Lo primero que recuerdo tras salir de mi estado de inconsciencia, es intentar abrir los ojos y no ser capaz de vislumbrar nada, la claridad me cegaba.
Lo siguiente, fue notar que me encontraba en un camilla de hospital, por el olor a desinfectante que había en el aire, y por ultimo noto como mi mano izquierda es aferrada por alguien.
No obstante, al segundo intento de entreabrir los ojos, al fin veo con totalidad, y es cuando me doy cuenta de que al lado de mi cama se encuentra Artemis. No eludo el analizarlo, su rostro transmite la paz que debe estar sintiendo mientras duerme. Y así es como permanezco embobada mirándolo, hasta que de repente abre los ojos y me pilla observándole, y como consecuencia, me ruborizo, sin darme tiempo a decir nada, se me echa encima en un abrazo.- Dios Leyre, no sabes el susto que me diste cuando te vi desvanecer. Juré que si te pasaba algo, iba a ir en busca de ese animal, has estado inconsciente por horas, la espera se me ha hecho eterna... -
Me anuncia sorprendiéndome, y mirándome feliz.Intento incorporarme, pero ello me provoca un terrible dolor de cabeza, que hace que cierre los ojos con fuerza.
- ¿Estas bien?, ¿Que te ocurre?,¿Leyre?, Mejor voy en busca de un médico.-
Dicho esto, salió despavorido de la habitación, sin darme tiempo a tranquilizarle, y decirle que estoy bien.A los pocos minutos, se abre la puerta, y aparece un Doctor y tras él, Artemis.
- Buenas tardes Leyre, soy el Dr. Fernández, es prudente que te ponga al día con lo ocurrido, debes de estar confusa.
Debido al exceso de estrés y pánico, te has desmayado, por eso estas aquí, has pasado inconsciente las últimas 5 horas.
Pero no debes preocuparte es algo normal en estos casos.
Hasta que el cerebro no se ve capaz de continuar, no te permite volver en sí. -
Me informa el Dr. Fernández, amable y comprensivo.- Entonces si esta todo bien, ya puedo irme a casa, ¿No, Doctor? -
Digo con voz pastosa, debido a mi garganta seca.- Si señorita, está usted bien, pero aún así, le recomiendo descansar y si puede ser, mucha tranquilidad y cero estrés. -
Y tras darme sus indicaciones, se marcha despidiéndose.Y Artemis me mira, y me mira, sin saber que decir o que hacer hasta que por fin habla.
- Te traje en mi coche, con la señora Kimberly, no quería irse, pero tenía asuntos que atender y la convencí de que lo hiciera, le prometí que yo me iba a quedar velando por ti.
Así pues hasta que no te lleve a casa, no me quedaré tranquilo. - Noto que se encuentra un poco incómodo y avergonzado por lo que ocurrió entre los dos la semana pasada.- Estoy de acuerdo, pero luego, no quiero volver a saber nada de ti. -
Le advierto, intentando sonar convincente, mientras me levanto de la cama, con su ayuda, como si no fuera esto lo suficientemente humillante.
No se me ha olvidado ni por asomo lo que me hizo.Me parece escucharle decir algo por lo bajo como "De mi no te vas a librar tan fácilmente" o algo así, pero prefiero ignorarle.
Y así salimos del hospital, como en un cuento de hadas, donde el príncipe azul, lleva a su princesa en apuros, al "castillo."
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En Tu Mirada ©
RomanceUna mujer, un hombre. Heridas, cicatrices... Un pasado difícil de dejar atrás Tanto para él, Como para ella Dos personas diferentes, pero con algo en común Las dos tienen el corazón roto Pero por diversa razón. ¿Encontrarán la forma de sanar las h...