🌲 C U A R E N T A Y T R E S | A M O R 🌲

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"Me sentía distinto y era una sensación completamente nueva para mí. ¿Eso era normal?"

Axel.

Aquella habitación era tan solo la única testigo que presenciaría aquel momento tan importante para aquellas dos personas. Y, aunque pareciera difícil de creer, para el más importante era para Axel.

Él la miró a los ojos y con solo una mirada Ariel asintió, significando que estaba más que preparada para dar ese gran paso en aquella relación. Axel no perdió el tiempo y poco a poco ambos fueron eliminando la ropa que comenzaban a quemarles. En ese momento, Axel —que tan solo tenía los calzoncillos puestos—, besaba con delicadeza aquel cuello delicado de Ariel. Al tener ella la piel tan blanca y delicada, le hacía ser muy sensible ante el sol, pero aquel pueblo no importaba nada, siempre estaba nublado... Excepto aquella misma noche.

Axel la tumbó en su cama, cuando ya ella estaba semidesnuda, con tan solo la ropa interior puesta y ante la atenta mirada de su novio, Ariel sintió unas ganas terribles de taparse y ocultar su desnudez, pero él no la dejó y comenzó a dejar castos besos sobre sus pechos, empezando a chuparlos con ganas y jugando con ellos, dejando a Ariel gimiendo debajo de Axel.

Él estaba duro, demasiado y las ganas de enterrarse en ella eran mayores, pero era su primera vez y sería todo lo malo que quisiera la gente, pero no era un monstruo y quería mimar a aquella joven de la que tanto estaba enamorado.

Comenzó a bajar poco a poco por el cuerpo de aquella mujer, sintiendo Ariel el frío metal de los piercings de su novio y eso la hacía querer sentirlo más, le gustaba eso de él al igual que otras miles de cosas que aún, por desgracia, desconocía de él. Lo que ella no sabía es que en aquel mundo Ariel era la persona que más conocía a Axel y eso solo él lo sabía, pero quería que siguiera siendo solo ella la que entrase en su piel, metiéndose en su propio cuerpo.

Bajó hasta llegar a sus bragas, comenzando a bajarlas y tirándolas luego al suelo de la habitación de ella, importándole un pimiento por primera vez el orden de las cosas. Axel estaba deseoso de saborearla de nuevo y comenzó a darle placer a ella con su lengua en su clítoris, llegando incluso más abajo pero con el objetivo de ponerla más cachonda y de esta manera ella no sufriera tanto en su primera vez. Por eso, Ariel se sentía en una jodida nube y apretaba las sábanas de su cama sin importarle si terminaba rompiéndolo, solo disfrutaba del momento y cerraba los ojos ante la atenta mirada de Axel, que observaba todo desde su posición y le encantaba lo que estaba viendo.

Se alejó un poco y sonrió pícaramente mientras se quitaba la última prenda que quedaba en su cuerpo y, de su pantalón que estaba tirado en el suelo, tomó un condón de su bolsillo. Se volvió a acercar a ella y dejó un casto beso en las mejillas encendidas de Ariel.

Y ahí fue cuando sintió aquel miedo que sentía desde hacía unos días.

—¿Y si yo no soy el indicado? —preguntó Axel, deseando que fuese él el primero y el único para ella, pero él sabía que no podía tomar esa decisión por ella. Debía ser Ariel y ella sabía a la perfección lo que quería.

Ariel levantó una ceja con extrañeza y puso sus manos sobre las mejillas de su hombre, que la observaba atentamente desde arriba. Ella tenía las piernas completamente abiertas y sentía la polla de Axel pegada a su estómago, ardiendo por el momento.

—¿Por qué dices eso? —Le preguntó ella y Axel tragó saliva con nerviosismo, con miedo.

—Soy una bestia y tú eres perfecta. —Fue lo que le respondió, siendo completamente sincero con su novia y Ariel negó con la cabeza.

—No eres ninguna bestia, Axel. Te quiero y quiero esto contigo. —Ella se percató de lo que había dicho y quiso retirarlo enseguida, era demasiado pronto para decirlo, pero Axel, que su corazón comenzó a moverse más rápido que un coche de fórmula uno, posó sus labios sobre los de ella, callándola y saboreando ese momento de felicidad, esa alegría por escuchar por primera vez de alguien que lo quería... Y sobre todo que fuese ella la que se lo dijera a él.

Axel no tuvo ninguna duda más y se puso el preservativo, para luego ponerse en posición, colocando sus codos a cada lado de Ariel y pegó su frente sobre la de ella.

Estaba a punto de entrar en ella, pero quería ser delicado y cuidarla a sabiendas de que la haría daño por mucho cuidado que tuviese.

—Ariel, estamos juntos en esto... ¿Vale? —dijo sinceramente y Ariel, nerviosa, asintió—. Si quieres que pare, lo haré sin dudarlo, ¿si? —Volvió a decirle sin importarle las ganas de hacérselo que tenía, solo quería protegerla, cuidarla y estar ahí para ella, para su novia.

Ariel dijo en muy baja voz "si" y fue ahí cuando Axel, con sumo cuidado, comenzó a entrar en ella, sintiendo lo apretada que estaba y aguantándose las ganas de enterrarse completamente en ella. En cambio, Ariel sintió un fuerte dolor en aquella misma zona que hizo arañar sin querer la espalda de su novio, percatándose Axel y parando al instante. Con unas simples miradas, él dejó un poco de tiempo esperando a que ella se recuperase, sin importarle las ganas de entrar completamente en ella que tenía, hasta que Ariel le dio permiso a hacerlo.

Durante aquel momento en el que Axel entraba y salía de ella delicadamente, fueron increíbles para él. Ariel en cambio se sentía extraña, no era como se lo había imaginado siempre, pero era su primera vez y era lo más normal. Ella, los primeros minutos se sentía rara y, aunque el dolor cesaba, lo extraño de sentirle dentro era muy nuevo para ella. Hasta que acabaron con Axel cayendo sobre ella agotado del ejercicio y con una sonrisa de enamorado de Ariel.

Axel dejó que descansaran y luego la miró a los ojos, besando con suavidad los labios de Ariel, que todavía estaba recuperándose de ese primer momento del despertar del sexo que tuvo con ese hombre.

Malquerencia: Parte I [+18] ✔️ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora