2."Aisha"

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Capítulo veintitres.

—Llegué.

Lo primero que siempre hago cuando llego a mi casa es sacar con torpeza lo que sea que tenga molestando mis pies,a pesar del tiempo que llevo viviendo de nuevo aqui,esa costumbre sigue viniendo como si mi cuerpo estuviera aferrandose en no olvidarlo.

Meneo la cabeza ligeramente en el momento en que me pillo desviando mis pensamientos por otro lado.

Seguir adelante,¿recuerdas Aisha?

Inhalar profundo dos cortos segundos son suficiente cómo para que cuando mis pulmones se desinflen,el control de mi mente vuelva a llevarlo yo.

—¿Mamá?—Cuestiono con el ceño fruncido una vez escucho el ruido proveniente de la cocina,que casualmente es la única luz que sobresale en toda la penumbra sala.

¿Desde cuándo está todo oscuro?.
Suspiro mientras dejo la pequeña bolsa de comida que me dio mi jefa y los calzados,tirados en el rincón de la entrada.

"No te alarmes".Mi conciencia sabe dar buenos consejos en momentos como este,eso es algo que no sabía.

Caminar en medias con demasiada lentitud trae el eco de la palabra "precaución" a mi mente,cosa que no soporto pues mi cuerpo empieza a temblar y el ruido que hace mi respiración al acelerarse,empieza a molestarme.

—¿Quién anda..

—¡MIERDA SANTA!—Sofoco el chillido con las manos cuando el agudo grito de mi madre,junto con el sonido quebradizo de unos platillos,se apoderan del silencio.

Creo que salté hacia atrás por el susto,ya que me doy cuenta cómo algunos vidrios estuvieron muy cerca de llegar a alcanzarme.

—¡Hija,eras tú!,¡JESÚS MARIA!.Mira nada más lo que me hiciste hacer..—Lleva una de sus manos hacia su pecho y otra a su frente,pero de una manera que no considerarías dramática,es muy real,como si con ese gesto estuviera gritando un : "¡Santo cielo,que desastre!"

—¡¿Qué?! , ¡¿yo?! ¡Si fuiste tú la que causó esto!—Picada le reprocho lo obvio,luego de haberme tomado unos segundos para superar el shock y absorber lo que sucedia.—¿A quién se le ocurre apagar las luces de la sala y dejar solo la de la cocina prendida? ¡Por dios!

Los ojos marrones de mi madre ruedan con una sincronía que ovbiamente da a entender que soy un caso a parte.

—Sabes que la luz a subido estos dias y estar con la casa alumbrada,siendo yo la unica habitandola,me parece un desperdicio—Me da una de esas miradas ovbias muy comunes a las que regalo constantemente cuando las personas me parecen estúpidas.

Que feo es estar de este lado. Aprieto los labios por ese pensamiento.

—Pero..

—Asi que hoy sali temprano de mi turno gracias a que hubo un percance con la Señora Wyle—Comenta moviendose en la cocina como si no supiera que va a buscar.

Niego con la cabeza—¿Qué le pasó?—pregunto moviendo los pies en el mismo lugar,uno sobre otro repetidas veces.

—Nada grave,como siempre se "desmayó"—Lo dice con diversión y yo reiría si pudiera dejar que la emoción me embargue de una manera real.

—Ahí está...entonces ¿cuál era la ocasión?—Ella chasquea sus dedos con alivio al encontrar los objetos que necesitaba luego de haber escuchado mi indicación.

—Un festival,supongo que la Señora no quería faltar a ninguno—Parece recordarla por que sonrie moviendo la cabeza con un gesto cariñoso.

—Muy Wyle—Concuerdo.

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