8. "Conociéndote."

76 23 5
                                    


"Siempre hay algo que aportar
Amor, cariño
aunque
Lo más importante,
son los conocimientos que te puedan inculcar."

- RB. - 🥀

- No sabía que leyeras libros... es un placer decirte que soy una terrible seguidora de este extraño escritor, Julio Cortázar. -
Le respondí, ya que no sabía cómo contestar a aquella pregunta.

- Hay muchas cosas que no sabes de mí, Leyre, y que te sorprenderían, he estado esperando a que terminaras la conversación con tus amigos.
¿Te apetece dar una vuelta conmigo? -

- Claro... sólo una vuelta, tengo cosas que hacer. - Miento.
Sé que esto no es buena idea, pero no he podido evitar aceptar su propuesta, por dentro ansío pasar un rato con él... A solas.

Después de diez minutos de miradas cómplices y conversaciones banales, como por ejemplo, Artemis nació en Naxos y que más tarde se mudo a Atenas, donde vive actualmente Él y su familia, me cuenta también que una empresa española le contrató para llevar a cabo la construcción de un edificio importante, ya que es un distinguido arquitecto y tiene bastante prestigio.
Tras contarme anécdotas divertidas sobre su trabajo, llegamos a un parquecito alejado de la ciudad que es más bien un estanque y tiene unas vistas preciosas, acompañado de un anochecer increíble.

- No sabía a dónde llevarte y me decidí a traerte aquí, hay veces que necesito desconectar y tengo varios lugares a donde voy a hacerlo, algún día puede que te enseñe los demás. - Dice burlón, guiñándome un ojo, mientras tanto caminamos hacia un pequeño banco que hay al lado del estanque.

- Es un sitio bastante agradable.
Me gustaría preguntarte qué suceso desencadenó tus problemas de agresividad. -

- Es algo complicado, Leyre, sólo te puedo decir que lo padezco desde una situación traumática a la que estuve expuesto en el pasado, es un tema del que no me gusta hablar. - Me confiesa, mientras tiene la mirada perdida en algún lugar y la cabeza cabizbaja, seguramente está rememorando un recuerdo doloroso.

Sin pensarlo, agarro su mano.
- Perdóname, sé que soy un poco insistente, pero como en la consulta no me lo quisiste decir... he querido presionarte un poco, pero no ha sido buena idea.
Me imagino que tiene que ser muy doloroso para ti. -
Le digo, mirándole a esos ojos avellana tan bonitos que tiene, pero que ahora están apagados y tristes.

- Es algo que quedó en el pasado y no me gustaría recordar la verdad, cambiando de tema, cuéntame,
¿Tienes pareja, Leyre? -
Pregunta interesado mirándome fijamente.

- No, la verdad es que no, hace tiempo que estoy soltera, y la verdad es que así estoy muy bien, estoy en una etapa de mi vida en la que no me interesan los hombres, sólo mi carrera profesional. -
Le digo, notando como aparta la mirada hacía otro lado.

Tras unos minutos sin decir nada, me quedo mirando al estanque, preguntándome en qué estará pensando y en el porcqué de su distanciamiento... pero lo que nunca imaginé, es lo que diría a continuación.

- Te seré sincero, no necesito un psicólogo, es más con Xavier, mi psiquiatra, me es suficiente, aún estando a tanta distancia, simplemente te vi en una cafetería hace un par de semanas, y me fijé en ti. Me llamaste mucho la atención, tu cara y tus ojos reflejan tantas cosas, eres muy trasparente. No sé si lo sabes, Leyre.-
Confiesa mientras suspira.

Quiero seguir escuchándolo, así que me quedo observándole fijamente, pero sin poder esconder mi asombro ante su arrebato de sinceridad, así pues le permito darme una explicación.

- Me puse a descubrir todo sobre ti, no sé por qué lo hice, fue un impulso, no pienses que soy un acosador ni mucho menos, pero es difícil que alguien llame tanto mi atención.
Normalmente, sólo me he fijado en mujeres para satisfacer mis deseos sexuales, pero me despertaste tanta curiosidad que, no lo pude evitar, tenía que conocerte.
Siento haberte mentido, Leyre, pero creí que deberías saberlo, aunque no me arrepiento de lo que he hecho, porque si no... no te hubiera conocido. -
Dice sin un ápice de arrepentimiento en su voz.

Mientras que, yo me he quedado sin palabras y echando chispas, y sólo puedo sentir cómo la rabia sube por mi garganta, así que no demoro en ...

En Tu Mirada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora