—Despierta, dormilona.
— ¡Ay! —_____ se puso de lado y se echó la almohada sobre la cabeza. ¿Por qué tenía Meg que gritar?—. Vete.
—No lo haré. Es más de mediodía, deberías estar levantada y vestida.
_____ oyó que Meg abría las cortinas de la ventana. La luz intentaba pasar a través del dosel. _____ se metió aún más entre las sábanas.
— ¿Qué pasó anoche aquí?
—Nada. Vete.
— ¿Había tanta gente agrupada en la puerta por «nada»? Creo que yo fui la única de la fiesta que no se arremolinó en el pasillo vestida con el camisón. El ruido me despertó de un bonito sueño.
—Lo siento. —_____ se apartó lo suficiente la almohada de la boca para que pudiera oírla con claridad—. Ahora, ¡largo de aquí!
—No hasta que me cuentes todo lo que pasó.
Meg siempre había sido una entrometida y una testadura.
—No pasó nada. —A _____ le iba a estallar la cabeza—. Nada que te importe. Me podían haber matado en mi propia cama.
—Morirás en tu propia cama si no me lo cuentas todo. Cuando decías que los burgueses vivían de los cotilleos no caí en la cuenta que tu intención fuera la de servirles el plato principal. —Meg abrió las cortinas de la cama de par en par y se llevó la almohada de un tirón.
— ¡Eh! —La luz del sol perforó la cabeza de ______ como si fueran esquirlas de cristal. Se cubrió los ojos con los brazos.
—Y aquí llega Betty con tu chocolate para desayunar; aunque no sea hora de desayunar. Puede que te ayude a sentirte mejor.
El aroma, denso y fuerte, envolvió a ______.
—Meg —dijo engulléndolo e incorporándose con rapidez. La boca se le hacía agua pero no en el buen sentido—. Creo que voy a...
Meg la miró, se abalanzó hacia el orinal y lo empujó hacia sus manos segundos antes que el rodaballo de la noche anterior hiciera una desafortunada reaparición.
—Parece que a lady ______ no le apetece el chocolate en estos momentos, Betty —dijo Meg.
—Oh, déjeme que...
______ levantó la cabeza y miró a su doncella, le llegó el olorcillo del chocolate y volvió a agacharse hacia el orinal.
—Creo que sería mejor que te llevaras el vaso.
—Sí, señorita Meg. Lo haré ahora mismo. Lo siento.
—Aguarda un momento. —La voz estridente de lady Beatrice atravesó las disculpas de Betty.
_____ gimió. Apoyó la cabeza contra el pilar de la cama. ¡Vaya! La mujer parecía un moratón con su camisón de color morado oscuro.
— ¿Desde cuándo lleva ocurriendo esto, señorita?
— ¿Eh? — ¿Por qué tenía que hablar lady Beatrice con un tono tan seco? ¿Y por qué la miraba con tan mala cara?—. ¿Qué?
Lady Bea arrugó la nariz mientras señalaba hacia el orinal.
—Eso. ¿Cuántas veces ha vomitado?
Vaya una pregunta más extraña.
—Dos veces. —El estómago de _____ daba bandazos—. Hasta el momento.
—No es eso a lo que me refiero.
_____ se sentía como si un herrero estuviera dando martillazos en el interior de su cabeza, tenía la boca acartonada Y el estómago... Agarró el orinal con más fuerza. Era mejor no pensar en el estómago. Basta con decir que era completamente incapaz de jugar a las adivinanzas esa mañana.
Miró a Meg en busca de ayuda.
— ¿A qué se refiere, lady Bea?
Lady Bea se echó las manos a sus extensas caderas.
—A lo que me refiero es a cuánto tiempo lleva ocurriendo esto. ¿Cuántos días lleva enferma lady _____? —Miró al orinal con mal gesto y se giró hacia la doncella de ______—. ¿Betty? ¿Puedes darme una respuesta?
—Ha sido el chocolate, mi señora. —Betty sujetaba la copa en las manos—. El olor se lo ha provocado. Anoche estaba sana como una manzana.
— ¿En serio? ¿Es sensible a los olores? —Lady Beatrice se bufó como hacía su gata, Reina Bess, cada vez que se encontraba con un canino intruso—. El olor del chocolate la hizo... —Lady Bea lo representó con gestos.
—Sí, mi señora.
—Ya veo. Deja entonces que reformule la frase de nuevo. —Lady Beatrice remarcó cada palabra con la boca—. ¿Cuántos días lleva lady ______ dando la bienvenida a la mañana encorvada sobre ese... receptáculo? —Señaló hacia el orinal con un gesto—. Este tipo de afección se manifiesta normalmente por las mañanas, ¿no es así?
— ¡Mi señora! —Betty cogió aire de forma sostenida—. No sé a qué se refiere.
______tampoco lo sabía, pero deseaba que lady Bea se llevara consigo sus adivinanzas, junto con el cada más desagradable orinal. Miró con cara esperanzadora a Betty. Por algún motivo, su doncella tenía las mejillas de un rojo brillante.
— ¿Entonces tu ama no ha estado echando la pota de forma habitual todas las mañanas?
—Por supuesto que no, mi señora.
—No tengo tan claro ese «por supuesto». Dudo bastante que lord Harry sea un eunuco.
— ¿Qué? —_____ se reincorporó con brusquedad, haciendo que el contenido del orinal salpicara peligrosamente.
¿Harry un eunuco? No entendía del todo los detalles específicos. Pero la imagen de Harry tal como se había presentado ante ella la noche anterior aparecía en su cabeza. Ningún sultán pondría a un hombre como él a cargo de su harén.
La cara de Betty se puso de un púrpura oscuro que rivalizaba con el color marrón oscuro del vestido de lady Bea.
—No tratará de decir que...
—Naturalmente que lo hago. Con toda seguridad habrán llegado a tus oídos, dondequiera que éstos descansaran anoche, los rumores que corren entre todos los invitados de la fiesta.
Un silencio incómodo acogió tal afirmación. _____ se frotó los ojos. Lady Bea no podía estar sugiriendo que...
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El Conde Desnudo - Harry Styles -
De Todo.....Quien diría que el conde harry saldría desnudo sobre el tejado....