33. "Las salidas tambien pueden ser entradas."

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"Por mi vida pasará el tiempo, las personas, y los momentos

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"Por mi vida pasará el tiempo,
las personas, y los momentos.
Pero sólo tú te mantendrás en ella."

-Rb.- 🥀

[Daisy.]

No quiero abrir la puerta, por que se que si lo hago, también entrará de nuevo en mi vida...
Pero la realidad es que nunca ha salido de ella.

Pobre timbre es la vigésima vez que lo tocan, continuó dándole vueltas mientras me encuentro sentada detrás de la puerta.
Opto por ignorarle y esperar que se vaya, y me encamino a mi habitación.

- Se que estás ahí, princesa, a mi no me puedes engañar, no hay nadie que te conozca mejor que yo. -
Se me ha erizado el bello, mi cuerpo sigue respondiendo a él, a su voz, como si nada. Ese es mi único miedo.

Mi ceño se frunce solo y mi enfurecimiento sale a la superficie, mientras que con grandes pasos me acerco a la entrada y abro la puerta.

Ilusa de mí... creyendo que iba a poder controlar mi reacción al verle.

Mi boca se abre sin permiso alguno...

Su pelo negro azabache ahora se encuentra corto, apenas podría pasar mis dedos por él y sostenerlos,
Su barba... una barba espesa que lo hace más mayor y madura de lo que es...
Está fuerte, muy fuerte... posee unos grandes y fuertes brazos, dios como me gustaría tocarlos, y... y unos fuertes muslos...

Y sin poderlo evitar dirijo la mirada a la parte de su cuerpo que más me gusta de él... o al menos una de ellas...
Sus ojos, verdes con diminutas manchas marrones, se debe a la denominada anomalía de la heterocromía...
aunque más que sus ojos, es su mirada, profunda y decisiva.

Me doy una palmada interiormente...
seguro que parezco una adolescente hormonal a punto de saltar sobre él.

- ¿Qué quieres, Diego? -
No me voy amedrentar frente a él, incluso doblándome en estatura y fuerza...
Mi vena se ha hinchado y clama pelea.

Pero en cambio ignora el tono de enfado en mi voz, y ahora es su turno de analizarme... de arriba a bajo parándose un poco más en el pequeño escote que hace mi pijama y frunce un poco el ceño, sí me han crecido ¿Algún problema?
Noto, no, miro como pasa la lengua por su labio descaradamente poniéndome roja, y nerviosa.

- Has cambiado, princesa, me gusta...-
Me comunica al pasar por mi lado y adentrarse en mi pisito, mientras yo me quedo anonadada y con humo saliendo de las orejas debido a su desfachatez, he cambiado y no te imaginas cuanto Diego.

Me quedo detrás de la puerta de brazos cruzados esperando a que termine su inspección para poder echarlo de una vez, y desaparezca de una vez por todas pero esta vez para no volver.

- Diego, quiero que te vayas. -
Incluso después del todo el daño que me ha hecho... esas palabras siguen haciendo mella en mí.

Lejos de hacerme caso, se acerca, despacio como para no asustar a su presa, y coloca una mano encima de mi cabeza y la otra la apoya suavemente en mi cadera, levantando a su paso la fina seda que me recubre, y contengo el aliento...
está tan cerca.

- Con esa misma boca que ahora me corres de tu casa, era con la que gritabas todas las noches... hasta hacer que te corrieras. -
Me provoca, con esa mirada cruda como si fuera un animal que quiere comerse su cena, esa misma que acaba de cazar y se encuentra entre sus garras, poniéndome a temblar.

Y asalta mi boca, que yo mantengo cerrada, pero muerde tan fuerte mi labio inferior que provoca que la abra, y suelte un gemido, su lengua accede a mi cavidad llevándose todo a su paso...

Y me agarra como agarras algo que no quieres soltar. Apretándome contra él, sin ser suficiente al parecer, por qué me agarra de la espalda baja dejándome sin aliento debido al beso tan intenso y a lo que provoco en él, lo mismo que él en mí... desde que apareció por el umbral de la puerta, sencillamente es mi debilidad.

Quiero verlo y sentirlo, con movimientos torpes consigo deshacerme de su camiseta...
Tal y como imaginaba, pienso mientras paso mis manos por sus abdominales...

Pero el tampoco se reprime, dándome la vuelta invade mi cuello de besos y lamidas, mientras su mano viaja a mi zona sur... traspasando mis braguitas descubre que sigue teniendo el mismo efecto en mí que hace algunos años, y aún estando de espaldas a él, puedo saber cómo sonríe satisfecho.

Y me toca...

Añoré tanto esto, por tantos días, tantos meses, hasta por varios años incluso.

Por eso mismo lo empujo lejos de mí, y le cruzo la cara con mi mano izquierda...
Y lloro, como hace tiempo que no lloraba, una lágrima tras otra... y termino en el suelo haciéndome un ovillo.

Y me abraza, como tantas noches he pedido que volviera y lo hiciera, pero esta vez está aquí de verdad.
Arropándome con sus fuertes brazos creyéndose que puede borrar todo el daño que ha causado estos dos años...

. . .

Aquí presentamos a Diego, un personaje que nos dará muchas historias que contar, y con el que disfrutaréis hasta el último minuto. Espero que os encante tanto como a mí.
Nos seguimos leyendo... 📖

🖤🌹

En Tu Mirada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora