- 30. Fuego de infierno -

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Día de la Colisión

M A G N U S

Después de decirle a Alec lo mucho que lo amaba, Magnus se relajó en su silla. Dejando que el dolor que había estado sintiendo los últimos días tomara el control. Estaba agradecido porque finalmente sería libre, aunque no de la forma que esperaba.

¿Quién hubiera dicho que aceptar la derrota sería su salvación?

Magnus sintió cuando Sebastian entró a la habitación, no se molestó en abrir los ojos. Y cuando las manos de Sebastian lo desataron, se dejó llevar, pensando que era su hora.

Casi gimió cuando tocó el suelo, esperando lo que sea que Sebastian haría para quitarle la vida. Pero Sebastian lo dejó ahí. Magnus pudo verlo acercarse a Alec y decirle algo.

¿Era el momento que había esperado? ¿Podría ser...?

Magnus movió las muñecas y los tobillos apretando sus dientes del dolor. Sin embargo, eso lo reconfortó, estaba libre, y con un último esfuerzo se levantó en silencio justo cuando Sebastian se volteaba con Alexander apoyado sobre él.

Magnus se abalanzó sobre él, Alexander fue rápido y se apartó cayendo junto con la silla hacia el lado contrario. Sebastian estaba muy sorprendido para actuar.

Magnus gruñó y le pegó en el rostro con los puños, ignorando el dolor de sus heridas. Sintió bajo sus dedos como la nariz de Sebastian se removió de su lugar. El último golpe sacó a Sebastian de su shock y rápidamente comenzó a patalear para quitarse a Magnus, pero este se aferró con fuerza y siguió peleando.

Sebastian aprovechó su punto débil y le pegó un puñetazo en las costillas. Magnus, sin poder evitarlo se llevó las manos a su costado, jadeando de dolor.

Sebastian se abalanzó sobre él y lo golpeó de nuevo, pero el peso de su cuerpo fue retirado al instante.

—¡Suéltame!

Alexander tiró con fuerza de las piernas de Sebastian. Sebastian pataleó para zafarse de su agarre, pero Alec logró llevarlo lejos de Magnus, le dio una patada en su parte baja asegurándose de que con eso se quedara quieto, y se aproximó para socorrer a Magnus.

Magnus se incorporó para ver como Sebastian tomaba el tobillo de Alexander y lo jalaba hacia atrás. Alec gritó cuando su tobillo se dobló en un ángulo peligroso, finalmente cayó al suelo.

Magnus se paró de su lugar con furia. —Pagarás por esto, pagarás por todo.

Sebastian también se levantó ignorando a Alexander, se limpió la sangre que escurría por su nariz y sonrió de forma torcida.

—Que quede claro, lo he disfrutado tanto.

—¡Hijo de perra!

Y con eso ambos comenzaron a pelear. Magnus podía sentir como su cuerpo poco a poco perdía la fuerza, como el dolor lo consumía, pero estaban tan cerca, así que se agarró de su dolor y lo convirtió en su fuente de poder.

Descargó años y años de furia con él, cada golpe, cada lágrima que él había derramado por los abusos de su Nathan, los libró ahora. También vengó a Alexander, a Alexander que ahora lo necesitaba.

Recobrando sus sentidos soltó a Sebastian con fuerza, Sebastian tenía los ojos cerrados y respiraba con dificultad. Estaba inconsciente.

Magnus se acercó a Alexander que estaba intentando levantarse.

Le ofreció la mano, ayudándolo a ponerse de pie a su lado.

Se miraron. Por fin había terminado. Eran libres. Alexander se lanzó sobre él, abrazándolo con fuerza.

Every Breath You Take (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora