"Tus ojos, mi hogar
No admito mejor lugar,
Recibo de ellos todo lo que necesito,
Amor, cariño y deseo."- RB. - 🥀
[Artemis.]
Como era de esperar... no conseguí volver a conciliar el sueño de nuevo, y menos después de lo que había ocurrido, por lo que me tumbé en la cama, con Leyre apoyada en mi pecho, y agarrada a mí, como si fuera su salvavidas.
Es tarde, el sol está en su pleno auge.
He decidido quedarme aquí y velar por ella. Desde entonces lo único que ha hecho es emitir suaves ronquidos y no soltarme, mientras que yo no he parado de darle vueltas a lo sucedido. Quiero esperar hasta la noche para tener una conversación con ella, y descubrir el por qué de sus pesadillas.
Durante el tiempo que ha estado dormida, no ha parado de moverse, de frotarse contra mí, y eso no ha hecho más que excitarme, es lógico, pues se encuentra nada más con ropa interior de encaje, con una pierna encima de mi cadera, la cual cada vez que se mueve roza mi virilidad, que ya se encuentra totalmente despierta y dura.
Se que ella se despertara avergonzada por lo sucedido, pero no, ya habrá tiempo para conversar sobre el tema.
Así que decido sacarla de su ensoñación de una forma un tanto diferente...
Sujeto levemente sus hombros para conseguir colocarla boca arriba sin despertarla, y apoyando los puños sobre el colchón me ciño sobre ella, tan dulce.
Pero al fin podré vengarme, una venganza que va ser muy dulce...Desciendo mi cabeza para besar sus pechos, suavemente meto su pezón izquierdo en mi boca, donde lo muerdo y lo torturo a mi antojo, noto como empieza a agitarse, primero levemente, pero cuando traslado mi boca hacia su otro pezón, intenta cerrar sus piernas, para buscar un poco de fricción pero mi cuerpo que se encuentra entre ellas no se lo permite. Decido dejar de jugar y dejo los preliminares de lado ,y paso directamente a la parte de su cuerpo que me vuelve completamente loco...
Voy bajando poco a poco a su monte de Venus, cubierto solamente por unas finas y diminutas braguitas negras. Me aproximo y pego mi nariz a su entrepierna, inspirando el dulce olor que tanto le caracteriza. Ya se encuentra mojada, y caliente por lo que procedo a bajar delicadamente su ropa interior, y echo un vistazo de nuevo a sus ojos, que siguen cerrados, pero con el ceño fruncido.
Depilada, mojada, y sedosa así es como se encuentra su feminidad, me hipnotiza. Comienzo a besar su empeine acariciando su suave piel, quiero que abra para mi sus ojos, y me deje ver sus preciosas esmeraldas, que se reduzcan a un gran iris, deleitado por el deseo y la excitación, entre besos y mordiscos juguetones al fin llego al punto de unión de sus muslos, noto como su respiración se encuentra acelerada y sus parpados a punto de abrirse, revolotean.
Y ocurre, comienza a entreabrir sus soñolientos ojos, y su primera reacción, es separar más sus piernas para dejarme más espacio entre ellas, es una invitación que acepto con mucho gusto.
Lentamente me acerco a su carne, y coloco mis labios justo en su monte de venus, y le regalo un beso húmedo, mientras la observo bajo mis parpados, su cara refleja expectación, y deleite.
La palabras sobran.
Así que poco a poco, bajo mi boca, mientras que con mis manos abro sus preciosos labios, impacientes por mis besos... y caricias. Hasta que por fin encuentro lo que andaba buscando, su pequeño manojo de nervios, donde todo gira entorno al placer, y coloco mi pulgar en ese lugar tan sensible y placentero, y me deleito con el temblor que recorre su cuerpo... y como coge aire bruscamente.
Y me pierdo en su sabor... no puedo parar, con mis manos me ayudo abrirme paso por sus pliegues, no voy a parar hasta volverla loca de placer, y lo estoy consiguiendo mi Ρόζα, no para de emitir pequeños gemidos y sonidos de placer, y en sus manos mantiene agarradas las sabanas que hace unos minutos la cobijaban al dormir.
Tras unos segundos noto su impaciencia, y lo poco que falta que llegue al orgasmo, esta hinchada y mojada, tan deliciosa. Cuando llega a la cúspide del placer, busca algo con lo que sujetarse y se decide por mi cabello, mientras yo intento darle el mayor placer posible, y lamo, beso y muerdo, y cuando noto su temblor que anticipa su orgasmo, introduzco dos dedos dentro de ella y siento como se deshace en mis brazos, mientras yo lamo los vestigios de su orgasmo...
ESTÁS LEYENDO
En Tu Mirada ©
RomanceUna mujer, un hombre. Heridas, cicatrices... Un pasado difícil de dejar atrás Tanto para él, Como para ella Dos personas diferentes, pero con algo en común Las dos tienen el corazón roto Pero por diversa razón. ¿Encontrarán la forma de sanar las h...