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"Under the luminous guidance of the moon through the darkness, her eternal dwelling within the shadows unveils the profound truth that light often emerges from concealed depths."



Desperté en medio de un mareo intenso, una punzada en la cabeza que hacía eco en cada pensamiento. Mis párpados pesaban y la conciencia regresaba gradualmente a mí. La oscuridad en la habitación me obligó a parpadear varias veces antes de poder ver con claridad. Cuando finalmente logré enfocar la visión, me di cuenta de que mi situación era desoladora.

Mis extremidades estaban encadenadas al techo, las cadenas gruesas y pesadas oprimían mis muñecas, haciéndome sentir impotente y vulnerable. El entorno en el que me encontraba era lúgubre y opresivo, una especie de celda oscura con muros de concreto que parecían absorber la luz. Solo una rendija en la pared dejaba entrever un destello de lo que podía ser el exterior, pero estaba demasiado alta y estrecha para que pudiera ver más allá de unos pocos centímetros.

En mi mente, un coro de voces comenzó a susurrar, murmurando palabras de reproche y autocrítica. Cada voz era como un eco de mis propios temores y dudas, como si las sombras de mi conciencia se hubieran materializado para atormentarme. Me decían lo estúpida que había sido al caer en esta trampa, que nunca debí haber seguido a esa persona desconocida por las calles de Nueva York.

Cada pensamiento era como un latigazo, recordándome cada detalle de mi error, cada señal que debería haber notado, cada oportunidad que había perdido para evitar este oscuro destino. El dolor palpitante en mi sien se intensificaba con cada voz que se unía al coro de críticas, como si cada palabra fuera un golpe que resonaba en mi cabeza.

Grité al aire, suplicando que las voces callaran, que me dejaran en paz. Mi voz rasgada y desesperada llenó la celda, reverberando en las frías paredes de concreto que me rodeaban. El silencio que siguió fue opresivo, un contraste agudo con la cacofonía de acusaciones previas. Mi respiración seguía siendo entrecortada, mis pulmones luchaban por recuperar el ritmo normal después del arrebato emocional. Mi corazón, por otro lado, latía desbocado en mi pecho, como un tambor ensordecedor que recordaba la urgencia de mi situación.

En ese momento, la celda se sumió en un silencio perturbador, solo roto por el sonido de mi propia respiración agitada. La oscuridad y la incertidumbre eran mis únicos compañeros, y mientras luchaba por recuperar la calma, sabía que mi lucha por sobrevivir en este lugar oscuro y desconocido apenas comenzaba.

Entonces, la puerta chirrió al abrirse, revelando una figura alta que se recortaba de manera imponente contra la luz que se filtraba desde el pasillo. La penumbra y la incertidumbre rodeaban su presencia, ocultando sus facciones y sus intenciones en una atmósfera cargada de misterio. El pasillo, apenas iluminado por una tenue luz, proyectaba sombras alargadas a lo largo de sus contornos, aumentando la sensación de inquietud en la habitación.

A pesar de la confusión que sentía, me esforcé por mantener la cabeza en alto, mi mirada desafiante. La situación era desconcertante, pero estaba decidida a no mostrar debilidad en un momento en el que cada gesto, cada palabra, podían tener consecuencias desconocidas.

El hombre, al acercarse, emergió gradualmente de las sombras, su silueta tomando forma en el escaso resplandor del pasillo. Mi corazón dio un vuelco al reconocerlo. Era Doren White, el hermano del jefe de operaciones, Darren. La sorpresa momentánea me dejó estupefacta, pero rápidamente recuperé la compostura. Fruncí el ceño y tensé mi postura, tratando de ocultar cualquier rastro de emoción alguna que pudiera delatarme. Sabía que enfrentaba una situación peligrosa y que no podía permitir que mi adversario viera señales de debilidad en mí.

El aire se llenó de una tensión palpable mientras Doren se acercaba, su mirada inexpresiva. No sabía qué estaba haciendo aquí ni cuáles eran sus intenciones, pero estaba decidida a enfrentar cualquier desafío que se presentara. En ese momento, la incertidumbre y el misterio rodeaban a Doren White, y la celda oscura parecía un escenario propicio para un enfrentamiento cuyas consecuencias eran aún desconocidas. Cada detalle del entorno, desde la siniestra iluminación hasta el rostro imperturbable de Doren, contribuía a la atmósfera opresiva de la escena, aumentando la sensación de que algo grande estaba en juego en ese encuentro enigmático.

FLEMINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora