🌲 C I N C U E N T A Y S E I S | C A L L A D O 🌲

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"No sabía porque estaba tan callado, más de lo habitual y eso me preocupaba"

Ariel.

Ariel besó a su novio en la mejilla con delicadeza, sintiendo Axel aquella suavidad tan única de ella. Entonces la joven se sentó frente a él, en aquella mesa tan famosa donde se habían conocido. Él estaba nervioso y Ariel podía notarlo a simple vista.

Ella no era tonta, pero tampoco le gustaba hablar demasiado de sus problemas o de los problemas que tuviese con su novio. Era un gran fallo que tenían los dos. Ninguno tenía el valor de contar con el otro cuando tenía un problema, cuando estaba decepcionado o simplemente preocupado por algo. Axel no era un buen novio, pero Ariel tampoco era una perfecta novia.

Era normal, ambos eran principiantes en el amor y debían aprender del uno al otro. Y necesitaban solucionar muchas cosas entre sí mismos antes de seguir en una relación.

Ariel era dulzura, pero muy cerrada, nunca le decía lo que le ocurría a Axel, pero él siempre se culpó por lo mal que estaba su relación... Pero la culpa lo tenían ambos.

Axel se echó el pelo hacia atrás, con las manos sudorosas y luego dejó de morder su piercing para poder mirarla a los ojos y decirle lo que llevaba días memorizando. Pero cuando la vio, tan hermosa como siempre, se sintió más enamorado de ella... Y supo que debía mejorarse más antes de seguir en esa relación.

—¿Estás bien? —preguntó Axel, subiendo una de sus cejas al verla un poco más cansada de lo habitual.

Y Ariel asintió.

—Si, no es nada... —murmuró por lo bajo y se quitó la bufanda para atenderlo mejor—. ¿Tú estás bien? —Le devolvió la pregunta al ver que Axel estaba demasiado nervioso.

Y es que él no sabía como empezar, ni siquiera estaba seguro de como decírselo a ella.

Pero debía empezar si o si, porque si no lo hacía la haría sufrir más todavía.

—Ariel, ¿no te hago feliz, verdad? —Lanzó la pregunta y Ariel se sorprendió por el giro inesperado de su forma de actuar.

—¿A que viene eso, Axel?

—Se sincera conmigo, por favor... Soy más que consciente que estos meses lo último que he conseguido es hacerte sonreír y las veces que te veo con una sonrisa es forzada —dijo, enfadado consigo mismo.

Observó a Ariel, que estaba mirándolo anonadada y en el fondo su corazón comenzó a latir con violencia.

—Se que... No soy el mejor novio, Ariel. Pero no te hago feliz.

—Si me haces feliz, Axel. A tu manera.

—No. —Le dijo sin más, con dureza y doliéndole su respuesta.— Si me dices eso es que no te hago feliz, Ariel.

Ella se quedó callada y luego retiró su mirada para observar sus manos encima de la mesa. Estaba nerviosa en ese momento, al igual que él, y supo que es lo que iba hacer Axel.

—¿Es una estrategia para cortar conmigo? —preguntó ella en voz muy baja casi incapaz de contener la respiración y, todo lo que de aquí para atrás había sufrido, empezó a caerle encima y el dolor en el pecho se agudizó, temiendo por lo que él haría a continuación—. ¿Es eso?

Axel la miró, sabía que eso era mentira. Él quería acabar la relación, pero no era una estrategia como Ariel decía, era para que ella fuese feliz. Axel lo hacía por el bienestar de Ariel, y eso ella nunca lo comprendería.

—Ariel, por favor, déjame explicarte.

Ella negó con la cabeza y las lágrimas empezaron a salir de sus ojos con violencia, sin importarle a ella el más mínimo detalle de que él la estuviese viendo. En ese instante le daba igual que Axel la viese llorar, ya era demasiado para ella y todo le estaba cayendo encima como granizos.

Ariel tragó saliva y observó el restaurante con rapidez, echando una rápida mirada a todo lo que les acompañaba, a todas las pocas personas que estaban en ese momento allí, a aquella tarde que jamás olvidaría ella. Sentía como su mundo caía al vacío, un vacío que nunca llegaría a caer al suelo y no supo como seguía allí, entera dentro de lo que cabía.

—No podemos seguir así... Todo esto es mi culpa y te hago sufrir mucho... Y no quiero eso para ti. Serías mucho más feliz sin mí, aunque al principio sea doloroso —murmuró él, con un fuerte nudo en la garganta.

No quería verla llorar.

No quería hacerla sufrir más.

Pero necesitaba parar eso. Necesitaba acabar de una vez para que el amor de su vida fuese feliz, sonriese de nuevo y su luz volviese a brillar para siempre.

Y Axel le dolía y mucho más que a ella saber que él no era el indicado para una chica como Ariel.

Posiblemente no sería el indicado para nadie, pero a Axel no le importó... Porque lo que le importaba estaba delante de sus ojos, haciéndola llorar como había echo ya cientos de veces sin pretenderlo.

Ni siquiera él supo como aguantó las lágrimas. Como pudo soportar aquel momento tan doloroso y, cuando Ariel se levantó del asiento, Axel dejó de respirar, sabiendo que ella le odiaba por lo que había echo y, posiblemente, no la vería jamás, no como antes.

—Ariel, por favor...

Pero ella no dijo nada.

Ariel necesitaba aire, salir de ese espacio cerrado y estar lejos de él. Necesitaba marcharse de allí y eso hizo.

Ella empezó a caminar con rapidez del local, pasando por aquel pasillo, ahora demasiado lejos de la puerta, pero empezó a marearse y ese sentimiento que tuvo varias semanas en su cuarto lo sintió en su cuerpo, lo sintió ahí mismo.

Y cayó al suelo, escuchándose un fuerte ruido de su cuerpo al caer.

Axel, que no había apartado la vista de aquella joven que fue su novia, al verla tambalearse hasta terminar cayendo al suelo, hizo que gritase su nombre a los cuatro vientos, sin importarle nada más que solo la mujer que estaba tendida en aquel lugar, se levantó de su asiento tirando sin querer aquella taza que había sobre la mesa y corrió hacia ella, tirándose de rodillas al suelo para ponerse a su lado.

Fue ahí que sus lágrimas salieron a la superficie por primera vez en mucho tiempo y agarró el cuerpo de ella con miedo y temor a perderla realmente.

Nadie de allí sabía que pasaba, pero Ariel no estaba bien y eso se veía a lo lejos. Las personas de allí empezaron a llamar a la ambulancia y algunos intentaron acercarse a aquella pareja, en la que el hombre tenía entre sus brazos a aquella chica. Axel no sabía que le pasaba, pero estaba cabreado consigo mismo, se odiaba por hacerle eso y se veía vulnerable al ver que no podía hacer nada por esa mujer.

Y fue ahí cuando él le dijo aquellas palabras de oro, sin importarle nada, sin importar la vergüenza...

—Te amo, Ariel... —susurró para que solo ella lo escuchase—. ¿Qué te pasa? Por favor, quédate conmigo... —Siguió susurrando, angustiado y sin parar de llorar, apretando más el cuerpo de aquella joven al suyo, esperando que abra aquellos ojos tan hermosos de los que se había enamorado perdidamente—. Te amo, te amo, te amo —dijo desesperado—. Pero por favor, no me dejes solo en este mundo. Quédate conmigo... Quédate...

Pero el futuro era incierto... Demasiado...

Demasiado.

Malquerencia: Parte I [+18] ✔️ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora