"Then you discover that the monster you were running from is the monster inside you."
"El suave resplandor de la mañana se filtraba a través de las cortinas entreabiertas, llenando la habitación de un matiz dorado. Sin embargo, la tranquilidad que debería acompañar a ese amanecer se desvaneció rápidamente cuando el llanto desgarrador de una mujer rompió el silencio. Los rayos de sol se volvieron inquietantes, como si llevaran consigo el peso de la tristeza que envolvía la habitación.
Mis párpados pesados lucharon por abrirse mientras mi mente se desvanecía lentamente entre los fragmentos del sueño. Pero mi intento de levantarme de la cama fue detenido de inmediato por las frías esposas que aprisionaban mi muñeca izquierda. La habitual sensación de estar encadenada y limitada en mi propio espacio se apoderó de mí una vez más.
Con la vista aún borrosa por el sueño, alcancé a distinguir el reloj que reposaba sobre la mesita de noche. Sus agujas marcaban las seis cuarenta y siete de la mañana, y mi corazón comenzó a palpitar con una mezcla de confusión y preocupación. Me senté con torpeza en la cama, las esposas recordándome constantemente mi condición de prisionera. Intenté frotarme los ojos con la mano derecha, buscando disipar la somnolencia que me embargaba.
Fue en ese momento que logré identificar el origen del llanto que me había despertado. Era la voz de mi madre, ahogada en lágrimas y sollozos. Una oleada de temor recorrió mi cuerpo mientras gritaba el nombre de mi madre una y otra vez, desesperada por encontrar respuestas. Sin embargo, mis llamados no obtuvieron respuesta, y la sensación de desconcierto aumentó, amenazando con engullirme por completo.
Poco a poco, el llanto cesó, dejando en su lugar un silencio incómodo, solo interrumpido por los trinos melancólicos de los pájaros que se filtraban por la ventana. Aún preocupada y desorientada, me acurruqué en la cama, buscando refugio en el abrazo del sueño. Pero mi anhelo se vio truncado por el estruendo inesperado de la puerta de mi habitación al ser violentamente azotada por mi padre. Su aspecto desaliñado y desgarrador me dejó sin aliento, y supe en ese instante que algo terrible había ocurrido.
Fue entonces cuando recibí la noticia más devastadora de mi vida: mi hermano mayor, Reagan Fleming, había perdido la vida en un trágico accidente automovilístico. La revelación cayó sobre mí como una losa pesada, aplastando mis emociones y sumiéndome en una vorágine de sentimientos contradictorios. Si bien nuestra relación siempre fue tumultuosa, él seguía siendo mi hermano, un vínculo que la muerte no podía desvanecer.
Un manto de aturdimiento se extendió sobre mí mientras trataba de asimilar la pérdida. Durante aquellos breves momentos, me sumergí en un vacío emocional, incapaz de conectarme con el dolor y la tristeza que se esperaría en una situación como esta. En su lugar, una rabia ardiente se apoderó de mi ser, consumiendo cualquier otro sentimiento. Mi furia no solo estaba dirigida hacia el conductor ebrio que había arrebatado la vida de mi herman, sino también a mis propios padres, quienes me habían tratado como un monstruo, despojándome de mi humanidad y convirtiendo mi existencia en una agonía constante.
La desolación que envolvía mi hogar se reflejaba en el paisaje desolado que me rodeaba. El entorno, una vez lleno de vida y color, se había convertido en una pintura gris y desvaída. Las paredes de mi habitación, testigos silenciosos de mi encierro, parecían susurrar secretos oscuros mientras los rayos de sol se filtraban por la ventana entreabierta, dibujando sombras en el suelo desgastado.
Con el paso del tiempo, las precauciones asfixiantes de mis padres se volvieron aún más opresivas, como un manto que sofocaba cualquier atisbo de libertad. Mi madre, sumida en un mar de dolor y en su desesperado intento de encontrar consuelo, buscó refugio en la religión. Lo que comenzó como una forma de encontrar esperanza y sanación se convirtió rápidamente en un fanatismo desmedido que se extendió a todos los aspectos de mi vida. Las esposas que una vez habían sido un símbolo de control ahora se aferraban a mis muñecas como grilletes, restringiendo cada movimiento y recordándome constantemente mi condición de prisionera.
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FLEMING
Mystery / ThrillerUna mente retorcida y sin remordimientos, sumergida en un mundo turbio y desconcertante, donde los límites morales se desvanecen y la oscuridad se adueña de todo, deleitándose en el caos y la manipulación. Ella no busca redimirse, por el contrario...