- 18. La noche del cazador -

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10 Días antes de la Colisión.

O F F E N D E R

Dolió.

Dolió ver a Alexander desmoronarse y no poder ayudarle a levantarse, no con la interrupción de terceros.

Su madre e Isabelle corrieron en su auxilio, era claro que la oportunidad se había perdido.

El Offender se quedó cerca lo suficiente para ver como el oficial tomaba la bolsa de las manos de Alexander, era evidencia después de todo, sería un gran problema si se dañaba.

Maryse le ofreció su mano a Alexander, Isabelle se encontraba a su costado, juntos subieron al auto, perdiéndose en el oscuro horizonte.

La mirada del Offender regresó a la asquerosa habitación de motel.

La tarea de matar a Matías y montar ese estúpido escenario había sido del todo agotadora y desesperante. Debe admitir que disfrutó jugar con la mente de Matías, las drogas en realidad eran maravillosas como tortura.

Nunca olvidaría el rostro de Matías al rogar misericordia, pero Matías había fallado en dos trabajos y sabía demasiado, simplemente no podría dejarlo escapar.

Además, Matías había cometido el grave error de poner los ojos sobre Alexander, su Alexander.

Oh, la mirada de Alexander, tan vacía y perdida sería un recuerdo difícil de olvidar, pero el Offender sintió que en sus manos era el único lugar en que Alec volvería a ser él mismo.

Se hizo una promesa de darle todo a Alexander, todo lo que él deseara, ya no habría límites entre ellos. El tomaría a Alexander como su propiedad, porque después de todo el Offender también era propiedad de Alec. Acaso no era eso lo que todos deseaban ¿pertenecer a alguien?

Con una última mirada al lugar salió por la parte trasera, ya en su auto la felicidad lo atravesó, estaba a semanas de tener a Alexander, no podía esperar para ejecutar su plan.

Había planeado por días, como lo alejaría hasta que Alexander no tuviera amigo alguno que se preocupara por él, pero las cosas no salieron como esperaba. Involucrarse de primera mano en la muerte de Jace fue su primer error, añadiendo a eso la intromisión de Alec. Sabía que debió deshacerse de más personas, pero una muerte más y no sería difícil comenzar a atar cabos y alterar a la población, lo que llevaría al pueblo a un estado de alerta.

Aún así, estaba conforme con el paso de las cosas.

Ya tenía el siguiente plan a ejecutar, primero establecería la distracción, como consiguiente una carnada que llevaría al aislamiento.




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El Offender entró al pequeño cuarto. Se sentó frente a su pequeña obra de fotografías, colocó unos audífonos sobre sus oídos y dejó que la música sonara.

La música era la que lo entendía, y por tanto hablaba por él.

No hagas preguntas que no quieres saber. Aprendí mi lección hace demasiado tiempo. Estar hablando contigo, belladona, debería ser una pausa, no una coma. Tomo lo que quiero cuando quiero.

Y te quiero a ti.

El Offender sonrió, el tipo de sonrisa que ocasionaba escalofríos.

Malas, malas noticias. Uno de nosotros va a perder. Yo soy la pólvora, tú eres la mecha. Solo añade algo de fricción.

Recordó la suavidad de los labios de Alexander sobre los suyos, se había sentido como tocar el cielo por unos segundos.

Eres mi extraña adicción, eres mi extraña adicción. Mis doctores no pueden explicar mis síntomas o mi dolor, pero eres mi extraña adicción. Lo siento, lo siento muchísimo, creo que solo me quedé en el alivio.

¿Era tan poco probable que Alexander lo quisiera por ser él mismo? Muchas veces se planteó si él era el problema, si él colocó la muralla que los separó.

Pero, en realidad el Offender no vio que Alexander guardaba por él un amor diferente, único y especial.

Él no veía amor en Alexander, siempre sintió que él era el que aportaba y creaba los cimientos que los mantenían a flote.

Pero el Offender quería más, nunca tendría suficiente de Alexander, y si eso implicaba tener que jugar sucio lo haría, una y mil veces más, todo con el sentido de tener a Alexander.

Fiebre mortal, por favor nunca llegues. Se mi calmante porque no suelo auto medicarme. Y quema como ginebra y me gusta. Pon tus labios en mi piel y podrías encenderla. Duele, pero sé cómo ocultarlo, puede que me guste.

El Offender sabía que su adicción a Alexander no era simplemente deseo carnal, sí el deseaba el cuerpo de Alec, como cualquiera lo haría, pero, el veía más allá. Él quería todo de Alec, su alma, su corazón, cada fibra de su ser.

Nunca se conformaría con menos. Lo había hecho hasta ahora y eso quemaba cada día.

Sabía que Alexander nunca lo querría como él lo hacía, pero en el riesgo podría encontrar la victoria.

Además, ¿qué otra opción tendría Alexander?

Muerdo mi vaso, me prendo fuego. ¿No puedes notar que soy grosero? ¿No puedes notar que estoy cableado? Dime que nada dura, como si no lo supiera.

La necesidad de tener a Alexander lo sumergía en un estado de ansiedad.

Oh sí, el necesitaba tanto de Alexander.

Se levantó de su lugar y tomando su chaqueta salió con un rumbo ya muy memorizado.

El Offender conocía cada entrada y salida de la colonia en la que Alexander vivía, no era problema para él el pasar desapercibido.

Llegó con marcado entusiasmo a la casa Lightwood, pero las luces estaban apagadas y las ventanas cerradas.

La rabia lo atravesó, no podía esperar más, pero la solución era simple.

Era hora de acelerar su plan.

Mis doctores no pueden explicar mis síntomas o mi dolor, pero eres mi extraña adicción.












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Primero, ¿qué tal el capítulo?🙊

Segundo, ¿vieron el capítulo 3x19 de Shadowhunters?😭


Every Breath You Take (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora