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¿Se conducir?

Negativo.

¿Pienso lo que digo y hago?

No, en lo absoluto.

¿Mi madre me aplastará a madrazos?

No hay duda de aquello.

Fácil y rápidamente concluyo que soy un desastre hablando y actuando bajo la presión que me otorga saber la nueva situación que se ha montado en el carrito de nervios.

El valor de pedir las llaves de un auto que ni siquiera sé encender, se van por la borda en el instante en que mamá pone una cara ardida en rabia mezclada con todo lo otro que lleva cargando desde que se enteró de aquel caótico incendio.

—Hija no es momento de bromear, estamos pasando por una situación seria y tú me estás pidiendo las llaves del auto. Nada de eso SunHee, ni en sueños —me reprocha sin dudar de mi falta de cerebro, negando resentida.

—Pero mamá...

—No hija, en estos momentos no estoy para escuchar tus tonterías —se cruza de brazos abrazándose con el chaleco de delgada lana, enfadada de mi actitud—. Dios sabrá el destino del pobre chiquillo y tu aquí fantaseando con manejar el au-

—¡Mamá! —me contagió de su rabia al ver como sobre ridiculiza mis palabras, sabiendo que aunque no haya formulado bien mis primeras palabras, la idea en mi cabeza si hace un sentido más lógico que solo esperar parada con la preocupación carcomiéndome, hasta ver qué sucede— estoy igual de preocupada y asustada que tú, pero al menos no pienso quedarme aquí parada llorando solo para obtener noticias o señales.

Con la incertidumbre de la capacidad que a mis piernas le quedan, me levanto volviendo a caminar por la acera, sin poner pie dentro de casa.

—¿A dónde vas? —apenas ve cómo comienzo a alejarme, se alarma, alzando el tono con cautela siguiendo por detrás mis pasos.

—A intentar hacer algo en vez de quedarme parada con los brazos cruzados.

Con la adrenalina de corromper las palabras infrangibles de mamá, caminó sin pensar en darle importancia a lo que diga al respecto de mi decisión.

Elevo la cabeza, sintiendo un punzante martillo clavándose en mi cabeza, pero aun manteniendo la disposición sobrante para comprobarlo frente a todos que esa lacra arrogante no puede estar en peligro, no se lo he permitido, aún no ha recibido mi patada ninja como para correr riesgo.

Aún no es su momento.

—¡Hija, no estás en condición, vuelve aquí! —sus gritos insistentes desde la entrada de casa quedan como palabras sordas al pasar por mi cabeza.

Estoy dejando atrás a mi yo cobarde y poco eficiente, tomando por primera vez una iniciativa útil.

Y no permitiré ni siquiera que las sagradas instrucciones de mamá me detengan.

Saco rápidamente mi celular, marcando inmediatamente al número de Jeon.

Primer intento;

Fracaso.

Segundo intento;

Fracaso.

La tercera es la vencida;

Vaya, una propaganda me ha estafado.

Cuarto intento;

Y nada.

—¡Maldita sea, contesta maldita desgracia de dos pies! —no negaré que mientras más pasa el tiempo y menos señales de él me quedan por añorar, más desesperación y preocupación se me sube a la cabeza—. Vamos SunHee piensa —luego de haberme alejado unos quince minutos de casa, me detengo en seco a pensar en estrategias más útiles—, si fuese él... —miro a todas direcciones encontrando poco a poco el destino de mi enigma mental— a donde iría...

B i g  B o y      © (fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora