Por Dios, se sentía genial. Niall intentaba dejar de sonreír. Nell había hecho algún comentario sobre su buen humor. Aún peor, lady Dunlee le había observado intensamente. Si la cotorra se enteraba que había visitado la cama de Charlotte, en una semana todo Londres conocería la historia. A Hartford no le haría mucha gracia. Aún más, Charlotte se afligiría.
Por nada del mundo querría que Charlotte se afligiera. Quería concebir un bebé que Hartford reconociera, Niall puso mala cara. No le gustaba la idea, pero no había nada que pudiera hacer. Estaba casada con él. Y realmente, si estuviera encinta, sería muy difícil, si no imposible, decir con toda seguridad quién era el padre, si lord Peter, Hartford o él.
Quizá fuera lo mejor. No obstante, odiaba el sólo pensar que otro hombre educara a su hijo. Debería haber pensado más en ello antes de meterse en la cama de Charlotte.
No, daba lo mismo. No renunciaría a esa noche por nada.
Lady Dunlee volvía a mirarle.
—Esta mañana parece más alegre que de costumbre, lord Horan. ¿Tiene buenas noticias que compartir?
Antes de contarle nada a lady Dunlee, bueno o malo, preferiría poner un anuncio en el Hmong Post.
—Creo que no, madame, excepto que hace un día maravilloso para ir de excursión.
Le miró detenidamente con los anteojos.
—Milord, ¿cómo puede decir eso? Mire tan sólo al horizonte. ¿No son nubes de lluvia?
Lady Dunlee estaba en lo cierto. Nubes siniestras se cernían amenazadoras sobre el mar.
—Ah, pero aquí hace sol. El viento mantendrá la tormenta sobre el puerto durante horas, y haré que los carruajes estén preparados para traernos de vuelta rápidamente a Lendal Park en cuanto caigan las primeras gotas. Su precioso sombrerete y su vestido estarán a salvo.
—Ya veo. —Los amplios ojos con los que le examinaba mostraban una mirada de misterio que pronto se tornó en emoción. Niall movió la nariz, como si pudiera oler que llevaba el chismorreo en el cuerpo. Casi esperaba que aullara.
La cacería había dado comienzo.
Intentó parecer inexpresivo.
— ¿Puedo ayudarla a subir al carruaje?
Le examinó un instante más y luego bajó los anteojos.
—Gracias, milord.
Ayudó a la mujer y a lady Caroline a subir al carruaje. Lady Beatrice y lady_____ eran las siguientes, tras ellas iba la señora Hyde.
— ¿Quiere que busque a lord Dunlee para que se les una? —Estaba claro que no se iba a ofrecer voluntario para subir a esa cámara de la inquisición sobre ruedas. El viaje hasta el castillo no llevaría más de quince minutos, pero era tiempo más que suficiente para que una cotilla consumada como lady Dunlee le sonsacara todos sus secretos.
—No, gracias —dijo lady Dunlee—. Estaremos muy bien sin él.
—Lord Botton, ¿tal vez?
— ¿Se ha vuelto loco? —Lady Beatrice le miró—. No se atreva a dejar subir aquí a ese papanatas. Y ni se le ocurra tampoco endilgarnos al muermo de Dodsworth.
—Por supuesto. —Lady Dunlee volvió a levantar los anteojos. Lady Beatrice y ella le inspeccionaban como si fuera un ******* repulsivo. A él le daba igual. Simplemente intentaba ser un anfitrión atento. Se inclinó de modo respetuoso y se echó hacia atrás para que el lacayo pudiera cerrar la puerta del carruaje.
Suspiró de alivio en cuanto oyó que echaban el pestillo. Gracias a Dios. Ahora que lady Dunlee estaba al acecho tendría que tener más cuidado. Se esmeraría por mantener la mayor distancia posible entre los dos en el transcurso de la tarde.También tendría que guardar las distancias con Charlotte. Estaba con lady Felicity, esperando que lord Malik las ayudara a subir a otro carruaje. No había ido en su ayuda a propósito. Si lady Dunlee los veía a los dos juntos... No estaba del todo seguro de poder ocultar sus sentimientos cuando tocara a Charlotte, incluso tratándose de un contacto tan mundano como el de sujetarla del guante de la mano para que no perdiera el equilibrio al subir los escalones del carruaje.
Ella echó un vistazo, vio que la miraba y se sonrojó.
¡Maldita sea! Era genial que lady Dunlee estuviera encerrada en el carruaje. Miró atrás. Afortunadamente, estaba demasiado bien alimentada para asomar por la ventana esa cara de estúpida.
Definitivamente, necesitaría alejarse de las dos mujeres toda la tarde. Pero por la noche, cuando todos los invitados se hubieran retirado...
Dios, Charlotte se había mostrado tan apasionada como esperaba. Lo de anoche había sido increíble. Perfecto. Cada vez había sido mejor que la anterior. Aprendía rápido y mostraba mucho interés. Para cuando amaneció, incluso se atrevía a llevar la iniciativa. Odió tener que dejarla, pero al menos pudo consolarse pensando que le quedaba esa noche y todas las noches mientras durara la fiesta.
Nell le cogió de la manga.
—Creo que todo está en orden,Niall. Los sirvientes se han adelantado y ya deben estar preparando el picnic. Sir George y yo iremos por lord Botton y nos uniremos con su excelencia, con lady Felicity y con lord Malik en los carruajes, no me fío de esos tres juntos. Cumple con tu deber y ve con el señor Dodsworth.
—Muy bien. —No aguantaría quince minutos de una conversación sobre caballos—. Pero ¿qué sospechas que estará haciendo la duquesa?
—No me interesa tanto ella como lady Felicity o lord Zayn, pero es su amiga del alma. Si lady Felicity está tramando algo, lo más posible es que esté involucrada.
—No, estoy seguro que te equivocas.
Nell le puso la mano en el hombro.
—Niall, no lo olvides, la duquesa es la esposa de Hartford, y Hartford aún vive.
—Por supuesto. No voy a olvidarlo. ¿Qué insinúas?
—Nada, pero soy tu prima, te conozco y sé lo que es querer algo y no poder tenerlo. Afortunadamente, lady Gastón no es muy posesiva con su marido. No creo que Hartford tenga la misma tendencia.
—Hartford es un viejo imbécil.
—Puede, pero es duque y orgulloso. Le veo muy capaz de exigir un duelo si se mancilla su honor.
—No le tengo miedo.
—No pensaba que se lo tuvieras. Pero no daría una buena imagen que te pelearas con un hombre que te dobla la edad, aunque ganaras. Y si le matas, siendo duque y el marido de Charlotte... —Nell le cogió del brazo con fuerza—. No quiero verte atrapado en una situación de la cual no haya una salida decorosa.
Le cogió las manos.
—No te preocupes, no haré ninguna tontería. Te lo prometo.
Sonrió levemente, con un toque de melancolía en la voz.
—A veces, el amor nos hace hacer tonterías, Niall.
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El Conde Desnudo - Harry Styles -
Casuale.....Quien diría que el conde harry saldría desnudo sobre el tejado....