- 27. Si no puedo convencer al cielo, moveré los infiernos -

364 39 21
                                    

Día de la Colisión

A L E X A N D E R

¿Cómo te despedías del amor de tu vida? ¿Cómo le decías que no sabrías si volverías? ¿Cómo pronunciabas un adiós?

No lo hacías, se respondió Alec, no te despedías y no hacías promesas que no sabías si podrías cumplir, simplemente le hacías saber que lo amabas y que lo harías siempre. Le dedicabas una última mirada, no una triste, sino que la mejor de tus miradas. Le sonreías, mostrándote fuerte, aunque el corazón se te rompa cuando veas sus ojos tristes.

Y luego salías, sin mirar atrás, listo para enfrentar lo que se te pusiera enfrente.

Eso fue exactamente lo que Alec hizo esta mañana, luego Sebastian vino por él como prometió.

Lo desató con cuidado e ignoró las quejas e insultos de Magnus, hasta que Magnus se rindió e hizo algo que Alec no esperaba, y luego se reprendió mentalmente por no esperar eso de Magnus, era obvio que lo haría. Magnus le rogó a Sebastian, le imploró dejar a Alec libre, eso fue lo que captó la atención de Sebastian.

—Magnus Bane, realmente estás rogando algo de mí—sonrió y Alec quiso romperle los dientes —. No creí que eso se sintiera tan bien.

Magnus ignoró el tono engreído de Sebastian.

—Por favor, Sebastian, déjalo libre. Lo quieres, lo sé, y por ese amor debes dejarlo irse. Haré todo lo que me pidas.

—Aprecio tu oferta, Magnus, pero no eres tú al que quiero.

—Por favor, por favor. No le hagas daño.

—Debí deshacerme de ti desde hace mucho.

—Magnus, basta—Alec decidió interrumpir al ver el temperamento de Sebastian encenderse—. Sebastian, vamos.

Sebastian sonrió con autosuficiencia, luego se dirigió a Magnus.

—¿Ves?, te dije que sólo seríamos él y yo, después de todo Alec ya lo aceptó es hora de que tú lo hagas.

Luego continuó desatando a Alec, lo sujetó con fuerza de las muñecas y lo sacó de la habitación.

La fe, la esperanza y el espíritu de Alec murieron un poco al ver la puerta cerrarse tras ellos.




---




Alec observó con detalle a Sebastian, se le veía emocionado como si esto fuera una historia de amor real, incluso se había arreglado más de la cuenta y había peinado su cabello. 

Alec vio con orgullo que el arañazo con el tenedor había dejado su marca en el rostro de Sebastian.

Decidió también observar su entorno.

Ahora caminaban por los pasillos de la vez anterior, esta vez estaban mejor iluminados y Alec pudo observar que había algunas puertas a los lados, debían estar edificio de apartamentos -uno abandonado hace mucho-, esta vez doblaron hacia otro corredor y subieron por las escaleras hasta llegar a una única puerta.

Entraron a una habitación, era pequeña en realidad. La mayoría de muebles habían sido retirados; había un armario ubicado en la esquina, un comedor con dos sillas en los laterales, un escritorio pegado a la pared del fondo y parecía que hubiera muchos papeles pegados en la pared arriba de este, pero la vista de Alec se quedó en la cama que estaba al fondo, había pétalos de rosas, de hecho, estaban por toda la habitación cubriendo las baldosas blancas.

Every Breath You Take (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora