7. "¿Casualidad o causalidad?"

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- Bueno, cuéntame, ¿Cómo le va a tu hermano Diego? - Me pregunta Daisy

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- Bueno, cuéntame, ¿Cómo le va a tu hermano Diego? - Me pregunta Daisy.

Sé que quiere parecer desinteresada, pero no lo consigue... desde que tenía uso de razón ha estado enamorada de mi hermano, tuvieron un pequeño romance que duró hasta que nos mudamos Daisy y yo a Madrid, para cursar nuestras carreras. Aunque no vivamos juntas porque nuestros trabajos están a diferentes distancias, sí que vivimos cerca, ella cursó la carrera de periodismo, y ahora trabaja en una pequeña emisora de radio.

Sé que no ha olvidado a mi hermano, aunque ella diga lo contrario, pero mi hermano es un alma libre. Siempre está viajando y conociendo lugares, la última vez que hablé con él, se encontraba de mochilero en Senegal.

- Le va bien, ahora mismo se encuentra en Senegal haciendo un voluntariado. - Le respondo, haciendo como la que no sabe nada, e ignorando el anhelo en su voz.

Mientras Daisy parlotea sobre sus proyectos con Esteban, yo me pongo a pensar en mi hermano...
¿Se acordará de Daisy? ¿La echará de menos?
No quiere hablar conmigo del tema así que no sé la respuesta a esas preguntas.

De repente escucho una risa conocida a lo lejos y recorro la cafetería con la mirada buscando al dueño de aquella risa.
Mi sorpresa no es otra que se trata de Artemis, mi querido y gracioso paciente, el cuál me devuelve la mirada y me saluda con una sonrisa pícara, pero no está solo, viene con una espectacular barbie morena, que lo único que le falta es ser rubia. Es alta, ojos claros, cara perfecta y cuerpo escultural, (seguro que tiene que ser su novia) o su amante, bueno, a mi eso me tiene que dar igual, solo soy su psicóloga.

No sé por qué, pero me mosquea verle, de modo que aparto la mirada y hago como si no lo hubiera visto.

Tras aproximadamente una hora en la que no estaba apenas pendiente a la conversación de los tortolitos, debido a que mi cabeza y mis ojos no dejaban de estar pendientes sólo de una persona sentada unas mesas más atrás, decidí que era hora de marcharme a casa y dejar que la pareja se comiera la boca tranquilamente.

- Bueno, chicos, os dejo antes de que practiquéis sexo delante de mí, os recomiendo el hotel del final de la calle, es de tres estrellas. - Digo intentando no reírme.

- Muy graciosa L, mira como has puesto al pobre Esteban, más rojo que los autobuses de Londres, debería darte vergüenza. - Y es entonces cuando los tres estallamos a carcajadas mientras yo camino hacía la salida del Starbucks.

Ya en la calle, giro a la izquierda para volver a casa pero, justo en frente, se encuentra Artemis apoyado en un coche de alta gama, probablemente un Bmw, y pienso que qué mala suerte, puesto que creía que se había ido hace rato...

- "Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos", decía Cortázar en uno de sus libros, qué ironía, ¿Verdad, Leyre? - Manifiesta con una sonrisa socarrona.

En Tu Mirada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora