Capítulo 3

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— ¿En qué estabas pensando? —Charlotte llevó a Felicity a su habitación. A veces le gustaría darle una buena tunda a la chica. Si de verdad quería pillar a lord Styles tendría que empezar a usar la cabeza para otras cosas aparte de para tener las orejas separadas. Son los hombres los que se suponen que piensan con sus partes bajas, no las mujeres.
Felicity se detuvo justo en la puerta.
— ¿No esperas compañía?
—Sí, gracias a ti. —Charlotte respiró profundamente, reprimiendo su enfado. Menos mal. Necesitaba llevarse a lord Peter a la cama. Todo el drama de la noche había servido para cambiar su negativa inicial. Se miró el reloj. —Pronto estará aquí. —Y tenía la esperanza que también se marchara pronto—. Le dije que primero tenía que hablar contigo. —Y además quería fortalecer sus nervios con un trago o dos de brandy.
—Peter no es un hombre paciente.
Charlotte se encogió de hombros.
—Tampoco es un hombre brillante. Si no le hubiera distraído ni te hubiera retenido, Harry ya estaría comprometido, y tú no serías la mujer que luciera su anillo de compromiso. ¿No sabes lo que es la discreción? —Se dirigió hacia el tocador. ¿Por qué habría accedido a ayudar a Felicity para atrapar a Harry?
La respuesta era simple. Conseguir al conde para Felicity significaba que la hermana del duque de Alvord no se casaría con él. Apartar a Harry Styles del mercado del matrimonio podría mantener a lady _____ en un rechazo permanente, lo que haría daño a Alvord.
Tres años atrás, cuando Alvord eligió a una intrusa americana como su duquesa, Charlotte se puso furiosa. Estaba decidida a casarse con un duque y el único matrimonio disponible tras la boda de Alvord era con Hartford (un anciano de ochenta años). Según caminaba por el pasillo de St. George para encontrarse con el decrépito novio, juró que se lo haría pagar a Alvord. Ahora, quizá, lo conseguiría.
Aguardaba la excitación que siempre experimentaba con sólo pensar en conseguir finalmente su venganza. Que nunca llegaba.
No sintió nada.
Tiró con fuerza del cajón del tocador, hasta que lo abrió con más fuerza de la que tenía intención. Lo cogió antes que se saliera del todo y todas sus pertenencias cayeran al suelo.
¿Qué le pasaba? Sacó un frasco plateado y cerró el cajón con cuidado. Había fiesta en casa. Eso era. Estaba con los nervios de punta desde que ella había llegado. Debería haber sabido que estar cerca de Niall Horan le haría sentirse así.
Quitó el tapón al frasco e inhaló el aroma acre del brandy.
No, la verdad era que tenía preocupaciones más acuciantes que su venganza.
Hartford no funcionaba bien. Necesitaba un heredero. El tiempo se agotaba.
Tenía un nudo en el estómago que a todos nos es familiar.
—La discreción no formaba parte del plan. —Felicity se abalanzó sobre una silla junto al fuego—. Se suponía que tenían que descubrirme con Harry en la cama. ¿Quién iba a imaginar que huiría por la ventana?
—Debiste haberlo supuesto. Ha hecho del escapar del matrimonio un arte. Ha hecho un arte del escapar de ti. —Charlotte llevó el frasco a los labios, luego hizo una pausa—. ¿Te gusta el brandy?
—No.
— ¡Como quieras! —Bebió un trago largo. El líquido era reconfortante, como siempre. Cerró los ojos, saboreando el calor que se propagaba hasta el pecho.
Si no necesitara tanto los servicios de lord Peter, se habría quedado en Londres.
—Será mejor que no te pases con la bebida. Te desmayarás antes que llegue tu amante.
—Estaré bien. —Ojala pudiera desmayarse, pero lord Peter probablemente preferiría una compañera sensible. Si iba a ser igual a su experiencia con Hartford, estar en estado de alerta no supondría una gran diferencia.
Se sentó en el diván al otro lado de Felicity.
—Me pregunto qué pensaría lady _____ cuando Harry apareció desnudo en su habitación.
Felicity resopló.
—Me sorprende que doña remilgada no gritara tan fuerte como para despertar al viejo sordo de Maxwell en Londres. Parece una chica tan puritana...
—Yo también creía que lo era, pero ahora no estoy tan segura. Se mantuvo fría como el hielo, a pesar de tener a todo el mundo alrededor de ella, y tú con la mano en las cortinas de la cama, preparada para abrirlas de par en par. No se sobresaltó en ningún momento. Yo no me hubiese imaginado que hubiera un hombre desnudo en su cama. —Charlotte bebió otro trago de brandy—. ¿Estás segura que Harry Styles estaba allí?
—Sí, lo estoy. No pudo haber ido a ningún otro lugar. Lord Peter le siguió. Le vio entrar por la ventana.
— ¡Bah! —Charlotte negó con la cabeza—. No me imagino a lady _____ dando la bienvenida a Harry desnudo. Por supuesto, su hermano siempre ha actuado con mucha corrección y sabes lo que todos dicen de él.
—Que es un sátiro. —La boca de Felicity deslizó una sonrisa de malicia—. Aunque ya parece estar lo bastante satisfecho para quedarse en casa con su mujer.
—Está preñada otra vez, ¿lo sabías? —El nudo de ansiedad se retorcía en el estómago de Charlotte de nuevo. Respiró hondo.
Lord Peter le solucionaría el problema.
—Lo había oído. Por eso lady Beatrice hace de carabina de lady ______ esta Temporada, por eso y por el hecho que se han llevado a rastras a la ciudad a la cuñada de Knightsdale. —Felicity cogió un portarretratos del final de la mesa y lo estudió—. Se parece a ti.
¡Maldita sea! Debería haber guardado el retrato en el cajón.
—Soy yo.
— ¿Tienes la costumbre de llevar tus retratos contigo? Pensaba que con la botella tenías suficiente.

El Conde Desnudo - Harry Styles -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora