Con tan solo gritar aquello soy finalmente liberada de Jungkook permitiendo que corra lista para lanzarme sobre los acogedores brazos de la abuela, ansiosa de sentir su dulce olor a pie de berries y esas empalagosas palabras de bienvenida junto con el infaltable apretón de mofletes.
No la veo con tanta frecuencia gracias a la distancia a la que ellos viven, pero con mayor razón aprovecho cada instante que tengo al estar junto a ella como si fuesen únicas, recibir esa sobredosis de dulzor de su parte repleta todo el resto que entre familia no nos damos al ser de tratos más bruscos que lo apegado a la delicadez.
—Mi hermosa muñeca, cada vez creces más —me sujeta el rostro entre sus manos mencionando lo mismo de siempre a pesar que la etapa más notoria de crecimiento ya la haya pasado.
—Mírate a ti, sigues igual de joven y radiante abuela —estás cómo el vino; fue lo que más quise decirle entre esas palabras pero me lo trague para mi risa interna.
—Ay cariño, ya ves que me sonrojo —riendo se adentra en la casa con nosotros atrás de ella, invitándonos abiertamente a pasar dentro de casa—. El abuelo va a estar ansioso por abrazarte eres la última que le falta abrazar.
Luego de que ella entrara, recibo una pequeña zancada de parte del destacable sujeto que llevo a mi lado causando que me tambalee como un jabón a punto de resbalar.
Al sobrevivir y estabilizar nuevamente mi equilibrio, me detengo observando cómo él se agacha hasta dejar su cabeza al nivel de mis rodillas.
—¿A qué vino todo eso?
—Tu zapato.
En cortas palabras indica que los cordones de mi zapato claramente están sueltos y él como si fuese una profesora de primaria, me reprocha aquel detalle amarrándose nuevamente por su cuenta.
—Ya veo... —sin saber qué más decir, miro desde arriba lo que hace algo avergonzada de mi percance.
—No es justo.
—¿Qué cosa, el que me los hayas amarrado tú?
—No, no es eso —en medio de su acción habla mirando intercaladas veces hacia arriba, enganchando con mis ojos—, solo que a tu abuela le das todos los abrazos y besos del mundo y yo tengo que rogar como condenado —se endereza por completo observándome ahora con la altura de su lado dándole ventaja para opacarme con mi distintiva estatura de Gnomo.
Hey podre ser enana, pero siempre orgullosa de serlo.
—Diablos señorito —río bromeando para quitar un poco de la sorpresa que me llevo su comentario—. Tenerle envidia a una señora mayor no se ve de la mejor manera —sin más entro riendo silenciosamente, gracias a sus infantiles palabras.
[...]
Luego de haber disfrutado de los festines excesivos que la abuela prepara cómo si hubiera más de 50 personas, todos los adultos de la casa decidieron dejar su día hasta allí e irse a dormir de una vez por todas.
"—Les queda todo el primer pisto a ustedes los jóvenes, son libres siempre y cuando no monten una fiesta aquí abajo."
Esas fueron las últimas palabras de mamá antes de subir al segundo piso con SeYun ya en su quinto sueño y un pequeño hilo de baba asomándose por su boca.
En pocas palabras, yo tengo que compartir la única habitación sobrante en el primer piso, con estos dos simios con la energía más duradera que la de un Nokia ladrillo de los 90's y esos si que duraban una semana sin ni un poquito de recarga.
Y para rematar, la competencia en ver qué cama consigue quien, está en juego al saber que hay una litera y solamente una cama individual. Sacar a Jeon del camino, será cosa fácil, el gran problema está en Taehyung, quien me observa desafiante desde el otro lado de la mesa mientras devora algunas sobras que encontró en la nevera lentamente. Sé que él quiere ganar esa cama individual, pero en esta ocasión, haré lo imposible para ganar y nada ni nadie se pondrá en mitad de mi camino.
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B i g B o y © (fanfic)
FanfictionOh, Jeon Jungkook... No me recuerden nuevamente el nombre y la actitud de ese bombón bañado en arrogancia, su nombre me aparece hasta en las alcantarillas. Básicamente estas hablando de uno de los seres más sensuales que muchos han podido ver en el...