cap 17: horny

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David POV
No podía conciliar el sueño, no sé por qué. Sencillamente hay días en que mi cuerpo y mi mente se ponen de acuerdo para joderme y no dejarme dormir. Por lo que hice todo lo que pude para tratar de dormir y lo conseguí.

Hasta que me despertaron unos sonidos extraños.

Al principio no los pude reconocer, pues se oían lejanos a mí, hasta que me di cuenta de que no eran "sonidos extraños". Eran gemidos suaves que desde hacía rato estaban llenando la habitación y que estaban detrás de mí.

Obviamente era _______. Verla así, con las ropas quién sabe dónde y solamente su piel contra la tela de las sábanas me excitaba, demonios, ¿A quién no? Estamos hablando de mi futura esposa después de todo.

Traté de ignorarlos, hacer caso omiso, cerrar los ojos con fuerza. Hasta que mis sílabas favoritas salieron de sus labios de repente —D..david— mis sentidos se agudizaron de un momento a otro y me abalanzé encima de ella, sin avisar.

Me miraba avergonzada, con el rubor llegando hasta las orejas y los ojos saltones —no hay nada que avergonzarse— susurré en su oreja.

No tiene ni idea de que me acabo de prender hasta las entrañas.

TN POV
Me miraba con una lujuria que parecía que iba a salirse de sus ojos. De un jalón tiró las sábanas, dejándome expuesta de una manera casi ridícula. Se mordió el labio. Me miraba de arriba a abajo y de abajo hacia arriba, como si fuese la primera vez que me viera desnuda. Aún eso no quitaba la sensación de vergüenza que impregnaba mis pensamientos.

Iba a decir algo, hasta que me calló con un beso. Sus dedos se deslizaron de una manera tortuosa hasta mi intimidad, masajeandome. —deja que yo me encargue de todo— solamente asentí. ¿Cómo carajos le iba a decir que no a semejante hombre?

Empezó a besar todo mi cuerpo. De mis labios a mi cuello, bajando lentamente hacia mis pechos. Succionó cada uno de ellos con suavidad, pero al mismo tiempo parecía que quería hacer esto desde hace mucho. Mi única respuesta ante todo esto fueron gemidos. Gemidos y más gemidos.

Abrió mis piernas de un momento a otro y comenzó a lamer, de manera tortuosa, exactamente como hace rato. Me agarré de las almohadas, como si me ayudasen a saciar mi excitación a través de apretarlas y estrujarlas.

No podía más, mis piernas temblaban, viajaba al cielo una y otra vez, hasta que se detuvo en el clímax de la situación. Me enojé, obviamente —aún no— dijo. Y de un momento a otro introdujo su miembro, aún así tratando de no hacerme daño.

Su nombre salió en forma de grito de mis labios y llenó toda la puta habitación. Giró sus ojos hacía mí y luego me dió una sonrisa burlona en respuesta.

—¡David!— grité, otra vez. Solamente rezo a los dioses por qué no se escuche por todo el hotel que estamos haciendo el amor. Agarró mi cintura con sus enormes manos y se profundizó más.

Ese fue mi punto de quiebre.

Mi vista se nublaba y viajé nuevamente al cielo. Pero mi estadía duró unos segundos, pues luego regresé a la tierra, a los brazos de David. Un líquido blanco me llenó por dentro y se combinó con mis líquidos.

Gracias a Dios que existen las pastillas anticonceptivas.

Lo que supe después es que el cuerpo de David cayó al lado mío con puro cansancio y que íbamos tarde a las grabaciones. ¡Las grabaciones! ¡Mierda! Todo estado de paz que llegué a tener se desvaneció en mis manos. Volteé a ver a David con una mirada desesperada —Teniamos que ir a grabar hoy— dije.

—¡Maldita sea!— miró el reloj del techo. Putas 12 de la tarde.

Creo que solo nos queda ir mañana, ¿No?

Behind the scenes; David Castañeda y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora