" Un cálido abrazo"

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Narra Diego

Diego Bennet acepta a usted a la señorita Davina Brown como su esposa a quien respetará, amará y le será fiel por el resto de su vida. Mis pensamientos estaban en otra parte y no precisamente en mi boda, finalmente hoy uniría mi vida a la de Davina y aunque no estoy seguro de ello, sé que no hay marcha atrás, el juez repite nuevamente la frase, todos los presentes se encuentran en silencio esperando mi respuesta.

– Si señor, acepto a Davina Brown como mi esposa, prometo amarla y respetarla todos los días de mi vida.

– Bien, firme aquí. Sin titubear y sin pensarlo firmo en la parte del libro en el que el juez me indica. Ahora es el turno de preguntarle a la novia. Señorita Davina Brown, acepta como esposo al señor Diego Bennet, promete respetarlo, amarlo y serle fiel el resto de su vida. Observo en el rostro de Davina una felicidad y sus ojos se encuentran iluminados.

– Si señor Juez, acepto a Diego Bennet como mi esposo, prometo amarle, quererle, cuidarlo y serle fiel por el resto de mi vida. Davina dirige su mirada a mi y puedo ver lo enamorada que está. Tomo su mano para hacerle saber que ahora estamos casados y que estaremos juntos. Después de la indicación del juez, Davina firma en el libro lo cual indica que estamos legalmente casados.

– En hora buena, los declaro Marido y Mujer, el novio puede besar a la novia. Después decir eso me acerco a Davina y como un buen marido la beso, se escuchan los aplausos de los invitados y la ceremonia ha terminado, el juez se retira deseándonos un feliz matrimonio y diciéndonos que hacemos una linda pareja. Nuestros amigos y familiares se acercan para felicitarnos. Davina no deja de sonreír en todo momento lo cual me tranquiliza al menos ella está disfrutando de la fiesta. Trato de alejarme de la gente, busco un lugar solitario y saco un cigarrillo de mi bolsillo.

– No se te ve feliz, seguro que tomaste la mejor decisión. El se posa a mi lado y me ofrece fuego de su encendedor.

– No me arrepiento de mi decisión Harry, estoy conforme con ella, Davina es una gran mujer, sé que he tomado una buena decisión.

– No estoy diciendo que no lo sea pero que pasó entre tu y Abby, pensé que ustedes dos lo arreglarían y terminarían juntos, siempre tuve en mente que tu y ella estaban hechos el uno para el otro.

– También lo pensé pero a veces la vida es injusta te pone pruebas en el camino y Abby y yo estamos en una, decidimos dejarlo, porque pensamos que será lo mejor para todos, además ella regresó a Nueva Orleans y por lo que sé le está yendo bien.

– No lo entiendo, de verdad no lo entiendo, ustedes dos son tan tercos.

– Harry cuando sea el momento lo entenderás te lo aseguro, solo debes saber que Abby y yo así lo decidimos porque creemos que es lo mejor para todos.

– cariño aquí estás, te he estado buscando, es hora de nuestro baile, además mi padre ha preguntado por ti, desea hablar contigo, desde cuando comenzaste a fumar.

– Bueno yo los dejo, solo quería felicitarte Diego, buscaré a Natasha. Harry se marchó dejándome con Davina.

– Sabes que no lo hago, es solo que los nervios se apoderaron de mi, Harry me ofreció uno y pensé que sería una grosería no aceptarlo, además me siento mas relajado.

– Espero que no se te haga vicio.

Y es así como pasó mi fiesta de bodas, asistieron personas que no conocía, eran amigos de Davina, asistieron compañeros del trabajo, pero lo que más me dolió es no ver a mis amigos aquí conmigo, Dylan e Indiana no asistieron debido a que todavía se encuentran de luna de miel, ambos me llamaron para felicitarme y desearme lo mejor, aunque me recalcaron que cometía un error. La noche pasó lenta, Davina y yo bailamos nuestro glorioso vals. Natasha lucía feliz pues se había reconciliado con Harry, mi mamá seguía preguntándome si estaba seguro de casarme con Davina lo cual hacía preguntarme lo mismo. William asistió a pesar de todo, me advirtió que si lastimaba a Davina me las vería con el. Mientras mi mente divagaba imaginando la sonrisa de Abby, recordé nuestra boda y lo felices que estábamos, no se comparaba a nada de esto. William y yo estuvimos bebiendo, y para ser honesto sentí que la bebida me ayudaría a superar esto.

Hasta La Ultima EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora