Cap 2. Ya No Es Tan Extraño

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(Editado)



Ella...

Serena...

Los días pasan a una velocidad impresionante, tanta que a veces tiende agobiarme, tal vez hoy vaya al rincón del arte para despejarme, es un sitio secreto que tengo en el que nadie sabe de su existencia.

Habían días en los que me sentía asfixiada en estás cuatro paredes, y cuando apareció ese refugio sentí que había un lugar en el que en verdad pertenecía, en el que podía expresarme libremente con unas de mis formas favoritas... El arte.

De solo pensarlo una sensación cálida envuelve mi pecho, sonrío mientras me coloco las converses para ir al instituto. Me observo en el espejo y quedó satisfecha con el resultado.

Es un tanto casual, simple y fresco, una blusa color verde con estampados y una falda color negro, mis converses son del mismo color que mi falda, mi chaqueta de cuero por sí hace algo de frío, y mi cabello suelto que cae como una cascada por mi espalda y ni una sola gota de maquillaje, siempre he tenido esa sensación de mostrar mi belleza natural.

Alisto mi bolso con solo lo necesario nada que me haga sentir con mucho peso, y cuando estoy lista bajo a la cocina.

En ella observo a mi abuela instalada esperándome con un delicioso desayuno matutino, cuando me acerco deposita un beso en mi frente.

-- ¿Ya estás lista? -- pregunta mientras me pasa el plato con el desayuno servido en el.

-- Si, solo me falta comer está delicia. -- sonrío mientras me siento en la mesa dedicándome a engullir la comida.

Mi abuela siempre me ha apoyado en cumplir mis metas, mis sueños algo que por lo general no pudo hacer mi madre por falta de recursos. Y eso es algo que valoro mucho, el hecho de que se esfuerce para que tenga un futuro comprometedor... Eso es admirable de solo verlo.

-- ¿Y mamá?. -- le pregunto mientras la observo tomar un sorbo de su café, ella pone su atención en mí.

-- Salio más temprano a trabajar dijo que tenía que hacer el turno del día además de la noche. -- responde abriendo el periódico que de hallaba a su lado para darle una ojeada.

De repente siento una pequeña molestia, pero es por tanto que lucha mi madre para que nunca nos falte nada, lo cual es justo en su defensa, pero no me quita la desazón de que se esfuerce tanto.

Desde que desapareció mi padre ella ha tenido que enfrascarse en las necesidades de la casa, sin darle tiempo si quiera de procesarlo todo, hasta la idea de que probablemente ya no volverá a ver al amor de su vida. Es injusto y se que ella para mitigar el sentimiento de perdida se refugia en su propia soledad al igual que yo.

Y la entiendo, de verás lo hago, y aunque extrañe esa mujer que siempre sonreía no puedo evitar comprender lo difícil que puede ser para ella.

-- No, no importa que se olvide de nosotras y se vaya a vivir en el trabajo así es mucho mejor -- murmuro sarcástica.

-- No digas eso Serena ella trabaja mucho por nosotras. -- responde con un tono suave, sin reprocharme por el comentario que acabo de soltar.

-- Lo sé abuela, pero su jefe tampoco ayuda tanto, es un desconsiderado que lo único que hace es explotarla como si no tuviera una vida sí no que vive del trabajo o mejor dicho sobrevive -- ruedo los ojos sintiéndome impotente de lo injusto que es la situación de cada día.

Sería más fácil si estuviera papá aquí.

Veo de reojo a mi abuela y noto que está niega con una pequeña sonrisa en su rostro, sin nada que decir porque sabe que será en vano ya que soy un tanto terca. De inmediato miro el reloj y me doy cuenta de que ya es hora de irme.

Un Recuerdo Grabado En Mi Piel ✓ [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora