Capitulo 23: Busco ser feliz

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Mientras estabamos cenando yo no paraba de mirar a mi madre... ¿Cómo podía mentirme la persona que me dió la vida? No puedo creerlo, mi relación con ella cuelga de un hilo y a medida que pasa el tiempo siento que muy pronto de romperá. A veces hacíamos contacto visual, pero ella miraba para otro lado luego de cinco segundos de miradas mutuas. Sospechaba algo ya que se le notaba nerviosa, pero nunca se sabe.

Al terminar de comer Walter lavó los trastos y pedimos helado, que tardó media maldita hora en llegar. Valió la pena porque estaba delicioso. Al terminar seguí a Luciana hasta su habitación. Estuvimos hablando sobre nosotras un largo rato hasta que alguien llamó a la puerta del cuarto.

-¿Hija?- se escuchó la voz de mi mamá tras ésta.

-Pasa- le dije yo, desganada y enderezándome.

-Ya me voy, procura portarte bien.

-Ya hablamos de esto

-Sólo recuerdalo, ¿sí?

-Ajá.

-Bien, adiós Luciana, cuidate

-¡Adiós Leanora!- dijo ella

-Cassie, te quiero.- dijo mamá lanzándome un beso y retirándose por donde vino.

"Te quiero" esa frase resonaba en mi mente una y otra vez... Si me querría me habría contado de esto, de eso estoy segura.

"Te quiero" eso me dijo todo este tiempo, mientras se acostaba con un hombre y me ocultaba todos los hechos.

"Te quiero" me dijo desde que nací, cuando siento que sólo fui un problema en su vida.

"Te quiero" son dos palabras serias para expresar cariño que de verdad sientes.

"Te quiero", una mentira en mi vida que todos aquellos que posteriormente me traicionaron solían decirme.

-¡Luciana llamando a Cassandra, vuelve a tierra!- dijo mi nueva amiga chasqueando sus dedos frente a mi cara.

-Lo siento, estaba pensando en algo.

-¿Tiene que ver con tu madre?

-No- mentí -una amiga de Texas, nada importante.

-Vale, ¿y qué hacemos ahora?

-No lo sé- ambas estabamos sentadas en su cama, y yo me recosté en ella mirando al techo. -A veces me gustaría llevar otra vida que no sea esta- confesé cerrando los ojos y evitando las ganas de llorar.

-¿De verdad?

-Sí- me parecía raro y a la vez genial poder expresarme libremente con Luciana. Nunca hablé de esto con nadie, ni siquiera con Jacky.

-A mi suele pasarme lo mismo- suspiró -pero qué va, todos sufren alguna vez, y es muy díficil lograr ser feliz para siempre. El 80% de las personas no lo logran, el otro 20% sólo por el dinero.

-Pero el dinero no compra felicidad.

-Pero te emociona, y te libras de cualquier mal o de vivir en la calle, por ejemplo.

-Yo no quiero dinero para ser feliz, no quiero ser bella ni ser modelo, sólo quiero ser naturalmente yo y que me acepten por eso.

-La sociedad no aceptará nunca los defectos de los demás.

-No me importaría que la sociedad no me acepte mientras sepa que cuento con mi familia, pero a quién engaño, yo no les importo.

-No digas eso, seguramente si les importas, solamente están ocupados con sus problemas y esas cositas.

-Pues creo que en su vida yo soy el problema.

-No...

-Están tratando de librarse de mí- abrí los ojos y me encontré con una preocupada Luciana mirándome a los ojos -De hecho mi padre ya lo ha hecho, se liberó de mí, ya no soy su problema ni el de mi hermano, sólo resta mi mamá.. y estoy segura que no le será tan fácil alejarme de su camino- me paré con una sonrisa maliciosa.

-¿Qué planeas hacer?- se paró también

-Ahora nada, sería inútil, pues ya se fue. Pero mañana en cuanto venga a buscarme seré la hija mas difícil que jamás ha tenido.

-No creo que sea una gran idea, Ca...

-Sí, es lo correcto- no la dejé continuar y cogí mi pequeña mochila- iré a ponerme el pijama -salí por la puerta de camino al baño, no oí ninguna protesta de parte de mi amiga, así que caminé hasta llegar al baño, toqué la puerta y, cuando eso me confirmó que no se encontraba nadie dentro, entré.

Abrí la mochila y saqué unos auriculares, bajé la tapa del váter y me senté. Conecté los cascos a mi celular y puse una cancion relajante y a la vez algo depresiva, era un rap que un youtuber había hecho sobre uno de mis juegos favoritos.

"Busco ser normal, aceptada, ya no queda nada. He sido pisoteada de cualquier forma pensada"  decía la canción, una lágrima cayó por mi mejilla, pero eso no evitó que parara de escuchar ese rap. "Pero paso, yo no voy a ser la puta dama del fracaso, tengo mis propios motivos para dar mis pasos, lucho por quien quiero y no sucumbo"  la letra estaba en lo cierto: uno debe tomar sus propias decisiones y luchar por todos los motivos de tu existencia.

Al terminar la última estrofa y comenzar la melodía final, sequé las pocas lágrimas que habían humedecido mi rostro y guardé los auriculares y el celular en su lugar. Cogí mi pijama y me cambié lo mas rápido posible. Salí con la mejor sonrisa falsa que pude hacer en mi rostro.

-Lloraste- dice Luciana al verme entrar a su cuarto.

-No lo hice, sólo me puse el pijama, mas bien esta ropa vieja.. quería estar cómoda- mentí

-No me digas que no lloraste- corrió un mechón de pelo que caía por su cara, tapando su ojo derecho.

-Estaba leyendo un mensaje que me envió recién una amiga de Texas.- mi voz no se trababa, lo cual me sorprendió, ya que casi siempre que miento comienzo a tartamudear.

-Tardaste mucho

-Lo siento, no sabía que eras policía, una vigilante o algo así- reí.

-No lo soy, pero tienes los ojos rojos- rió pero al instante se puso seria otra vez.

-No lo había notado- toqué mis ojos suavemente

-Eres horrible mintiendo- se cruzó de brazos y miró al techo, impaciente. Creo que esperaba que le dijera la verdad.

-Está bien, lloré. ¿Acaso está prohibido? Es decir, lo necesitaba.- miré al suelo, avergonzada.

-No hay problema, pero eres pésima mentirosa.

-Suelen decirmelo- reí

-No llores- se acercó y me abrazó. Le devolví el abrazo y hundí mi cara en su hombro.

It HurtsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora