Capítulo 5 2/2

632 36 0
                                    

¡Maldita sea!
Harry se escondió rápidamente tras un arbusto podado con forma de oso. Había salido a dar un paseo rápido por Lendal Park, buscando tranquilidad. Aún le quedaban por vivir unos cuantos días en aquella puñetera fiesta. Sentía el impuso de pelearse con los invitados a la fiesta de Niall cada vez que mencionaban el nombre de _____, aunque lord Peter se había pasado de la raya. Se vio forzado a relajar los puños. Cada vez que recordaba la escena durante el desayuno sentía ganas de golpear algo, preferiblemente la cara de lord Peter. Le encantaría tener que reordenarle las facciones. Le haría un favor a todas las mujeres del mundo haciendo que el semblante de lord Peter reflejara lo desagradable de su carácter.
Esperaba poder volver a la casa sin encontrarse a nadie que deseara intercambiar opiniones sobre las actividades poco usuales de la noche anterior, y ahí estaba ______, a no más de diez metros, examinando un arbusto de extraña forma. La luz del sol se filtraba a través de su fino traje de muselina, delineando sus largas piernas. ¡Dios! Se secó las palmas de las manos en los pantalones. Deberían declarar ilegal la muselina, o al menos restringirla a zonas oscuras donde no se revelaran los rayos del sol.
No había dormido bien. En sus sueños le acechaba la blanca piel de ______, sus adorables y pequeños pechos, sus delicados pezones rosáceos, su cabello dorado (todo su cabello), que se rizaba sobre los hombros, alrededor de sus pechos, extendiéndose rápidamente por la espalda... por entre la zona separada que anidaba entre los muslos.
Iba a tener que derramar su semilla en el maldito jardín de los Horan si no pensaba de inmediato en otra cosa.
Escapar. Eso era. Tenía que volver a la habitación sin ser detectado. Había elegido esa ruta porque pasaba a través de uno de los jardines menos concurridos. De hecho, Niall había disuadido a las damas de explorarlo. Había dicho que no era adecuado para su delicada sensibilidad. ¿Por qué______ no se había dado por aludida y había evitado aquel lugar?
Tendría que elegir una ruta no directa a su habitación. Echó un vistazo al otro lado del oso.

¡*******!, otra vez. Lady Felicity, con las manos en las caderas, recorría el jardín con la mirada. Las fosas de la nariz le estallaban.
¡Dios! ¿Sería un perro de caza capaz de seguirle el rastro con el olfato?
¿Qué tenían hoy de especial los puñeteros matorrales? El jardín estaba cubierto por demasiados matojos. El oso también. Sin duda, necesitaba que lo arreglaran. Tan sólo había que fijarse en...
Harry se quedó boquiabierto. El oso tenía poco de oso; era una mujer. Una mujer enorme, enormemente embarazada y enormemente desnuda, haciendo cosas muy extrañas con sus tupidos dedos.
Estaba claro que el jardinero de Niall era un demente. Bueno, Niall también tenía sus rarezas. No entendía por qué lady Beatrice había aceptado la invitación a la fiesta.
Felicity se dirigía hacia él. Harry sintió una repentina afinidad con Ulises, obligado a navegar entre Escila y CaribQis. Bueno, estaba claro quién era el monstruo de seis cabezas. En realidad, le haría feliz verse envuelto en cierta vorágine.
Dejó el refugio de la obscena mujer oso.
—______—habló en voz baja. Era probable que Felicity tuviera un oído preternatural—. Pasea conmigo, ¿quieres? —La cogió del brazo e intentó alejarla a toda prisa del desastre.
— ¡Harry! —Sonrió ampliamente ante él—. ¿Me has estado buscando?
— ¿Eh? —Le devolvió la sonrisa, pensando con rapidez. Era natural que la respuesta esperada fuera un «sí». No le haría feliz oír la verdad, que quería pasar sin ser visto—. De hecho, no esperaba encontrarte aquí. ¿No os indicó Niall a las damas que no os incursionarais en este jardín?
Se encogió de hombros.
—Supongo que lo hizo. Me he perdido un poco y creo que he estado paseando en la dirección equivocada. Pero te he encontrado a ti —dijo con una sonrisa.
¡Dios!, era hermosa, especialmente cuando resplandecía ante él de esa manera. Pero no podía quedarse ahí, admirándola. Felicity los encontraría en cualquier momento. La presencia de _____ refutaría cualquier plan de compromiso que Felicity albergara, y no le importaría ni lo más mínimo pasar más tiempo en compañía de tal diablesa.
—Sí, bueno. Niall estaba en lo cierto. Este no es el lugar más apropiado para ti. ¡Date prisa!
______ no se movió.
—Este jardín es muy extraño. ¿Puedes decirme qué representa el diseño de estos arbustos? Los he estudiado durante cinco minutos y no logro entenderlos.
—Ah, para... —El tiempo se les agotaba. Harry casi podía sentir la respiración de Felicity en la nuca. Miró al arbusto—. Es un perro.
—Vale, sí, eso lo he discernido, pero ¿qué está haciendo? ¿Qué es esa parte de ahí?
— ¿Eso? Eso es, uh, eso es... —« ¡La hostia!», pensó—Eso no es algo que tú debas mirar. Ahora vámonos. —La cogió del codo nuevamente y esta vez fue con él, aunque seguía mirando hacia la lasciva vegetación.
— ¿Por qué tienes tanta prisa?
— ¡Silencio! Felicity está justo al otro lado de esos setos. ¡Diablos! —Sin duda, Felicity se encontraba junto a la osa embarazada. Miraba hacia otro lado, a lo mejor aún no los había visto. Se oyó el leve quebrar del ramaje un poco más allá—. ¡Date prisa!
Harry arrastró a ______ hacia un hueco que había entre las flores. Ella tropezó con una raíz y él la atrapó contra su pecho. La agarró con fuerza y le dio la vuelta para que su vestido no atrajera la atención de Felicity hacia su escondite.
Se encontraban en una pequeña enramada con espacio suficiente para dos personas juntas. Muy juntas.
Harry inhaló la luz de ______, el aroma a limón mezclado con la luz del sol y la vegetación. Su cuerpo se sentía muy suave contra el suyo. Sus pechos. Sus muslos. Las manos de Harry tersas sobre su trasero, empujándola contra él. Quería tenerla cerca. Subió las palmas de las manos hacia sus costados, deslizándose sobre la espalda.
_____ tenía ahora las manos envueltas con firmeza alrededor de su cintura, y, ¡Dios!, los dedos trazaban la curva de sus nalgas. Luego las fue subiendo bajo su abrigo.
Harry jadeaba.
—______... — Harry acercó la boca hacia su oído; no podía arriesgarse a que Felicity le oyera, ¿verdad? Rozó su cabello, dulce y sedoso, con la cara. Sería un pecado no saborear su garganta, estaba tan cerca...
_____ sabía a sol y sal. Suave y femenina.
Señor, ¿estaba _____ ronroneando? Inclinó la cabeza, dejándole espacio para que besara el lunar que tenía detrás de la oreja
¿Jadeaba también?
—_____...
— ¿Aja?
Jesús, sus labios... rozaban su barbilla, sus mejillas, y luego su boca encontró la suya.
Harry creía que iba a morir. La cabeza, el corazón, la ingle, le iban a estallar.
Los labios de _____ eran suaves. Le daban la bienvenida, le prometían el cielo, y él era un hombre que agonizaba, necesitaba desesperadamente la salvación. Recorrió la comisura de su boca con la lengua. Ella gimoteaba mientras la abría para él.
Conocía a ______ desde siempre. La había amado todo ese tiempo. Pero sólo la ansiaba desde que fue presentada en sociedad, y nunca como lo hacía ahora. Estaba cometiendo un error, un terrible error. Estaba dando comienzo a algo que nunca podría terminar; prometiendo cosas que no podía dar.
Daba lo mismo. No podía dejar de precipitarse en el interior de su cálida y húmeda boca como no podía dejar de respirar.
De hecho, podía dejar de respirar.
Pero no podía dejar de besar a _____. Felicity podría haber entrado en su enramada privada con lady Beatrice y toda la alta sociedad (incluido James, el hermano de ______ ), y aun así, no habría podido detenerse.
Los labios de Harry abandonaron los de _____ y bajaron hacia la garganta. Desató el cuello de su vestido.
— ¿Cuándo...? ¡Oh! —Hizo un pequeño sonido velado mientras los dedos de Harry examinaban ligeramente su piel y se sumergían para liberarle el pecho del corsé.
— ¿Cuándo nos...?
La boca de Harry encontró sus pezones. Ella se estremecía.
—Oh, no pares. Por favor, no pares.
Harry gruñía. Era incapaz de dar una respuesta más coherente. Le daba golpecitos en el pezón con la lengua y tuvo que cubrir su boca con la suya cuando chilló.
¡Dios!, estaba en el cielo, o tan cerca del cielo como podía esperar estar. Quería desnudarla. Quería sus manos, su boca sobre ella, desde la garganta hasta los tobillos. Quería verla, saborear cada uno de sus centímetros.
Sentía con la boca su pulso en la base de la garganta.
— Ha… Harry
Ella gemía. ¡Estupendo! ¿Podría hacerla chillar de nuevo? Acarició sus pezones y la oyó contener la respiración.
Podría.
— Ha... Harry... ¿Cuándo...? Oh. Oh, hazlo otra vez.
Se pegó más a él. Mecía su dureza con el estómago. Se friccionaba. ¡Cielo Santo! Si tan sólo... no, no lo iba a estropear porque suspirara por lo que no podía ser. Disfrutaría el momento presente.
Era un momento muy bueno, espléndido.
— ¿Que haga qué otra vez, amor? ¿Esto quizás? Meció sus pechos con la mano y le besó los pezones.
— ¡Oh!, sí... —Se llevó las manos a las caderas y las empujó aún más cerca—. ¿Cuándo... oh... nos... nos...?
— ¿Sí? — Harry cambió al otro pezón. _____ arqueó la espalda, dándole más espacio para que la explorara, presionando sus caderas incluso un poco más contra las suyas.
—No... Pares. —Sus manos apretaban sus glúteos. Ella se retorcía contra él. ¿Podría satisfacerla con sólo acariciar sus pechos? Era un reto que emprendería gustoso.
— Harry... ¿Qué estás haciendo?
Dijo ésta última palabra con un chillido.
—No hables tan fuerte. —Nunca se había sentido tan poderoso, tan vivo—. No queremos llamar la atención.
Afortunadamente, Felicity parecía haberse marchado. Si los oyera, si los encontrara... bueno, si Harry no tenía más cuidado, _____ se encontraría encadenada a él de por vida.
—No me importa.
— ¿Eh, qué es lo que no te importa?
—No me importa si llamamos la atención.
—_____, cariño... el escándalo.
Ella le sonrió, los ojos le brillaban.
—No habrá ningún escándalo, Harry.
— ¿No lo habrá? —Debía de estar más borracha de lujuria de lo que lo estaba la noche anterior de ratafia. Tenía la cara encendida, el cabello se le salía de los alfileres y los pechos... los hermosos pechos estaban por completo al descubierto. Trazó un círculo alrededor de un pezón y lo observó arrugarse en respuesta—. Me pareces bastante escandalosa.
Se restregó contra él.
—Me siento muy escandalosa. —Subió las manos por su chaleco. Vio cómo se humedecía sus labios con su lengua rosácea y cómo los cerraba para aprisionarla nuevamente.
_____ se rió nerviosa y se echó hacia atrás antes que la boca de Harry tocara la suya.
—No habrá ningún escándalo porque estamos comprometidos.
Harry sintió cómo se drenaba la sangre de la cara. Se sentía débil, por todas partes. No podía casarse con _____. Ella era apasionada. Querría hijos. No querría una excusa inútil como hombre.
La desesperación le ahogaba.
— ¿No estamos comprometidos?
Odiaba ver esa mirada en sus ojos, pero odiaría más el disgusto y la pena que vería en la noche de bodas cuando tuviera que admitir que era incapaz de consumar su unión.
Intentó sonreír, intentó que sonara indiferente.
—Lo siento; ¿te he propuesto matrimonio?
Ni siquiera el pinchazo de la mano de_____ golpeándole en la mejilla le pareció mal.

El Conde Desnudo - Harry Styles -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora