1."Aisha"

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Capítulo veintidos.

Culpar a los demás siempre resulta más fácil,es la alternativa que muchas veces tomamos para no cargar con ese peso insano que nos mata en silencio.

Es por eso que cuando la tia de Kathlein está frente a mí nunca contesto,yo...la comprendo.

Comprendo muy bien que necesita a alguien en quien pueda depositar esas emociones que tiene atascadas en el pecho y no pueden dejarla vivir.Esas que llegan a sofocarte y son la única razón que prueba que aún sigues con vida.

La comprendo,por qué de una u otra manera yo hago lo mismo.

—¿Aisha,me estas escuchando?,¿Aisha?,¡¿Hoola?!,¿Estoy pintada o qué coño?—Lo primero que llega a captar mi atención son unos dedos pálidos moviendose muy cerca de mi rostro,luego es el sonido de los chasquidos que hacen cuando coalicionan entre sí y mucho después es la voz de fondo que cada vez se vuelve más clara e insistente.

—¿Qué?—Eso es lo único que logro articular luego de parpadear cómo mi televisión antes de que estuviera apunto de quemarse.

—¡Joder chica!,Tal parece que estoy más de una hora hablándole al viento por que claramente tú ni siquiera tomabas atención ni a tu existencia.—Remojo mis labios y me detengo cuando ella se posiciona frente a mi.

Con los brazos cruzados,un ceño levemente fruncido y ese mismo extraño movimiento que tiende a hacer su boca cuando está cabreada.

Aparto la mirada cuando no soy lo suficientemente valiente como para sostenerla,creo que eso me da un corto tiempo en el que me encargo en analizar el lugar donde me encuentro y eso hasta me parece triste ya que comprueba que estuve sumida en mis pensamientos más tiempo de lo que me gustaría.

—¿El centro comercial?—murmuro de manera confusa por que lo último que recuerdo es que estaba en mi habitación acostada sobre mi cama,esperando a que mi madre volviera del doble turno que hizo anoche.

Escucho un bufido y es ahi que volteo hacia la pelirroja que me mira con ganas de querer golpearme.

—¿Fuiste a mi casa para traerme de compras?—Estoy intentando adivinar que diablos hago aquí,pero trato de disfrazar ese aturdimiento con una sonrisita forzada que obviamente sólo hace que mi tormento rojizo frunza más el ceño.

—¿Quieres que te golpee,cierto?—Amenaza sin ningún astibo de broma a lo que yo le doy una mirada culpable.

—Lo lamento—Digo,por que es lo único que siempre sale de mi boca cuando me equivoco.

Me das lástima,Smith.

Las palabras que poco a poco han empezado a perseguirme rebotan como un eco frío dentro de mi cabeza y aunque no quiero creerlas,mi estabilidad racional no es suficiente para decir "¡Deténgase!".

—¿Sabes qué?,ya está.Necesito hacerlo—Antes de que haya terminado de formular la pregunta,sus manos ya se habian dirigido hacia la pequeña y brillosa cartera que hace unos dias se compró por que decía que conmigo la necesitaría—..por que te juro que no sé si aguantaré más las ganas de sacudirte hasta que reaccione ese terco cerebro que tienes.

Pestañeo dos veces como una acción que siempre hago cuando estoy confundida,ni siquiera entiendo como es que ese celular casi al tamaño de una tableta cabe dentro de esa mini cartera.

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