28. "K."

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[Artemis

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[Artemis.]

La he perdido, pero prefiero perderla, antes de que descubra la verdad, antes de que me vea como un asesino.                                                                                                                                              Puede que Aria al fin y al cabo me haya quitado un peso de encima, al aparecer de imprevisto y haber asustado a Leyre con su palabrería, o sus verdades...                                                                              

Pero a pesar de ello... se me ha partido el corazón al no poder contestar a sus preguntas, y al no hacerlo, he captado un atisbo de miedo en sus ojos, y he perdido los nervios, los modales y las formas.

Puede que sea lo mejor, por que si ella no esta a mi lado no podré causarle ningún daño con mis mentiras y secretos, pero solo de pensar que no volveré a verla o a sentirla, el mundo se desploma ante mi. Ella es una pizca de luz entre tanta oscuridad que me rodea.

Antes de conocer a Leyre, había conseguido mantenerme sobrio durante tres años, pero desde que la conozco he perdido el control de mis sentimientos y de mi vida, esta es la segunda vez que recaigo por ella. He perdido la cuenta de los vasos de Whisky que he ingerido, mi vista ya se encuentra nublada, al igual que mi cabeza.

- ¡¡Esto no arregla nada!!¡¡JODEER!! -                                                                                                  Rujo, mientras veo como los cristales quedan esparcidos por el suelo, y el liquido marrón comienza a cubrir la pared. Siento como todo da vueltas a mi alrededor... no se cuantos días llevo aquí, encerrado entre estas cuatro paredes, con mis demonios reclamándome que me adentre más y más en la oscuridad...

No tengo apetito, ya no me queda fuerza alguna, mis ojos se cierran debido al cansancio... pero igualmente tampoco consigo conciliar el sueño. Al ver mi reflejo el día anterior, hice añicos el espejo, hace años que no me veo así, de destruido y demacrado... se asemeja al periodo que atravesé después de lo sucedido en "La Jimena", siento como poco a poco la oscuridad me absorbe... y ya no siento, no sufro, no queda nada más que una profunda oscuridad.

                                                                   .            .            .      

5 años atrás...

Me siento entumecido, me hierve el cuerpo. Intento recordar que ha pasado, pero mi mente se encuentra en blanco. Poco a poco consigo entreabrir los ojos, pero la claridad me ciega. Espero unos segundos y lo intento nuevamente, esta vez con más éxito, me encuentro en una habitación blanca, paso la mirada de un lado a otro pero me encuentro solo. Poco a poco recupero todos los sentidos y empiezo a escuchar un pitido que cada vez resulta más molesto... estoy en un hospital y eso son los latidos de mi corazón, deduzco al verme postrado en un cama con una pequeña vía en mi mano.

De un momento a otro mi cabeza hace click, y recuerdo como he llegado a aquí. De un salto me levanto de la cama tirando de los cables que rodean mi cuerpo y corro hacia el pasillo del hospital, atacado y completamente fuera de sí, mirando de un lado a otro, lo recuerdo todo, los pitidos de las máquinas alertan a los médicos que vienen corriendo a aplacarme ya que por lo visto he comenzado a gritar, estoy teniendo un ataque de ansiedad...

- ¿¿Dónde están??¿¿¿DÓNDE ESTÁN??? - Pero nadie respondía a mis preguntas, lo único que recibía eran miradas de compasión.

Me desplomo, y me hago un ovillo en el suelo mientras sollozo, y grito hasta dejarme la garganta, sus nombres...                                                                                                                                                    Y todo es culpa mía, yo soy el único culpable de sus muertes.                                                               

Lo último que siento antes de caer inconsciente, es una aguja traspasar mi piel y empezar a sentir como mis músculos poco a poco se relajan y con ello aparece el sueño, y mis ojos se cierran.

Cuando despierto me informan de que mi cuerpo al haber estado sometido a las llamas, se ha quemado en un 30%, y que poseo quemaduras de tercer grado, pero no me importa, por que me hubiera gustado morirme la misma noche del incendio, por que es lo que merezco. Dos policías irrumpieron en la habitación del centro, mirándome de nuevo con compasión, informándome de que el incendio había sido accidentado no provocado, pero solo yo sabía la verdad, pero no me importó, lo había perdido todo.

Volvieron a dejarme solo con mis lamentos y arrepentimientos, pero antes uno de los médicos del hospital me ofreció hacer una llamada, la cual rechacé, la familia de Silvia no tardaría en llegar.

Me incorporo sentándome al borde de la cama, destruido por mi peor enemigo, yo mismo. Al girar la cabeza encuentro una pequeña nota en la pequeña mesa que se encuentra situada a la derecha de la cama. Estiro mi brazo por el cual asoman los vendajes que cubren las quemaduras.

- "Terrible accidente el que prendiera en llamas tu mansión, la pasada noche, espero que haya quedado claro esta vez Artemis. Disfruta del velatorio." K. -

En Tu Mirada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora