allanamiento de morada, Axel.

Joder, como le gustaba a él escuchar su nombre de la boca de aquella joven.

¿Allanamiento de morada? Llevaba haciéndolo desde hacía años, con la diferencia de que siempre iba solo para darse un chapuzón en aquella inmensa piscina que tenían. Él tan solo se dedicaba a limpiarle la piscina de vez en cuando, así que ese día le tocaba. Aunque quiso hacer algo distinto con Ariel.

Pero ese día no pensó en eso, ni siquiera deseó que lo viesen, tan solo quería que ella disfrutase e hiciera cosas que la harían salirse de su confort. Y ni siquiera sabía porqué hacía eso... Pero deseaba pasar ese momento con ella, compartirlo con Ariel.

—Llámalo como quieras... Pero te gustará.

Comenzó a caminar una vez llegó allí, siendo visible la casa y se giró al percatarse que ella no se movía de su sitio.

Alargó su mano, esperando que ella la tomara y dijo.— Confía en mí.

Y ella confió en él.