Niall se dirigió a su estudio. Necesitaba alejarse de los malditos invitados a la fiesta. ¿Por qué les había invitado?
Aborrecía las fiestas. Había sido un ******* al celebrarla. Un burro, un estúpido cabeza de chorlito. ¿Cuántos días faltaban para que pudiera cerrar la puerta al salir el último invitado y regresar a su cómoda vida? Por Dios, quedaba una eternidad.
Se detuvo en el vestíbulo. ¿Era Dodsworth a quién oía? ¡Joder! Se escondió rápidamente tras una estatua de Afrodita. Sí, era Dodsworth soltando tonterías a Sir George acerca de la crianza de caballos. Lo más probable era que Nell le hubiera pedido al baronet que sacrificara un poco de su tiempo en hacerle compañía. Ella sabía que no estaba por la labor de hacerlo, aunque fuera su fiesta. Esperó a que hubiera desaparecido en la parte trasera de la casa para salir de su escondite.
La situación no puede ser peor cuando un hombre tiene que esconderse detrás de una estatua en su propia casa.
Gesticuló con la boca. Estaba claro que no podía ser peor. ¿Por qué habría pensado que podría meterse en la cama de Charlotte? Era un ******* y ahora estaba atrapado en una casa llena de ellos. Flexionó la mano. Le encantaría golpear algo.
Charlotte no le hacía caso. Durante el almuerzo se había sentado lo más lejos posible de él. Apenas le había mirado. Se había pasado todo el almuerzo hablando, o más bien escuchando, al ******* de Dodsworth, que le recitaba un inventario de sus establos. No es que el tema le fascinara, sabía perfectamente que a Charlotte le importaban un pimiento los caballos. Él tampoco le fascinaba demasiado. No es que fuera muy vanidoso, pero era imposible que una mujer prefiriera al gordo y viejo señor Dodsworth (gordo, viejo y aburrido señor Dodsworth) antes que a él.
Había desaparecido tras el almuerzo. Se había tirado casi una hora buscándola por toda la hacienda. Con discreción, naturalmente. No quería que pensara que la estaba acechando, aunque lo estuviera haciendo.
Sin embargo, no había mirado en su habitación. No había tenido tanta cara. ¿Estaría allí, en la cama con lord Peter?
¡Dios!
Quería estrangular a ese tipejo. Que le arrastraran con caballos hasta descuartizarle. Castrarle con un cuchillo. Cortarle los testículos y echárselos a los perros. Casi dio un grito de alegría cuando lady Beatrice le puso en su sitio durante el almuerzo. Uno no discutía acerca de modas impúdicas en compañía de gente culta.
Sonrió a la señorita Hyde al cruzar el pasillo. La ratoncita agachó la cabeza y pasó a toda prisa, como si tuviera miedo que fuera un gato. ¿Cómo podía soportar Nell tenerla encima todo el tiempo? El sólo mirarla le daba dentera.
No, para ser sinceros no era culpa de la pobre señorita Hyde que le diera dentera. Apenas había podido dormir por la noche. Cada vez que cerraba los ojos veía a lord Peter entre los encantadores muslos de Charlotte. Le estaba volviendo loco.
Lord Botton salió de improviso de la sala de música.
—Estoy buscando a lady Beatrice, Niall. ¿Puede decirme dónde podría encontrarla?
—Lo lamento, Botton, hace tiempo que no la veo. Podría mirar en el jardín. Hace buen día. A lo mejor ha decidido salir a tomar el aire.
—Tiene razón. Gracias. Interesantes jardines los suyos, ¿lo sabía? —El viejo libertino le guiñó un ojo.
— ¡Ah, sí! ¿De veras? Disfrute de ellos.
—Oh, tengo intención de hacerlo, en especial cuando encuentre a lady Beatrice. —Movió las cejas, luego se apresuró a salir del pasillo.
Niall observó cómo se marchaba. El hombre estaba destinado a fracasar como lo había hecho él. Por lo que le había dicho Nell, la presa de Botton se había retirado a su habitación con una botella de brandy.
Hizo un movimiento de negación con la cabeza. Estaba claro que lady Beatrice no era la mejor de las carabinas. Naturalmente, a quienes tenía que vigilar ya se les había pasado la edad para que las vigilaran. Niall había encontrado por la mañana a la señorita Peterson y al señor Liam en una tranquila parte de sus jardines. Estaban hablando acerca de una de sus plantas. En latín. Al menos eso era lo que parecía; en realidad no se había parado a hablar con ellos. Tan sólo saludó con la cabeza y siguió su camino. Ahí no hacía falta una carabina.
Al parecer, lady ______ y Harry no se estaban metiendo en problemas tampoco. Pensó que al haberlos dejado por la noche solos en el invernadero, por la mañana habría un anuncio de boda, pero no. Ni siquiera se habían sentado juntos durante el almuerzo.
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El Conde Desnudo - Harry Styles -
Rastgele.....Quien diría que el conde harry saldría desnudo sobre el tejado....