TODO POR TÍ

Luna.-

Pov Poché

Acababa de llegar a la casa después de comprar la comida, pero para mí sorpresa la puerta se encontraba entre abierta, entré en silencio viendo a los lados, pero todo lucia normal.

—¡Vale!— grité mientras pero no obtuve respuesta.

Seguí avanzando mientras me asomaba en las habitaciones, pero también estaban vacías.
Llegué a  mi habitación  y entre, está estaba oscura pero se podía ver la silueta de esa persona sentada en el sofá, justo como en el pasado.

—¿Que haces aquí?— le dije de mala manera— Y donde demonios está Valentina.

—¿Que no vas a saludar a tu padre?— me dijo el sonriendo hipocritamente.

—No tengo tiempo, ahora contesta— le dije seriamente.

—Esta en la casa, de donde nunca debió salir— me dijo peinando se el cabello —Donde tu igual deberías estar, para asumir todo lo que corresponde!

—¡No voy a regresar nunca!— grité —¡Lárgate y déjanos tranquilas a Vale y a mi!.

—Para qué, para ver cómo la chica que te gusta te desprecia?— me dijo sonriendo maliciosamente — O no, Calle?— dijo y no se en que momento Calle apareció y pasó junto de mi para situarse a lado de mi padre.

—¿Calle que haces aquí?— pregunté pero ella no me contestó.

—Esta aquí para burlarse de ti y tu ingenuidad— se reía mi padre.

—¡Callate!— dije apretando mis puños.

—¿No quieres escuchar la verdad?— mi padre se levantó —¿De como Calle es Feliz  porque tú ya no estás en su vida y al fin puede estar con alguien normal?.

—¡Que te calles!— grité.

—No Poché no me voy a Callar— se reía mi padre y yo solo miraba a Calle quien tenía un semblante serio.

Gracias a Dios abrí los ojos dándome cuenta que todo había sido un maldito sueño, me levanté de la cama viendo en el reloj de la pared que apenas eran las 5 de la mañana, fui hasta la cocina donde me servi un vaso de agua.
Decidí salir al balcón y admirar el bello paisaje.
Decidí ver el amanecer mientras tomaba mi agua, esto era tranquilizante y era lo único que me mantenía en paz, yo pensé que al ver aquí al fin mi mente tomaría un respiro pero fue todo lo contrario, ahora no podía dejar de pensar en ella y sus hermosos ojos color avellana. Pero terminaba imaginándome que estaba feliz con  Matu, las dos juntas besándose y...
Aghhh basta Poché deja de pensar eso.
Eso era lo que ella quería, estar tranquila y poder vivir sin tanta preocupación y yo no podía ofrecerle eso.

—¿Volvio el insomnio?— escuché a Laura a mis espaldas, yo me giré y le di una sonrisa a boca cerrada.

—Solo quería ver el amanecer— respondí girandome mientras me recargaba en el barandal.

—Toda la semana me has dicho lo mismo— me respondió mientras se situaba a mi lado.

—Bueno es que es muy lindo a esta hora y me gusta la tranquilidad que se trasmite— Laura me miró negando.

—¿Ahora que atormenta tu azulada cabeza?— yo la miré alzando los hombros— Vale y tú están a salvó, pueden caminar por las calles sin preocuparse— Laura me tomó de la mano.

—No pasa nada enserio— le dije tratando de calmarla.

Ella solo me miró — Ven vamos por un café a la cocina y hacer el desayuno para cuando despierten Makis y Vale— me tomó de la mano
llevándome a cocina.
Agradecía que Makis y Laura estuvieran con nosotras.