25. "Desnuda."

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Tras tan buen despertar, pasamos el día en casa, el cual se resumió en jugar con Ares e Ito. Besos y toqueteos que llevaron a más sexo, no nos cansábamos el uno del otro, no podíamos parar.

Pero al llegar la noche... Sabía lo que me esperaba, y no me quedaba más remedio que concienciarme de lo que iba a suceder próximamente.
De mi pasado solo es consciente una persona, pero tras las pesadillas de la noche anterior, siento que le debo una explicación a Artemis, desde entonces ha estado mucho más pendiente de mí, casi alcanzo a escuchar como se mueven los engranajes dentro de su cabeza. Esta preocupado por mí.

Siento que ha llegado el momento, nos encontramos en la pequeña terraza de mi apartamento, sentados, tomando un poco de vino. Y así en un arranque de valentía comienzo a contar el doloroso pasado que cargo...

- Conocí a Michael en el instituto. Sus padres se mudaron a Jerez cuando tenía diciseis años, yo empezaba a desarrollarme, a crecer y a salir.

Él llamo mi atención en cuanto lo vi, guapo, alto y mayor que yo. Me sacaba cuatro años. A simple vista era un niño adorable, ayudaba a quien necesitara ayuda, y poseía una sonrisa que derretiría hasta la persona más fría. Teníamos amigos en común, y poco a poco nos fuimos acercando, cada vez más, hasta que empezamos a salir como novios. Yo era muy inocente, y poco después descubrí que las apariencias engañan, y el solo era de apariencias. -                                                                                                                                           Me tomé un respiro antes de seguir, porque verdaderamente es algo de lo que me costaba mucho hablar... y por ende no lo tengo superado del todo.

- Leyre, no es necesario que lo hagas. Noto a través de tus ojos como sufres. -                                    Expresa agarrando mi mano y besándola en un gesto tranquilizador.

Negé con la cabeza, y proseguí. -
El comienzo, fue como la mayoría, perfecto. Yo aún conservaba mi virginidad y el estaba ansioso por arrebatármela, pero no lo logró hasta mi cumpleaños número diecisiete.
Él siempre me intentaba forzar a hacerlo, pero yo le decía que no me encontraba preparada, así pues esa noche en la casa de una amiga, en la cual se celebraba una fiesta, al estar un poco borracha llegué a aceptar. Pero desde ese momento todo cambió. Lentamente vi como yo dejaba que él terminara con mi vida, me aisló, de mis amigos y después de mi familia. -                                                                                                                       Note como se deslizaba una lágrima por mi mejilla, al recordar el daño que les pude causar a mis padres.

- Él estudiaba, medicina, lo cual es algo muy irónico y retorcido. Michael era independiente. Vivía solo en un pisito de estudiante, al que yo acabé mudándome, cosa que a mis padres no les gusto, pero yo... yo estaba locamente enamorada de él aunque lo más grave es que estaba completamente ciega.

Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, ya era demasiado tarde para huir, controlaba mi teléfono, mis salidas, y la ropa que debía llevar, la cual siempre eran camisas sin escote y pantalones largos. Yo intentaba oponerme pero empecé a temerle, cada vez que replicaba se ponía más y más agresivo, hasta que finalmente accedí a sus caprichos. Él se excusaba diciendo que con su última ex sufrió un desengaño doloroso, y no quería volver a pasar de nuevo por lo mismo. -                                                                                                                          Cada vez me costaba más seguir y Artemis no habia soltado mi mano en ningún momento, mientras sus ojos expresaban que estaba ahí conmigo, y que no se iría.-

- Hasta que un día, volví del instituto con un compañero de clases, el cual me había acompañado hasta la puerta del apartamento y al marcharse se despidió con dos besos. Michael me esperaba detrás de la puerta y tras entrar agarró en su puño mi cabello. Fue la primera vez que me agredió, y ojalá hubiera sido la última. De ese día recuerdo que tras cruzarme la cara con su mano y tirarme al suelo, me arrancara la ropa, tras eso, entrar en mí de forma brusca y gritarme que era una zorra, pero que era suya. Segundos después, perdí el conocimiento, estuve los siguientes tres años, soportando sus palizas y sus violaciones, cuando según él, yo me portaba mal, por qué también según él, lo hacía para que aprendiera la lección.

Viví un absoluto calvario, gracias a mi amiga Deisy estoy libre de él. Tras meses sin poder contactar con nadie, ni si quiera con mi familia a la que Michael me obligaba a mentirles cuando llamaban para saber de mí, tenía miedo de mí, y de mi familia también, por eso obedecía todas y cada una de sus condiciones y normas. -                                                                                                                                  Tras haber narrado lo sucedido hace varios años, me atrevo a levantar la mirada hacia Artemis, ya que no he podido mirarle a los ojos.

Rabia es lo primero que veo en ellos, y luego, ¿Tristeza?, pero no entiendo el por qué, escucho alguien sollozar, pero... ¿Quién es?, ¿Soy yo?, Artemis me acoge entre sus brazos y es ahí cuando entiendo que soy yo. También siento mis mejillas húmedas, tampoco se en que momento me he roto, puedo que no haya sido ahora, puede que todo este tiempo lo haya estado, y al abrirme a él, haya salido todo lo que llevaba reprimiendo dentro de mí por años, pero ahora... me siento un poco más libre, más liviana.

En Tu Mirada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora