capítulo 5.

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EL MARIDO DE MI HERMANA.

CAPÍTULO 5.

Me mordió el labio inferior, sus dedos se enredaron en el borde de mi vestido, lo empezó a bajar, me agarró de las caderas empujándome contra su erección, metí las manos bajo su camiseta y empecé a acariciar su piel, sus músculos se tensaron bajo mis dedos. Me empezaba a derretir cada que pasaba su lengua sobre la mía, metió la mano bajo mi vestido y apretó mis pechos por encima del sostén, pude respirar cuando sus labios se apartaron de los míos. Sus labios pasaron a mi barbilla, suspiré e incliné la cabeza a un lado para que sus labios exploraran mi cuello y mi clavícula. Me dejé llevar por el deseo, pensé; que pase lo que tenga que pasar, sí, estaba un poco loca.

Menos mal en ese momento escuchamos que nos llamaron desde la sala, ambos nos alejamos de golpe. Me bajé del escritorio, acomodé mi vestido y mi cabello, empecé a echarme aire con un libro, tenía que disimular el calor de mi rostro. Luca se sentó en la silla, tomó un libro y lo apoyó tratando de ocultar ese bulto que quería romper sus pantalones. Cuando mamá abrió la puerta yo estaba sentada frente a él muy atenta a lo que él me estaba explicando.

—Chicos, ya voy a empezar a servir la cena.

Asentimos. Recogí todos mis apuntes y salí primero. Subí corriendo, entré a mi habitación, cerré la puerta y me recargué en ella. Solté todo el aire que contenía, me salvó la campana, ¿cómo pude llegar tan lejos? Se suponía que era un juego, pero terminé enredada en mis propios hilos. Aunque tenía que reconocer que esa sensación de adrenalina que sentí, me gustó mucho, era algo nuevo para mí.

Entré al baño y me lavé el rostro, tenía que refrescarme un poco. Retoqué mi maquillaje y bajé a la sala. Nuestras miradas se encontraron por unos segundos, sonreí y él alejó la mirada. Mamá nos indicó que la cena estaba lista, así que pasamos todos a la mesa.


—Cuñada que gusto volver a tenerlos por aquí, tanto tiempo sin verlos —comentó papá—. Luca, ya eres todo un hombre.

Empezaron a platicar, yo estaba sentada frente a Luca, de vez en cuando cruzábamos miradas.

—¿Luca, tú  tienes novia? —Indagó Vanessa—, cuéntanos  qué tal tu vida.

—No, para nada — bajó la mirada —  estoy enfocado en mi carrera, no tengo prisa, soy de los que piensan que las cosas llegan cuando tienen que llegar.

—Eso está muy bien, pero tú eres un chico muy guapo, te han de sobrar admiradoras —comentó mamá.

—¡Ay sí! —agregó mi tía —, ahí  donde lo ven tiene más de una enamorada.

—¡Mamá  por favor! —Habló Luca, se puso incómodo—, eso no importa.

Me miró.

—¿Alexia y tú tienes novio? —preguntó, había maldad en sus ojos.

Pero esa nueva faceta de él me gustaba mucho.

—No, estoy sola, mejor así.

—A mi hermana también le sobran los admiradores —,agregó Vanessa —, sólo que ella no se decide.

Solté una risita, tomé un poco de jugo.

—Ninguno cumple con mis expectativas.

—Ella es mi niña, no tiene porqué afanarse —comentó papá.

Todos soltaron una risita. Siguieron platicando. Luego pasamos a la sala, no participé en el tema de conversación así que me levanté y salí al jardín trasero. Levanté la mirada al cielo, que bonitas se veían todas esas estrellas. Busqué mi teléfono y le marqué a Lara, quería contarle sobre mi pequeña aventura, pero al parecer lo tenía apagado.

©EL MARIDO DE MI HERMANA. lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora