27. "¿Donde estás?"

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"La atracción mental                                                                                                                             puede llegar a ser sinónimo de adicción,                                                              ...

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"La atracción mental                                                                                                                             puede llegar a ser sinónimo
de adicción,                                                                                                             por que te puede llevar a perder la cordura."

                                                                                                                                                    - RB. -🥀

Mis días desde entonces se han convertido en una rutina. Cancelé esos días libres que me había concedido anteriormente porque no soportaba estar en casa y que mi cabeza me atacara con una y mil preguntas más sobre Artemis, como... ¿Quién es realmente la persona de la que me he enamorado?, ¿A quién le he dejado hacerme el amor una y otra vez?, ¿Es un vil asesino, o simplemente un bulo?    

Pero la pregunta que más ronda por mi mente es...
¿Dónde estás, Artemis?

Daisy ha estado a mi lado durante estas dos semanas en las que lo único que he hecho es tachar los días en el calendario. Ahora mismo mi vida se resumía en una rutina diaria, basada en levantarme de la cama, ir a trabajar, estudiar las sesiones y sacar a Ares y a Juanito, básicamente. Y bueno más de una noche he acudido a Isy llorando y a terminado durmiendo conmigo, y los findes de semana salir a algún pub obligada por ella...

Cada hora y cada día que pasa me voy dando cuenta del impacto que ha causado el Señor griego en mi vida, por que el reloj ya no funciona como antes, los minutos y las horas se hacen más lentas y pesadas...

Es Sábado y me encuentro en la cocina haciendo un risotto de setas, mientras Isy y Esteban ponen la mesa. Me tiene desconcertada, ella que siempre ha sido una bala perdida, verla así de encaprichada por un muchacho de apenas unos veinte años, cuando siempre le han gustado mayores que ella... bastante más mayores.

Y ahora observo como se come a besos al joven de gafas y pecas, con esa sonrisa bobalicona que no le cabe en la cara. De pronto escucho mi teléfono sonar, al cogerlo aparece en la pantalla un prefijo desconocido, me planteo unos segundos si cogerlo o no... pero podría ser Artemis... así que atiendo la llamada.

Antes de poder preguntar que quien llama habla una voz masculina con un extraño acento. - Perdone, ¿Es usted Leyre? -

- Si soy yo, ¿Quién es, y como sabe mi nombre? -
Pregunto extrañada por la llamada.

- Siento molestarla señorita, me llamo Xavier, no se si Artemis le habrá hablado sobre mí, soy su psicólogo, él me dio su número por si surgía alguna emergencia. Y por eso mismo me he puesto contacto con usted, hace una semana y media que no se nada sobre Artemis, hablamos casi a diario para tener todo bajo control, y estoy preocupado señorita, quisiera saber si usted sabe algo sobre él. -

- Tuve un encuentro con él la última vez que nos vimos, y no acabó del todo bien. Desde entonces no he vuelto a saber nada de él, siento no poder serle de mucha ayuda. -                                                                                                        No puedo evitar sentir preocupación por Artemis, puede haberle pasado algo... maldito inconsciente.

- Esto no me da buena espina. Te voy a ser claro Leyre, Artemis tiene problemas con el alcohol, serios. Estos últimos años he conseguido abstenerle de beber, pero es verdad que en alguna ocasión puede tener alguna que otra recaída, y temo que este encuentro que habéis tenido le haya llevado a beber de nuevo. -                 Continúo escuchándole mientras no puedo parar de morderme las uñas debido a los nervios.

- Por eso Leyre, me gustaría pedirte, que vayas a la dirección que te voy a decir ahora, la cual coincide con su lugar de residencia en Madrid, habla con el portero del edificio para que te deje pasar y revisa su casa para ver si se encuentra allí. Por muy enfurecido que lo veas, puedes estar tranquila que Artemis jamás le levantaría la mano a una mujer, es un buen hombre. -                                                                   Quiero confiar en su palabra, pero tengo dudas debido a lo sucedido este tiempo atrás, pero la preocupación que siento por él gana con creces.

- Muy bien lo haré, cuando haya revisado su vivienda contactaré con usted se lo aseguro. -                                                                                                                                   Tras una breve despedida cuelgo la llamada, lo hace más que por algo profesional... más que su psicólogo es su amigo.

Apoyo las manos en la encimera y siento el peso sobre mis hombros. Tiene razón, puede que le haya pasado algo, en cuanto termine de comer voy en su búsqueda. Así que levanto mi cabeza e intento hacer como si no hubiera pasado nada y llevo la comida a la mesa donde mis invitados me esperan ya sentados. Notan mi cara de preocupación pero deciden dejarlo estar... y se los agradezco.

Durante la comida me encuentro ausente, apenas he tocado el plato, esa llamada me ha cerrado el estómago y siento que como me lleve algo a la boca voy a devolver...

Tras marcharse ellos, me visto a prisas y cojo las llaves del coche,
y voy en busca de mi Señor griego...

En Tu Mirada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora