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"When you find yourself in a hole, don't look for a ladder to get out.  Keep digging until you find hell."


La noche envolvía con su manto oscuro el sórdido club de lucha clandestina, sumiéndolo en una penumbra inquietante mientras regresaba después de meses de ausencia. A pesar de los frustrantes giros que la búsqueda había tomado, mi determinación no había menguado. La sola entrada al club era suficiente para percibir la tensión en el ambiente; todo parecía extrañamente distinto, como si las sombras que se cernían sobre aquel lugar oscuro fueran más profundas que nunca.

El sonido amortiguado de la multitud me rodeaba mientras avanzaba entre la penumbra hacia el ring. Ajusté mis vendas con meticulosa precisión, sintiendo la presión en mi pecho y las mariposas en el estómago. Estaba ansiosa por enfrentar a otro rival, mi corazón latía con fuerza, mezclando la emoción y la incertidumbre que siempre me invadían antes de cada combate. La adrenalina fluía por mis venas, y mi mente se concentraba en el inminente enfrentamiento.

El combate empezó y me entregué por completo a la pelea, mis movimientos eran precisos y agresivos, demostrando mi destreza en el arte del combate cuerpo a cuerpo. La multitud rugía con cada golpe y caída, sus gritos eufóricos se fundían con mi respiración entrecortada. En medio de la refriega, podía sentir el pulso acelerado de la vida en cada poro de mi piel.

No obstante, la competición en el ring no era lo único que capturaba mi atención aquella noche. Mi mirada se desviaba constantemente hacia Oliver, quien permanecía en medio de la multitud. Sus ojos ya no reflejaban el brillo dulce que solían tener; ahora estaban opacos, como si hubiera perdido algo importante. 

Finalmente, salí victoriosa del enfrentamiento, dejando a mi oponente en el suelo. El rugido de la multitud era ensordecedor, y mientras recuperaba el aliento, mis pensamientos volaban hacia Oliver. Sin embargo, no tuve tiempo para procesar lo ocurrido, pues pronto este apareció frente a mí. Su presencia me sobrecogió, pero rápidamente me percaté de que algo andaba mal.

—Hola, Hell —saludó Oliver, pero sus palabras sonaban carentes de emoción.

—Hola, Oliver. Te ves diferente, ¿todo bien? —pregunté con presunta preocupación, pero mi mirada estaba llena de confusión.

—Sí, lo estoy. No tengo tiempo para charlar, nos vemos luego —respondió Oliver con brusquedad, apartándose rápidamente y dirigiéndose hacia la oficina de Lucian.

Me quedé paralizada por un momento, sin saber cómo reaccionar ante la actitud fría de Oliver. Algo no encajaba en toda esa situación, y estaba decidida a averiguar qué estaba sucediendo. Sin perder tiempo, decidí seguirlo sigilosamente hasta la oficina de Lucian, oculta tras las sombras del club.

Desde mi escondite, pude escuchar parte de la conversación entre Oliver y Lucian. Las palabras se mezclaban con el tintineo de las botellas de alcohol, y las risas forzadas parecían enmascarar algo más profundo.

—Lo tienes —dijo Lucian en tono conspirador—. ¿Puedo confiar en que te deshagas de ella?

La sangre se me heló en las venas al escuchar aquellas palabras. ¿Estaban hablando de mí? La furia y la determinación se entremezclaron en mi interior, alimentando mi voluntad de llegar al fondo de la verdad.

—Por supuesto —respondió Oliver, su voz ronca y sin emoción—. Haré lo que sea necesario.

Me sentí traicionada y confundida al mismo tiempo. Un atisbo de curiosidad se filtró en mi mente al ver tal faceta tan oscura en el dulce y amable Oliver que alguna vez conocí. Sin embargo, en lugar de salir de mi escondite y enfrentarlos en ese momento, decidí esperar y observar. Necesitaba saber más antes de actuar.

FLEMINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora