Capítulo 10 Maratón ( 2 / 8 )

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— ¿Qué ocurrió exactamente anoche, Harry?
—Nada. — Harry vigilaba la puerta que daba al salón. ¿Dónde estaba ______? Bebió un trago de brandy, sonriendo levemente. Apostaría a que esta noche evitaría la ratafia.
Lady Felicity tampoco había aparecido. Sabía que no tenía que esperar que dejara la fiesta tan pronto. Sería mejor que Collins hubiera conseguido la llave del mayordomo de Niall. Quería tener la puerta bien cerrada antes de meterse en la cama por la noche.
— ¿Nada? ¿Cómo explica entonces la alocada historia que me ha contado mi criado esta mañana? Algo acerca de ti dando brincos desnudo en la habitación de lady ______. No es muy de tu estilo, diría yo.
Harry lanzó una mirada a su amigo Liam, Liam payne. El hombre aguantaba la risa pero los ojos le brillaban tras las gafas.
— ¿Por qué no saliste a mirar boquiabierto con el resto de los invitados a la fiesta, Liam? Tu habitación es la que está al lado. ¿No oíste todo el revuelo?
—Sin duda. Y asomé la cabeza cuando me levanté para echarme más brandy. No parecía que hiciera falta otro más en el pasillo. Tenía cosas mejores que hacer que mirar como un estúpido y chismorrear.
— ¿Tenías la nariz metida en algún libro de plantas, no?
—Fragmentos sobre Teoría y Práctica de la Jardinería Paisajística, de Repton. ¿Quieres que te diga de qué va?
— ¡Por Dios, no!
Liam rió.
—No es tan técnico. Tiene bastantes dibujos.
—Dibujos de arbustos. — Harry recordó cierto capítulo sobre arbustos y se sonrojó. La fija mirada de Liam se volvió más penetrante. Al hombre nunca se le escapaba nada.
— ¡Vaya! Me pregunto qué parte de la jardinería es tan vergonzosa. Ten cuidado o la cara se te pondrá tan roja como el cabello.
— ¡Contén la lengua, Liam! Y tengo el cabello de color castaño.
—No, yo tengo el cabello castaño. Tú lo tienes pelirrojo.
— ¡Venga, por el amor de Dios! Tenemos esta discusión de tontos desde Eton.
La cara de Liam se tornó seria.
—Sí, es verdad, pero antes tenías sentido del humor. ¿Qué te pasa, Harry?
—Nada. Pero ya no tengo nueve años.
—No, ya tienes casi treinta, dos meses más joven que yo, si no recuerdo mal. ¿Ocurrió algo en la habitación de lady _____ anoche?
—No, no, todo va bien. Estoy casando, eso es todo. Un poco deprimido. Discúlpame por ser un aguafiestas. — Harry echó otro trago de brandy y casi salpica el pañuelo de Liam.
— ¿Cuál es el problema? —Liam se sacó el pañuelo y secó suavemente unas pocas gotas esparcidas por el abrigo.
—Ése es el problema. — Harry señaló hacia la puerta del salón. _____ acababa de llegar.
— ¿Qué? Oh, estoy de acuerdo con que el atuendo de lady Beatrice es en cierto modo alarmante, pero pensaba que ya estabas acostumbrado. Lleva siglos en Londres y su gusto al vestir no ha cambiado.

—Lady Bea no. — ¿Qué le pasaba a Liam? Ese hombre normalmente no era tan zoquete.
— ¿No? —Liam examinó a la mujer y luego se encogió de hombros—. Si se trata de un acertijo, Harry, me temo que no puedo resolverlo. A todo esto, ¿quién es la bella mujer?
— ¡____, imbécil!
Liam se giró y miró a Harry.
—Conozco a lady ______, Harry, y esta noche está especialmente sublime. El matiz azul es bastante halagador. —Volvió la cabeza para mirar a la mujer—. Pero yo me refería a su acompañante. —Sonrió—. No lady Beatrice, sino su otra acompañante.
—Es Meg. — Harry apenas se había fijado en el color del vestido de ______. Había fijado los ojos en su corpiño. O en la falta de éste. ¿En qué estaría pensando ______? Sus perfectos pechos se amontonaban de tal manera que cualquier crápula libertino podía imaginarse cómo serían al desnudo. Tenía los pezones casi al descubierto, ¡por el amor de Dios!
— ¿Meg?
— ¿Qué? — Harry  miraba con impaciencia a Liam—. Ah, la señorita Margaret Peterson. Hermana de la marquesa de Knightsdale. La hija del párroco. Éste es su primer año en sociedad, a pesar que tiene la misma de edad que ______. No podía separarse de Kent y su paisaje rural.
— ¿En serio? Eso suena intrigante.
—Únicamente a ti. — Harry se enderezó el abrigo. Alguien con un poco de sentido común necesitaba hablar con ______. Obviamente, lady Beatrice no lo había hecho. Sabía que la mujer había sido una elección terrible como carabina—. Vamos, te presentaré.

El Conde Desnudo - Harry Styles -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora